lunes, 2 de septiembre de 2013

Precaución y respeto


                                                Eduardo Etchart 



Por medio de este conocido diario me permito externar y comentar un hecho repetido con cierta frecuencia en las instalaciones del CuSur.

El día miércoles 28 de agosto llegué al Plantel para impartir una materia alrededor de las 14 horas; al saludar a uno de los maestros de reconocido prestigio en el área de economía, quién además es un honesto político, me comentó que él ha considerado y comentado lo que se repite ocasionalmente y que no es conveniente que ello siga aconteciendo por motivos de seguridad para la comunidad universitaria.
 

Resulta que por las actividades del Servicio Médico Forense -que está en el interior-, se lleva a personas para identificar al cadáver que ahí está depositado. La situación se complica porque entran agentes de seguridad –supongo ello- porque no traen uniforme, ni identificación visible a 15 metros, pero si armas que se notan de poder, más elaboradas que una pistola o un rifle, llamémoslas metralletas. Lo que si se percibió es que 6 u 8 individuos armados con lo dicho custodiaban a 3 jóvenes que traían en la parte trasera de una camioneta pick up.
Se debe suponer –también- que los llevaron para la identificación; el área es restringida a simple vista y tanto alumnos como maestros procuran no pasar por el lugar, sin embargo en el deambular característico de una Universidad todo espacio debe ser recorrido por los integrantes.


En la noche me encontré en la entrada de la rectoría a otros tres maestros (psicólogo, licenciado y sociólogo) y comentaron el incidente haciendo ver el peligro que por algo inesperado esas armas antes mencionadas pudieran ser disparadas sin ton ni son y provoquen una situación más que lamentable.

Mi ignorancia hacia esa situación, obliga  a hacer una invitación cordial dirigida en forma abierta a las autoridades para que resuelvan a tiempo esa anomalía. Creo yo que nadie puede entrar en propiedad privada y manifestar la de fuerza y el poder en instalaciones que por su carácter obligan al razonamiento, a la cordura y a la reflexión.
Espero que esta preocupación sea resuelta por quienes tienen control de la seguridad pública, dado que esta debe de ser por antonomasia la que ponga el orden, en ningún momento la desconfianza y menos la inseguridad.

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