jueves, 23 de junio de 2011

Dos relatos

Salvador Manzano Anaya

1)El origen del piropo:   ¡wow!”  [SManzano] 

En un pintoresco pueblito, cuya comunidad tenía muchas ganas de ser “culto”, las autoridades y gente decidieron hacer realidad esa gran aspiración. Se propusieron a dar el primer paso construyendo una moderna y funcional Casa de la Cultura, con un bello auditorio, biblioteca y salones especiales para diferentes talleres.  El esmero en complicidad con la gran ilusión rindió fruto a corto plazo.
En medio de una alegría general, entre dolores de tímpanos, dados los estruendos de la pólvora y una desentonada banda de guerra, se disponían inaugurar el bello recinto. Los delegados de cultura cortaron el listón y el párroco se dispuso a dar la bendición. Como no había personaje célebre a quien honrar poniendo su nombre a la Casa de la Cultura, decidieron ponerle el nombre del que puso el puerco más gordo para la celebración.
Dio inicio la singular procesión de personalidades distinguidas que ingresaban a ocupar lugares al auditorio, encabezando el presidente municipal y su esposa, el párroco y las cotorritas del coro, los monaguillos con sus hábitos y sus malos hábitos, la madre superiora del colegio para “señoritas” acompañada de  la madre inferiora, el presidente del club de Leones y el presidente del club de Elefantes, el peluquero, el boticario y otras celebres personalidades.
Fue una emoción superlativa ver la sala repleta de personas dispuestas a dejar entrar a su espíritu el noble sentimiento de las artes. Los encargados dispusieron de un programa en el cual todos los viernes invariablemente, por las noches habría concierto o algún espectáculo artístico y complementarían con variadas exposiciones de pintura, fotografía o escultura… de trabajos manuales y un periódico mural.
Se convirtió en una costumbre, la sala se llenaba, todos se conocían y se aprestaban a disfrutar del agradable entretenimiento, era sorprendente la disposición; pero lo más relevante de todo esto, es que en todos los conciertos había siempre puntual y bien portado… una perra, una perra corriente, le llamaban “eléctrica”, que siempre llegaba saludando con su cola al honorable y al no tan honorable público meneando su cola reverentemente. Al llamado del inicio de la obra, se sentaba en la grada de la primera fila, se disponía a disfrutar con inusitada quietud. Era curioso ver ese animal, durante el transcurso de la obra; pero más cuando llegaba el momento de los aplausos, se ponía de pie, lanzaba un ladrido suave (¡wow!) y movía su cola efusivamente como señal de admiración y reverencia, mirando a todos los asistentes, eso, todos lo interpretaban como un ¡estuvo bueno!
¡Compadre! mire lo que viene ahí… —¡muñecota! no le duele nada ¡wow!

2) Y así nació el "que Dios te lo pague"...[anónimo]

 Un hombre fue llevado de emergencia a un hospital administrado por monjas, donde lo operaron del corazón.
Después de la operación, el hombre despertó y una monjita estaba a su lado.
Señor, la operación fue un éxito. Sin embargo, necesitamos saber cómo piensa  pagar la cuenta del hospital. ¿Tiene usted seguro de gastos médicos?
—No
¿Puede pagar en efectivo?
—Me temo que no, hermana.
Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos?
—Sólo mi hermana; pero es una monja solterona sin un centavo.
Disculpe que lo corrija señor, las monjas no son solteronas; ellas están casadas con Dios.
—¡Magnífico! Por favor, envíele la cuenta a mi cuñado.

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