jueves, 10 de mayo de 2012

Constanza

Milton Iván Peralta

El escritor y diplomático zapotlense, Guillermo Jiménez, creó el mayor canto de amor a su madre, eternizando la figura, la estrella de Juana Constanza de Jesús Jiménez Urzúa, con lo mejor de su escritura; y sin saberlo, se convirtió en la bandera para todas las mamás, ya que gracias a esta obra en México se celebra el Día de la Madre.  

Siguiendo lo escrito por José Luis Vivar Ojeda, en las páginas de Diario Regional de Zapotlán, en su columna “Oleaje” de un 10 de mayo de 1999 nos cuenta la anécdota:

“Lo que actualmente conocemos como el tradicional Día de las Madres, fue instituido gracias a la propuesta realizada por don Rafael Alducín, director del entonces Excelsior”.

En 1922 se comienza a celebrar tal fecha, que viene a ser un año después de la publicación del libro, esto se logró a pesar de que el libro “Constanza” fue editado en España, pero gracias a  que Jiménez mandó algunos ejemplares a México fue como llegó a las manos de Alducín y por medio de su periódico se instituyó ese día.

Jiménez dice unas palabras de su libro en una dedicatoria a su amigo de la infancia Alfredo Velasco Cisneros:

“Guillermo Jiménez, Madrid, Agosto 25 de 1921.
Mí querido Señor Licenciado:
Con infinito placer envío mi último libro:
Constanza, es un libro donde con amor, con un gran amor he puesto toda mi nueva estética. ¡Qué congoja! Con mi pueblo, en el pueblo donde pasó ella sus amarguras es donde menos debe de leerse, es únicamente para los grandes amigos de los espíritus selectos. Con ansia espero la opinión de usted y la de mi amigo Alfredo.
            Cariñosos, muy cariñosos recados a María y a usted, mi Sr. Licenciado, reciba un cordial abrazo de su amigo Guillermo.”

Guillermo Jiménez, ensayo biográfico,
de Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar,
ediciones Archivo Histórico Municipal
de Zapotlán el Grande, 2010.

Al final no se logró su deseo, ya que junto a “Zapotlán” es el libro más leído de este autor en su tierra, pareciera un maleficio. Mucho de su pretensión se debe al “sufrimiento de su madre” quien nació un 9 de marzo de 1868 en Ciudad Guzmán, viene siendo la cuarta hija del matrimonio Jesús Prospero Jiménez y Jesusa Urzúa Rojas quien murió relativamente joven, a los 44 años, en 1887. Constanza tuvo a Guillermo a los 26 años, en 1891, falleciendo ella: “el 20 de mayo de 1920 a los 52 años de edad en Ciudad Guzmán, estado civil: soltera”, según consta en acta de defunción encontrada en el Archivo Histórico Municipal de Zapotlán. Un año más tarde Guillermo pública el libro dedicado a su madre. Mucho del sufrimiento de Constanza se debe a que nunca se casó, aunque también podemos decir que no realizó sus sueños, cuales fueran; no se tienen datos concretos del  por qué, suponemos por la edad que tenía Constanza al fallecer su madre, 19 años, ella tuvo que hacerse cargo de sus hermanos menores, el cual según registros de actas de nacimiento encontramos que la menor es María Guadalupe Prisca de Jesús, nacida el 18 de enero de 1876, quien tendría 14 años al faltar su madre. Suponemos que Constanza, descrita como una mujer bella y de dinero, debía tener muchos pretendientes, pero esto de quedar viudo su padre tal vez la obligó a que ella lo cuidara, siendo parte del sufrimiento de ella, que tanto describe Jiménez. Además del embarazo a sus 26 años, siendo un escándalo familiar y del pueblo, he ahí los posibles sufrimientos de la señora.

“I

Llorando está mamá; sus tristes ojos parecen un precioso manantial, sus lágrimas mansamente caen sobre su negra falda de jerga, como las cuentas cristalinas de un rosario que se desengarzara.
            Mamá llora casi todas las noches; envuelto en las sábanas, con la cabeza pérdida entre las almohadas, escucho sus débiles gemidos y sus rezos temblorosos.
            Nunca me contó su pena; cuando yo la descubrí, la pobrecita ya tenía los cabellos blancos”.

Constanza, Porrúa, Quinta edición,
1946, Pp. 11

De este libro, destaca su prosa poética, sus frases perfectas, las imágenes llenas de sentimientos, nos regala la descripción de su madre, a su abuelo y su amigo Alfredo Velasco. Nos da una Constanza llena de dolor, la cual siempre es retratada “mágicamente” por su hijo.

Se han identificado dos libros que se ven influenciados directamente por esta obra, podemos leer Semblanza a una mujer (1946) de José Rubén Romero y El retrato de mi madre (1940) de Andrés Henestrosa, calificado por José Luis Martínez como “una de las páginas más hermosas de nuestra literatura”.

La obra de Jiménez es una alegoría a la nostalgia. El olvido es un recurso de la memoria, sirve para después tener algo que recordar.

“(…) El sacerdote ha concedido todas indulgencias y sólo se oye en la habitación el rumor escalofriante de las plegarias y el mover de un periódico agitado misteriosamente por un soplo de viento.
            ¡El alma se le escapa!
            La agonía de la amada enferma tiene la suavidad de una paloma.
            Alza la mano exangüe y nos bendice; después, quieta, como dormida…
            Mis dedos amorosamente, dolorosamente, cierran sus ojos cansados.
            Mis ojos no pueden derramar llanto, pero siento que me sangra el corazón.

XVIII
¡Madre mía!
            ¿En dónde estás?

            Y en el azul apacible he visto florecer una nueva estrella pensativa.”


Constanza, Porrúa Quinta edición,
1946, Pp. 52 y 53


                    LOS HERMANOS DE CONSTANZA
Apoyados en la biografía escrita por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar, Guillermo Jiménez: ensayo biográfico,  sacamos los nombres de los hermanos del cual menciona que son 13, más no tenía fechas de nacimiento de ninguno de ellos ni de muerte –tampoco de Constanza- ni de sus padres, nos dimos a la tarea de buscar actas y encontramos nada más 9:

José Salvador Gregorio, 12 de marzo de 1866. Segundo hijo.
Concepción Clementina, 27 de marzo de 1867. Tercer hija, quien se hizo monja.
Juana Constanza de Jesús Jiménez Urzúa, 9 de marzo de 1868.  Cuarto hijo.
María Felipa de Jesús, 5 de febrero de 1870. Quinto hijo.
José de Jesús Emmanuel 24 de diciembre de 1870. Sexto hijo.
Carlota de Jesús, 3 de noviembre de 1871. Séptimo hijo.
José Roberto Alejo de Jesús, 19 de julio de 1873. Octavo.
María Clementinam, 31 de octubre de 1974. Nueve.
María Guadalupe Prisca de Jesús, 18 de enero de 1876. Décima.




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