martes, 7 de octubre de 2014

Una dosis de cultura para bien llevar octubre

Ricardo Sigala

Hemos entrado al mes de octubre,  mes emblemático en Ciudad Guzmán, debido a su feria, que le ha dado fama regional, nacional e incluso internacional. Una fiesta para chicos y grandes, una suma de fiesta católica y pagana, un mosaico de religiosidad y vida mundana, de espíritu de hermandad y voracidad económica. La feria de Zapotlán es un fenómeno complejo que puede ser vista como un fenómeno sociológico, antropológico, pues se convierte en un espejo de nuestra vida con todo lo positivo y lo malo que tenemos.



            Sin embargo Ciudad Guzmán tiene otros prestigios además del de sus fiestas de octubre, quizás el más reconocido es el de ser “cuna de grandes artistas” y por lo tanto su condición de ciudad culta. Es quizás por eso que en las semanas anteriores, seguramente para equilibrar los sucesos espirituales y espirituosos que ya vemos venir como una avalancha sobre nosotros, hemos asistido a un buen número de actividades culturales que confirman la vocación artística de la ciudad.

            Lo primero que destaca y que es tradicional es la convocatoria, por parte del ayuntamiento, de los Juegos Florales de Zapotlán el Grande, un concurso de poesía con más de setenta años de existencia y que ha tenido entre sus ganadores a escritores de la talla del mismísimo Juan José Arreola. Un certamen de poesía que en épocas recientes ha estado en riesgo de no realizarse, y con ello traer una aridez total la feria en lo que a cultura se refiere.

La semana antepasada, el ayuntamiento organizó el Festival de Jazz que viene a darle variedad a la oferta cultural de Zapotlán, conciertos gratuitos de músicos de gran trayectoria y calidad se han presentado en el Jardín Principal, además se impartieron conferencias en las que se muestran los vínculos entre el jazz y otras artes como es el caso del cine y la literatura. 

            La Casa Taller Juan José Arreola realizó durante más de una semana desde su Coloquio Arreolino de Zapotlán el Grande, que en su séptima edición hizo homenaje a tres grandes escritores mexicanos en el centenario su nacimiento: Octavio Paz, José Revueltas y Efraín Huerta, sobre quienes disertaron autores como Felipe Vázquez y el poeta Luis Vicente de Aguinaga.

            Una semana antes el CUSur vivió un nutrido programa literario al conjuntar La semana cultural Juan José Arreola, las jornadas de Letras Hispánicas,  la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega y la ceremonia de premiación del XIII Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola.  El escritor Eduardo Antonio Parra fue el centro de las actividades al dar una conferencia magistral, un taller de creación literaria y protagonizar el conversatorio de letras en esta ocasión estuvo dedicado a su obra.  Otros escritores y académicos como Cecilia Magaña, Gabriel Gómez y Sergio Figueroa también conformaron un nutrido programa. Por su parte la premiación del concurso de cuento Juan José Arreola, el evento más importante en el área de las letras del Centro Universitario del sur, contó con la presencia del autor ganador, Mario Sánchez Carbajal que recibió su premio de 100 mil pesos, en una breve ceremonia de no más de veinte minutos, en donde poco se habló de literatura.

            En la edad media se hacía un carnaval, la fiesta de los excesos, como un preámbulo a la cuaresma y su recato y vida mesurada, su abstinencia de los placeres; en Zapotlán hemos tenido una especie de “carnaval” artístico previo a la sequía cultural que arrastra consigo octubre y sus fiestas, tan las espirituales  como las espirituosas.


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