lunes, 25 de marzo de 2013

Viajar en Jirafa por Zapotlán


Efraím Blanco

Disculpa, lector ¿te has dado cuenta de que vamos marcha atrás?
Alejandro von-Düben

Pocas veces se tiene la oportunidad de leer una antología de cuentos que rebase el estándar de la autenticidad. Lo que ocurre en La jirafa: cuento zapotlense contemporáneo es una fiesta pletórica de colores, voces y estilos que encierra dentro de su propia sencillez la originalidad exacta para entretener al lector que conoce por primera vez la visión de ese mundo a través de este prisma en particular.



La Jirafa es un libro bellamente editado por la Editorial Universitaria de la Universidad de Guadalajara y el Centro Universitario del Sur, Coordinado por Ricardo Sigala y Milton  Iván Peralta, nacido a raíz del concurso del mismo nombre y que, como el legendario animal, anda a largos pasos a través de terrenos tan diversos como los sueños, la realidad, la muerte y los sentimientos; ilustrado, con bastante originalidad, por Luis Alonso González Carranza.

Entre el sueño y la realidad.

La primera parada de este viaje en jirafa evoca a Jorge Luis Borges, a los sueños y al estado de vigilia en el que cohabitamos con nuestros propios fantasmas. Se destacan estilos originales en los primeros relatos que narran experiencias nacidas desde la piel, desde los huesos y desde la mirada de escritores con una voz propia en historias redondas que por momentos saben a novelas, a crónicas, a noticias que nos toman por sorpresa y nos dejan vernos hacia dentro de nosotros mismos. Al espejo interior que no siempre dará el reflejo exacto y tierno que podríamos esperar. Pero justo antes de decir la palabra ‘muerta’, ella tomaría mi mano, que casi toca el suelo, y la levantaría con suavidad, con una suavidad que casi puedo sentir como real (Realidad conjetural, Julio M. Virrueta).

Cosas de familia.

El segundo paso a través de las hojas del libro nos lleva a un viaje más íntimo, a mirar con detenimiento a través de un microscopio las galaxias más pequeñas, los pensamientos de personajes que retratan a personas comunes, sus propios miedos y decisiones por duras que estas sean, que evocan estilos de escritura experimentales y poco utilizados en nuestra narrativa contemporánea, con resultados exactos a la hora de sorprender al lector, con relatos en estilos clásicos que no dejan de ser contados con una voz distinta, y con aproximaciones al relato gótico que no podía faltar cuando las historias provienen de ciudades que mantienen rasgos de los pequeños pueblos de provincia aunque gocen de toda modernidad. Luis nunca ha podido contra su debilidad vouyerista, puede pasar horas enteras tras su ventana escondido entre las cortinas espiando a sus vecinos (Vouyerista, Didí Sedano).

El laberinto, el enigma.

Desde la evocación a Freddie Mercury en el epígrafe del primer cuento de este capítulo, hasta una vez más recorrer los sueños laberínticos de Borges, la narrativa de Cortázar y ciertos tintes de la novela negra, la jirafa nos acribilla con relatos bien estructurados, escritos con originalidad y respeto a sus propios mundos. Son, ciertamente, elaborados laberintos en los que es fácil perderse y encontrarse interesado en la lectura. Son, una vez más, voces propias y distinguibles, fieles a su estilo y al sello de escritores con los que han convivido, y crecido, en un entorno jalisciense inequívoco. Cualquier cosa que les narre a continuación parecerá mentira, pero no lo es. Aunque tampoco es mentira que todo lo narrado se desvanezca de la realidad (Días contados, Juan Valdovinos Martínez).

Un mundo hostil.

Letras implacables e historias exactas. Los autores que inundan este capítulo lanzan a la arena literaria leyendas de héroes nacionales, la exploración del sentir en la infancia y la juventud, la cruda realidad que golpea en la cara y recorridos precisos por calles perfectamente dibujadas a través de letras originales que describen a la perfección. La envidia bajo la piel de dos viejos amigos y un atajo con desenlace inesperado que se lee con pasmoso buen ritmo y toda mala intención. No tardó en acercarse y en soltarme el primer puñetazo. Ante la fuerza del impacto mis piernas se doblaron y caí sobre la tierra, él se sentó sobre mí y siguió pegándome (Fiesta nacional, Hiram Ruvalcaba).

El retorno de los dioses.

Zapotlán convertida en una ciudad de la furia. Una guía literaria por calles que parecen sueños, dioses de carne y hueso que se empeñan en existir, en instalarse en la esquina de una hoja y volverse humanos para contar su historia. Narradores con oficio que siguen sin dar tregua al lector a través de este recorrido por las venas, por las pulsaciones de los pensamientos y la implacable presencia de la literatura en su sangre original. El demonio se ha marchado. Regresa a su penitencia y su olvido, sabe que lo verá de nuevo, mas no esta noche (Amanece Caín, Alejandro Moreno Merino).

El yo íntimo y el mundo.

Llegamos casi al final del largo cuello de la jirafa. El ambiente se llena de música y los ojos de historias de reencuentros, de pasiones que se desbordan, de la originalidad en que presenciamos la historia de Uno y en lo trágico de una historia que va para atrás. Es la influencia inevitable de Borges, la poesía de Sabines y de fondo la modernidad con la música de Velvet Revolver, es la cruda realidad, es el viento que lleva los pasos de Arreola para darle un cierre magistral a un libro de relatos que vive por sí mismo bajo las manos sudorosas del lector. Es leerse y encontrarse en la diversidad de estilos que le dan forma y se estructuran bajo el engrudo de una vena literaria fresca que grita desde uno de los rincones literarios más representativos de este país. La jirafa debe recorrer largas distancias para encontrarse con más ojos, con más comida para seguir y para elevar su vida que todo domina, a través de territorios nuevos y conocidos, llevando a sus espaldas la tradición oral, el ritmo musical de las nuevas generaciones y la precisión semántica de todas y cada una de las voces que hacen de este volumen una verdadera feria y deleite para los sentidos. Uno casi termina la primaria, a Uno le rompen las narices los muchachos más grandes, el padre dice que Uno es maricón y que le buscará una escuela militar, la madre de uno levanta la voz por primera vez en la vida (Música para Uno, Mar Pérez).


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