martes, 7 de junio de 2011

Paz y justicia con dignidad

José de Jesús Juárez Martín


La violencia en nuestra propia naturaleza humana, esta inserta como parte del temperamento que cada persona posee, es un potencial, una herramienta para vencer obstáculos y dificultades; sin embargo, no es lícito emplear la violencia en las relaciones sociales; porque la violencia no forma ni a la persona, ni construye comunidad a la que en alguna forma nos debemos, porque somos seres sociables por naturaleza. Cuando se emplea la violencia es un potencial social negativo, que se emplea con frecuencia al margen de la racionalidad y de las leyes que pretenden regular la convivencia armónica de los grupos.
La educación es el proceso social complejísimo, que contempla desde la formación inicial, familiar a los infantes, a que bajen su agresividad cuando a ellos no les place alguna situación, no serán responsables de sus actos porque son menores , pero los límites a su comportamiento deben estar entre la ternura maternal y firmeza al respeto y normas.  Todos somos agentes que educamos o deseducamos según sea nuestra conducta y hasta hacer o dejar de hacer, tiene consecuencias sociales;  inhibirse de la responsabilidad de corregir a hijos, alumnos, ciudadanos infractores de las normas morales, es fomentar la mal vivencia a futuro,  la finalidad educativa es sociabilizar las nuevas generaciones de acuerdo a las normas, leyes de convivencia actuales en nuestro entorno y es un proceso humano donde el ejemplo es el primer motivo para reproducir comportamientos adecuados o inadecuados.

La Historia nos muestra que la violencia, engendra mayor violencia, descartarla en la sociedad es utópico, reducirla, es el fin del proceso que llamamos educación pero nadie da lo que no tiene. La escritura lo menciona con nitidez “la palabra conmueve, el ejemplo arrastra”.

En un  momento histórico en que sociedad pide, exige a las autoridades: Paz, seguridad, compromiso. El gobierno y el ejército, afirman las autoridades, que también ellos es lo que buscan, gobierno y ejército tienen perspectivas diferentes a la población. La sociedad clama, reclama gobernabilidad, imperio de la ley, la justicia, que den como resultante la seguridad pública, la confiabilidad en las instituciones que están en crisis, ignoramos si avanzan  o se retraen las instituciones ante las organizaciones delictivas desbordadas que reclaman espacios sociales y geográficos para sus operaciones, como si fuera un derecho delinquir.

Hace cuatro semanas se cerró mega manifestación que llenó espacios públicos en Cuernavaca, los reclamos de justicia se potenciaron y la tristeza del poeta Javier Sicilia, se convirtió en rabia creativa y exigente de ¡Basta! Donde se proclaman exigencias dentro de la función ciudadana al Gobierno, asediado también por los gritos políticos de partidos que incluyen violencia en “manifestaciones pacíficas” y que incriminan todas las decisiones gubernativas.    

 Los seis puntos básicos para el deseado pacto por la paz y la justicia con dignidad, que se pretende acordar y firmar en una semana más en Ciudad Juárez el 10 de junio, ciudad agredida desde siempre por los ilícitos impunes, por las mujeres asesinadas, por caracterizarse de ser territorio de poca ley. ¿Será remembranza del “halconazo de 1970”? Algo que no es permitido es que el estado en sus funciones de ordenador, utilice métodos fuera de la ley.

Los puntos del pretendido pacto para la “paz y la justicia con dignidad” se sintetizan en
1.      Exigir verdad y justicia.
2.      Poner fin a la estrategia de guerra y asumir un enfoque de seguridad ciudadana.
3.      Combatir la corrupción y la impunidad.
4.      Combatir la raíz económica y las ganancias del crimen.
5.      Exigir atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social.
6.      Exigir democracia en los medios de comunicación.
 Creciente e irresoluble fueron palabras que  dimensionaron la gravedad de la violencia en nuestro entorno, pero México la enfrenta porque el repudió a la violencia crece y se encontrarán los caminos de volver a mejor forma de vivir en seguridad y confianza.  Eso es lo que esperamos como ciudadanos… 




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