lunes, 3 de octubre de 2011

Las dos Ferias

Milton Iván Peralta


Las dos Ferias.
(Milton Iván Peralta)
Wir sind ungefähr dreibigtausend.” Así es como se lee hoy la primera línea de “La Feria”, así, en otro idioma, a miles de kilómetros de su natal Zapotlán, así se lee, se escucha la fluidez de su idioma original, trasformado, adaptado, traducido, llevado y entendido ahora al Alemán. Un idioma no ajeno al maestro, ya que Confabulario fue traducido hace algunos años, pero no es el libro que todos conocemos, es una tercera parte de Confabulario, otra tercera parte de “Bestiario” y dos fragmentos de “La Feria”, es algo más cercano a una antología personal, una pequeña muestra del mundo Arreolino.

George Oswald, en el escritorio de Arreola.
(Milton Iván  Peralta)
La semana pasada la Casa Taller “Juan José Arreola” se vistió nuevamente de gala, celebrando su cuarto coloquio, hubo presentaciones de libros, música, acercamiento a Gesa Guillermo Jiménez, por parte  del libro de Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar “Guillermo Jimenéz, ensayo biográfico”, el cual fue presentado por Cayetano Chávez Villalvazo y Milton Iván Peralta, Guillermo influyó mucho en la literatura y en la vida de Arreola. Hubo presentaciones de libros de poesía, música, conferencias, pero hubo algo que destaco sobre todo, la presentación de la traducción de “La Feria”, en el idioma de Alemán “Der Jahrmankt”, el “culpable” fue George Oswald, y lo apoyó la editorial SEPTIME.

“Llegué a México porque estaba harto de leer en mi idioma, así que decidí viajar a unos países latinoamericanos, Guatemala y después México, donde comencé a hacer la tesis de mi maestría sobre autores Austriacos del siglo XIX y XX en México, ya que durante la segunda guerra mundial muchos fueron recibidos en su país -México- e hicieron vida y obra. Mientras yo realizaba mi investigación conocí a Marco Aurelio Larios, quien hizo su doctorado en Viena, curioso porque yo vivo ahí y no nos conocimos, sino hasta que llegué a Guadalajara. Estuve trabajando en la UdeG e hice muchos amigos, me empape de la literatura latinoamericana, de ahí salieron unos proyectos de traducción que fue la obra de teatro, la cual fue montada en la ciudad de México”.

Su siguiente libro a traducir fue “El paraíso” de Carlos Montemayor. Pero había una semilla que entraría en él, que sería una obsesión por ocho largos años, y que lo llevaría a realizar una de las tradiciones más ambiciosas para su carrera, llevar los personajes de “La Feria” al Alemán. Tuvo la oportunidad de conocer al maestro en persona, fue junto con traductor Austriaco, quien traduce a José Emilio Pacheco, platicaron largamente con Arreola, “sobre su obra, la música, sobre los autores Alemanes que influyeron en él, para ese momento yo ya estaba interesado en la traducción”.

LA GRAN TAREA DE TRADUCIR

El interior de La Feria en Alemán.
(MIPP)
Ocho años, seis editoriales lo rechazaron, muchos amigos mexicanos lo apoyaron en decirle el significado de ciertas palabras regionales, las cuales no sabía cómo llevarlas a su idioma, ¿cómo traducir regionalismos?
“Tenía un antecedente de Arreola traducido al Alemán, en el libro de “Confabulario”, Cayonigish quiso mostrar al mundo germánico quien era Arreola, y no estaba mal, era una forma de mostrarlo, pero con eso el conocimiento de Arreola no es suficiente nada más con sus cuentos, sino que a los lectores de lengua Alemana les faltaba sobre todo esa extraordinaria novela que es La Feria, en los cuentos Arreola es cosmopolita, en sus cuentos son muy eruditos, que hacen trabajar pensamientos e influencias de muchos mundos, La Feria, en comparación es algo más local por su temática, y creo que se siente aquí en Zapotlán que se toma la novela como punto de referencia para mucha gente está buscando referencias personales, quién es quién en la novela, qué persona hizo esto, o esto otro etc. Para un lector de lengua alemana que no tiene ese contacto personal con Zapotlán es de que no saben dónde queda Zapotlán, esto comienza con gente de la ciudad de México”.

Es ahí donde Arreola muestra su universalidad, su manejo de personajes y temas, donde se desprende su conocimiento de la literatura y del humanismo dice Georg Oswald: “vemos una lectura diferente, eso es lo enriquecedor de este texto, de que hay muchas maneras de leerlo, la perspectiva de un lector alemán no puede ser como la de aquí, porque no tiene esas referencias personales, ni idea tienen de cómo es la ciudad, la catedral, el centro, pero las historias tan pintorescas, las historias que son tratadas como versiones tratan un comportamiento humano en que también se podría reflejar en el comportamiento del lector Alemán, entonces sí hay algo de conocimiento en un nivel personal, pero lo que trate de ese texto de una literatura local, que podría ser una crónica de cada pueblo, cada pueblo tiene sus características, pero eso no es lo que hace particular esta novela, sino es el arreglo de historias que tienen un hilo conductor y esos 288 fragmentos tienen una estructura que cuando salió era algo dentro de la literatura latinoamericana algo novedoso, no singular, también tienen sus colegas que trabajan en ese rumbo, pero la literatura mexicana era algo novedoso y es algo que hace que el texto siga siendo fresco hasta hoy en día”.

Geroge con Sarah Pooh.
(MIPP)
Tras ocho años de búsqueda de una editorial ya que esas grandes corporaciones buscan hacer dinero y Arreola “jamás será un escritor de masas” era difícil que una editorial se animara, una independiente, la cual SEPTIME se animó, “logramos un apoyo de CONACULTA que nos dio unos cinco mil dólares para apoyar la edición del libro”, una edición hermosa, pasta dura buen papel, una hermosa caja y un diseño perfecto, Arreola estaría contento con su libro, él tan cuidadoso de las ediciones y enamorado de los libros.

El libro se presentó hace un año, la pregunta necesaria era ¿cómo recibió la crítica la novela? “un semanario de Viena destacó que las diferentes voces, las diferentes perspectivas no es nada más un narrador que se impone sobre todas las historias, y el los arregla y da una perspectiva de los sucesos, sino que cada quien da su visión, si dan eso, es algo importante, por ejemplo, en el robo de tierras los indígenas dan su versión, la voz de los que robaron sus tierras, los chingaron –ríe-; ese arreglo de diferentes voces –como si fuera un coro- eso es lo que hace fresco el texto, y eso es lo que hace que alguien que no sea de Zapotlán aprecie el libro”, menciona el traductor que ese semanario de Viena le dio toda una página a la reseña de “La Feria”, además de que otros más siempre hablaron bien, a tal grado que la crítica inscribió a la novela a un concurso de traducciones de Europa-Asia y Latinoamérica “menos traducciones inglesas” comentaron que “Der Jahrmarkt” era el cuarto mejor libro del año, un gran logro para Juan José.

A la pregunta de las dificultades de la traducción, nada más río, y se agarró la cara: “pues ese aspecto tengo que agradecer a un montón de gente, que me ayudó con muchas cosas, en realidad yo no debería aparecer en estas páginas como traductor, bueno lo hice con la dedicatoria –al final del libro hay dos páginas de agradecimientos- gente como investigadores, escritores, amigos, como Orso Arreola, y su familia, Marco Aurelio Larios, Ricardo Sigala, Felipe Ponce –de Ediciones Arlequín- todas mis referencias vienen de ellos y de más gente, hice como un estudio sobre el pensamiento eruptivo en la obra de Arreola”.

Fueron ocho años, el primer año logró una traducción “cruda” para tener el texto en una primera versión, “y no me pare en las palabras que no entendí, sino trabajé en una traducción literal y señalando las palabras que no podía trasladar, y que no pude encontrar en el diccionario o en otras fuentes. La Feria contiene una riqueza de expresiones muy propias y eso para mí en parte fue difícil, pero también una parte con la que quedé muy satisfecho, porque sé que lo logramos, y el texto suena en Alemán y yo creo que también Juan José Arreola, está contento si lo pudiera ver”.

“Este es un texto fino, no es literatura basura, que vende millones de ejemplares y que a año siguiente ya nadie se acuerda, entonces es un texto que está muy bien cuidado, es un escrito para que los lectores de lengua Alemana lo tengan durante mucho tiempo, en sus manos, si sobre todo en Alemania el mercado de los libros es ya cada vez más monopolizado, por las grandes editoriales, pero gracias a las editoriales independientes que se arriesgan es que tenemos este libro en nuestras manos”.

Es así, que Arreola anda por las librerías de Alemania y Austria, así como de Bulgaria, Francia, Juan José comienza hacer universal, comienza a leerse en Europa y se espera que con esta traducción pueda interesar a otros países. Georg Oswald se despidió de Zapotlán, nos dejó cinco grabaciones de la lectura de “La feria” en alemán, unos ejemplares, se llevó su ilusión de “regresas La Feria a su lugar de origen, pero en otra lengua” estará presente en la FIL, pero no hubo mejor lugar para la presentación de este libro que en su casa, ahora convertida en La Casa Taller Juan José Arreola, no hubo mejor espacio para esta entrevista exclusiva que en la biblioteca de su casa, rodeado de los libros de Arreola, sentados en sus sillas.

Georg se fue de Zapotlán, pero bajo el brazo lleva las ediciones de Guillermo Jiménez “Del pasado” regalo de Orso Arreola y “Zapotlán” regalo de Milton Iván Peralta, esperando que se cierre el circulo para este otro escritor local que fue embajador en Viena una década. Georg se fue, regresará con más Arreola en la FIL, y llevando a Juan José a donde quiera que va.              
 

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