martes, 8 de mayo de 2012

Ciudad Guzmán ¿Ciudad Segura?

Carrusel de Máscaras

Fernando M. Araiza



Ciudad Guzmán es una entidad relativamente “tranquila”, comparada con otros lugares donde  la inseguridad del estado de Jalisco y del país es mayor. 

Tengo cerca de seis años viviendo en este lugar, al que me vine con el fin de estudiar una licenciatura, con el pasar del tiempo he observado los cambios que han ocurrido tanto en cuestiones climáticas, estructurales y de seguridad,  la transformación que ha tenido Ciudad Guzmán quizás se deba al aumento de población flotante (estudiantes, seres que vienen a trabajar de otros lugares en busca de un mejor futuro), es decir gente que se queda unos años y se van, esto ha hecho que se modifique su cultura tanto para bien como para mal, sin embargo, no solamente es lo único, sumémosle problemas como narcotráfico, falta de empleo, problemas escolares y familiares, lo anterior repercute de forma negativa en el bienestar físico y emocional de los sujetos.

Ciudad Guzmán en algunos puntos lejos de tener una evolución ha presentado un retroceso, seamos objetivos este pueblo de “Artistas” ha perdido la paz que inspira para desarrollar obras, no es el mismo de antes, en el que podías dejar la puerta de tu casa abierta sin preocuparte de un robo o caminar a altas horas de la noche sin temor a que te ofendieran o golpearan.

Hace más de tres semanas una amiga y yo íbamos caminando aproximadamente a las diez de la noche por la calle Fernando Calderón, entre Hidalgo y Morelos, escucho que alguien grita, decidí no darle importancia, aunque en el fondo me sentí incomodo, no obstante seguimos caminando, escuchando música, una vez que me quité los audífonos me di cuenta que la persona que me hablaba estaba enfrente de mí, me preguntó ¿te acuerdas de mí? Yo le dije que no (era lo cierto, no lo conocía) entonces dijo, “ahora me vas a conocer” y se puso en posición de pelea, yo no sabía qué hacer, quizás le hubiera hecho frente, pero atrás de él estaba alguien acompañándolo, entonces  tomé a mi amiga de los hombros y emprendí la huída, al llegar a mi casa, me sentí agotado, incomodo por la situación, frustrado por no hacerle frente o comportarme como un “macho ” que se arriesga a los golpes sin importar el peligro, pero, por un lado estaba la integridad de mi amiga y por el otro la mía, además mi compañera me dijo que el sujeto olía a alcohol, detalle que yo no percibí por un problema de sinusitis.
El hecho que me ocurrió nos lleva a pensar a mi amiga y a mí que los problemas no resueltos por una persona de manera adecuada pueden repercutir en su estado de ánimo y dañar a otras, en este caso él quizás tenía un problema, necesitaba desahogarse y en lugar de buscar a alguien con quien platicar, hacer deporte o ir a terapia, recurrió al alcohol y quizás pensaba sacar su ira mediante los golpes con la primera persona que se le atravesara, nosotros que habíamos tenido un día maravilloso, tuvimos la desgracia de pasar por esa calle, este suceso nos cambió porque al momento de volver a transitar por el mismo lugar tendremos temor.

Lo peor de la situación es que generamos reacciones en cadena, yo ofendo a alguien, ese alguien se desquita con otro ya sea de forma consciente o inconsciente y así sucesivamente, de manera tal que se forma un círculo vicioso, por ello es necesario aprender a canalizar las emociones de manera adecuada, sentir el coraje, la tristeza, pero, sin dañar a terceros.

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