Alma Valeria García Rodríguez
Los valores son las bases en la que nos apoyamos para tomar decisiones en nuestra vida diaria. Es la falta de estos lo que nos ha llevado a vivir en la sociedad que vivimos. La responsabilidad, sinceridad, justicia y respeto; son algunos ejemplos de valores. Dichos valores nos han sido enseñados en diferentes círculos sociales. La familia, el primer núcleo al que pertenecemos, escuela, amigos, religión, equipos deportivos, etc.
A lo largo de nuestras vidas estos valores que aprendemos de la familia, se van distorsionando y perdiendo en nuestra persona. Quizás dejamos de pensar que son importantes o nos vamos dejando llevar por la corriente. Claro que cada individuo es diferente, por ende cada quien tiene un límite al que puede renunciar o mantener firmes sus valores.
Nuestra sociedad está llena de estos ejemplos. Empezamos en la escuela, copiando en algún examen. Nos ponemos excusas, la maestra no sabe explicar, todo mundo copia, etc. Seguimos en nuestra vida y vamos renunciando a nuestras creencias. La aceptación social influye, manejar en estado de ebriedad y faltar a clases, parece la receta perfecta para encontrar nuevos amigos. Llegamos a la vida laboral y las barreras de lo que podemos aceptar y lo que es inaceptable ya son muy borrosas. ¿Qué haría si mi jefe me pidiera un maquillaje de los estados financieros? ¿Recibir una comisión por un espacio en algún supermercado? La verdadera pregunta es, ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por avanzar en la vida?
Es aquí cuando nos decimos, ¿Qué tanto es tantito? Si todos los demás lo están haciendo, ¿por qué yo no? Si mis proveedores me ofrecen una comisión para exhibir sus productos, ¿por qué no he de aceptarla? Esto me daría mayor ingreso para mantener a mi familia. Y así empezamos un círculo vicioso sin fin, empezamos por algo pequeño y al paso del tiempo todo se nos hace fácil.
Esta situación nos ha llevado a encontramos en una sociedad que carece de valores y nos falta conciencia. Claro que esperamos que las demás personas que nos rodean sigan un lineamiento de reglas de lo que está bien y está mal. Somos los primeros en criticar las fechorías de los demás. Debemos de medirnos con la misma vara que medimos a las demás personas. Antes de señalar con el dedo, deberíamos de hacer una introspección. ¿Estoy actuando de la mejor manera?
vale_garcia60@hotmail.com
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