martes, 28 de septiembre de 2010

Veracruz: Lecciones de Desastres

José Luis Vivar

En los últimos días, los medios impresos y electrónicos han dado referencia de lo que ocurre en Veracruz. Ese mortal meteoro llamado “Karl” (o “Carl”), el cual, según los expertos, por la magnitud de sus consecuencias estuvo a 1 punto, sí un  punto, de considerársele un verdadero Tsunami. A la distancia, esta aseveración parece inverosímil. Para las víctimas, mayor desastre no pudo haber existido.  

            Al igual que en otras partes del mundo y del país, para los veracruzanos las probabilidades de vivir una experiencia de destrucción resultaban remotas. Lo que se ve en la tele no pasa ni puede pasar aquí, es lo que decían y decimos cuando se da información de una desgracia. Lamentablemente, lo imposible llega a suceder. Veracruz y parte de su estado lo están padeciendo.

            El 17 de septiembre queda registrado como el día del desastre. Lo que dio inicio en las primeras horas de esa jornada, no ha finalizado. Las pérdidas materiales son cuantiosas, pero resultan ser más las humanas; el desbordamiento de los ríos, canales y lagunas no parece tener fin. Nada menos en la región cercana al puerto han “nacido” 5 nuevos ríos. La ciudad porteña padece una tragedia con sus habitantes y sus más de 200 mil damnificados. Y todo porque esta vez el desastre no ocurrió en un punto distante, en las colonias marginadas como solía decirse. Nada de eso. El desastre ha sido compartido en todas las clases sociales, incluyendo el centro de la ciudad, el malecón, y otros sitios importantes.

            Además de esto, uno de los problemas más fuertes que enfrentaron los veracruzanos fueron los abusos de algunos comerciantes y de los políticos. Todos buscaron sacar provecho. Por ejemplo, en esos primeros días no había corriente eléctrica, razón por la cual el pan o las tortillas brillaban por su ausencia. Pero he ahí que los buitres hicieron su agosto. Un garrafón de agua se vendía en 100 pesos; la pieza de bolillo –frío desde luego-, se ofrecía en 5 pesos; cada huevo costaba entre 5 y 6 pesos. Y un pollo crudo, ¡200!

            Las baterías, necesarias para las lámparas de mano eran puestas a la venta en ¡300 pesos el par!   

            Lo peor de todo es que la gente que tenía recursos, pagaba por esos productos. Una vez más fue posible comprobar que la necesidad suele estar por encima de los abusos.

            En el caso de los políticos fue de lucimiento partidista. En las pequeñas poblaciones la ayuda era para sus simpatizantes, pero no se adentraban más allá de esos límites porque en el otro poblado está siendo administrado por otro gente, como suelen llamar a los que son opositores. Y mientras la gente encima de las azoteas a la intemperie, sufriendo por no ser del partido que podría brindarles ayuda en ese momento. Por fortuna, cuarenta y ocho horas más tarde la ayuda por parte del Ejército Mexicana y asociaciones civiles logró llegar a todas esas comunidades cuyo mayor pecado fue haber votado por otro partido. ¿Esa es la democracia que se vive en México? ¿Aun en momentos de angustia, desolación y pérdidas, está el aspecto político? Sí, porque esa es la realidad que se vive en este país.

            Lo que vive Veracruz, pero también Tabasco, Chiapas, una parte de los estados de Oaxaca y Guerrero, son finalmente lecciones de desastres que dejan como enseñanza la vileza, el abuso, pero también la esperanza y la solidaridad de los mexicanos. Otra lección, quizás la más importante sea: ¿Estamos preparados en Ciudad Guzmán y demás poblaciones del Sur de Jalisco para enfrentar las inesperadas contingencias?

            Hoy Veracruz necesita nuestra ayuda material. Los centros de acopio en la ciudad: Cruz Roja y Plaza Zapotlán siguen esperando. A manera de comentario, el sábado pasado mi hija y un servidor llevamos despensas. Fue triste comprobar que muy poca gente había acudido a dar un poco de lo que tiene y que hace tanta falta. Todavía es tiempo de ayudar, porque una vez más comprobamos que los desastres naturales no respetan la situación geográfica de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario