Zeydel Bernal
Que importante es tener descanso,
contar con un espacio para soltar el cuerpo, la vida, sobre todo por la noche.
En Colima, donde las estaciones del año se resumen en una: “calor”, y donde las
diferencias entre las clases sociales no son tan marcadas. Es poco común cenar
al lado de alguien pidiendo un taco o dinero. Pensaba en eso cuando Fernando
Savater, en su conferencia del sábado 1ro de diciembre de 2012, en la Feria
Internacional del libro en la ciudad de Guadalajara, dijo a los asistentes que
sabía y pensaba, en el tequila que se tomaría escuchando a José Alfredo Jiménez
en su habitación, después de terminada la conferencia que impartía.
Es posible que quien siempre ha
tenido casa no se preocupe por identificar los espacios donde existen baños
públicos a lo largo de una ciudad
-tiendas departamentales, oficinas de gobierno, bibliotecas, etcétera-. Y es
que, qué utilidad tendría esta información para una persona sino sólo para
atender una necesidad momentánea ¿no?
Y más allá de atender necesidades
fisiológicas de primera necesidad como el ir al baño o alimentarse; me pregunto
cómo accede un indigente a la cultura. Sí, porque a diferencia del psicólogo
Americano Abraham Maslow quien en su jerarquización de necesidades humanas
considera que, sólo quien satisface sus necesidades primarias buscará acceder a
valores más altos como la espiritualidad. Es mi consideración que las personas
buscan también los valores espirituales como la cultura, aun cuando sus
necesidades más elementales no estén resueltas. Y más que interesante, me
parece importante señalar, que cuando la
crisis económica es mayor también el consumo cultural aumenta pero no sólo como
paliativo sino como alimento. Ahora bien, de forma concreta: insisto: cómo
acceden los más pobres a la cultura. Pienso en las bibliotecas públicas como
una buena opción, porque actúan como oficina y casa diurna de los más
pobres. En concreto, en la ciudad de
Guadalajara, los desempleados –al igual que empleados, estudiantes y público en
general- consultan diariamente los periódicos, y la muy socorrida sección de Aviso de Ocasión; pero eso no es todo. En la biblioteca Octavio
Paz –por ejemplo- de la Universidad de Guadalajara, también se hace uso del
acervo bibliográfico que es amplio. Si usted acude de forma frecuente a este
lugar, encontrará día con día los mismos
rostros; y que los libros son un recurso contra la desesperanza, contra el
sinsentido de la espera, de la falta de
oportunidades. Claro, no todos los indigentes presentamos las mismas
características. Aquellos que perfuman la vida a su paso, con frecuencia son
bajados del camión. ¿Y los que no saben leer?, ¿Y los que se lavan por la noche
en el Andador Constitución -por lo menos para refrescarse- y en los jardines de
nuestra ciudad?; cómo harán para acceder a la cultura.
La razón de señalar la
importancia que tienen los espacios comunes primarios tiene que ver con acercar a la experiencia
del frío ajeno, del hambre de leer y “ser” en cualquier circunstancia; de la importancia
de extender la mano y procurar la dignidad de los servicios que se ofertan a la
comunidad en general. A fin de cuentas,
cada uno de nosotros en su forma, también necesitamos algo.
Z.
http:
www.corazonmoreno.blogspot.com
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