Víctor Hugo Prado
Si el pueblo tiene el gobierno que se merece, entonces, ¿también
tiene la televisión que se merece? No
hablaré de algunos canales que tienen altos estándares de calidad en programación, tanto
informativa, como en reportaje y opinión. Hoy hablaré de la televisión, de la
que sin decir su nombre en horario estelar construye estrellas, promueve en un
momento cantantes, en otro bailarines y ahora clavadistas, donde algunos entre
comillas famosos, hacen gala de sus
habilidades circenses para tirarse al agua. Para ello las glorias nacionales de
los clavados, donde México ha sido y es bueno,
son los managers, y dónde otros
de los buenos son los jueces. Ellos se encargan de evaluar la ejecución, la
dificultad de ésta y sobre todo la valentía.
Olvida este medio la dificultad y la valentía que
experimentan todos los días millones de mexicanos para sacar la papa para
comer. Torear los coches para limpiar el parabrisas y que se los permitan es un
verdadero acto de valentía, para ello hay que perder la vergüenza, ser osado y
defender el territorio. Olvidan la valentía y la dificultad que día a día viven
los obreros, jornaleros, trabajadores,
amas de casa, algunos para llegar al trabajo, otros o para estirar el gasto y
rinda para pagar todas las rentas en este país de rentas.
Dificultad y valentía la de los michoacanos de tierra
caliente que se han incorporado como miembros de los autodefensas, que agarraron las armas para
defender la integridad de su familia y sus bienes. Estos son los valientes sin cámaras
ni luces, sin aplausos ni cobertura nacional.
Dificultad y valentía debieron vivir los que apresaron al
Chapo, los que se la juegan en tierra en el día a día contra las bandas que
asolan a muchas regiones del país con el secuestro, la extorsión, el robo y el
envenenamiento mediante drogas cada vez más alteradas, más dañinas, más
mortíferas. En síntesis hay de dificultades a dificultades y hay de valentía a
valentías. Juzgue si es así.
La televisión comercial, navega entre telenovelas,
futbol, programas de entretenimiento donde salen muchos para dar tan poquito,
entre la exaltación y filtro de la noticia, atendiendo asuntos colaterales, como
dónde dormía el Chapo, cuál era la cochera de su casa, entre otras
trivialidades, cuando el asunto central
es su captura y punto. No por nada un personaje de la política afirmó que la
detención de Chapo es una la cortina de humo frente a los temas de las leyes
secundarias de las reformas, yo creo que toda su programación es una cortina de
humo frente a la realidad.
Este fin de semana, un evento de familia me llevó a
Mérida, Yucatán. Me encontré con una ciudad bella, pujante, limpia, con
inversión y empleo. Por cierto es considerada como la ciudad más segura del
país. Nunca he escuchado en la televisión que se haga alarde de ello. Nunca he
escuchado decir que desde este año tienen en operación una obra monumental de
la cultura: el Museo Maya. Un recinto cultural que nos permite entender el
presente y el pasado de nuestros pueblos. Pues claro que no van a decir nada,
eso no da dinero, no vende. Les interesa la teleaudiencia, el rating, la venta
publicitaria y el consumo. Por ello, frente a la telebasura el remedio está en
apagar la tele y abrir un libro.
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