martes, 4 de febrero de 2014

Falle don Juan S. Vizcaíno Cronista Emérito

Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar


En estos últimos días la muerte anda trabajando duro entre el gremio de artistas y hombres de la cultura, como dijera el cuentista Edmundo Valadez: “la muerte tiene permiso”; para ilustrar lo anterior, hace poco más de una semana se despedía de este mundo el poeta argentino Juan Gelman, luego apenas el pasado domingo entregaba su alma al creador el ilustre narrador, poeta y traductor don José Emilio Pacheco. Ahora le tocó el turno de marchar a la eternidad al conocido Cronista Emérito de la ciudad don Juan Vizcaíno Soto falleció ayer jueves 30 de enero, con una patente longevidad: poco más de 96 años. 



Don Juan Vizcaíno fue un hombre que siendo oriundo de la población serrana de Tapalpa al igual que otro ilustre y querido señor como lo fue el Padre Munguía, supo adaptarse y acomodarse muy bien a la vida de esta ciudad cuna de hombres ilustres. El señor Vizcaíno a pesar de no tener un origen Zapotlense, por muchos y muy valiosos méritos le tocó ser adoptado como ciudadano e hijo de esta tierra. Vivió muchos años entre nosotros y sus méritos y trabajos en favor de la cultura y la comunidad guzmanense son inmensos. Lo malo que nosotros los que vivimos en esta tierra muy pronto perdemos la memoria, pero este señor todo lo que hizo deberíamos recordarlo y homenajearlo año con año en su natalicio como si fuera un hijo ilustre más de nuestra comunidad. Se destacó en muchos campos del quehacer cultural, artístico e incluso científico. Recordemos su etapa como periodista al ser editor de dos medios, la destacada e interesante revista cultural “Antorcha”, órgano del grupo cultural José Clemente Orozco que le tocó fundar y presidir. Fue gracias a este grupo y a su labor, que fue posible que volvieran a la población que les vio nacer y a recibir homenaje por su trayectoria personalidades como Consuelito Velázquez, Rubén Fuentes y otros destacados hijos esclarecidos de Zapotlán. También su labor social y vital para el propio don Juan de haber hecho en los años setentas del pasado siglo el periódico semanario “La Escoba”. Su faceta como médico homeópata, camillero y auxiliar de servicios médicos en el hospital San Vicente de Paúl. El haber sido un constante observador del coloso volcánico –El Colima- por varios años y haber tenido la función de haber llevado el registro de erupciones y exhalaciones, que después fueron plasmados en un libro que editó el gobierno del estado en Guadalajara. Así mismo, don Juan no fue ajeno a las artes, al haber cultivado la pintura de caballete y con la pluma al plasmar historias literarias en el formado de la narración cuentística que después editó. Pero quiero que quede claro que  su gran obra, su gran aporte,  misma que lo catapulta a la historia cultural de este pueblo de Zapotlán el Grande, es haber organizado, ordenado y estructurado con paciente y titánica labor el actual archivo municipal de la ciudad. Después de habérselo encargado la presidente en turno la Profra. Marielana Larios González, a decir del él propio señor Vizcaíno: “Encontré los archivos en un cuarto oscuro, húmedo, todos los documentos y papeles amontonados en cajas en un desorden total”.

Don Juan como Jefe del archivo y como cronista de la ciudad se dio a la tarea de organizar, y darle vida a esa dependencia de nuestro gobierno municipal. Su labor al frente del mismo fue sobresaliente, recordemos la edición de libros. Ahí se editaban los boletines del capítulo sur de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadista. El haber impulsado a finales de los años ochentas del pasado siglo la edición de la novela “Zapotlán” de Guillermo Jiménez, así como ediciones de la novela: “La hija del bandido” de Refugio Barragán de Toscano y otras muchas obras literarias. En los noventas fue el promotor de la erección del monumento a Guillermo Jiménez en la zona poniente de la ciudad, en tal tarea lo acompañó el maestro Ramón Villalobos “Tijelino”. Hasta que en los primeros años del nuevo siglo y milenio por su edad y su jubilación, le pasa la estafeta en charola de plata de la dirección del archivo al actual jefe y cronista Fernando González Castolo. Don juan al final de su vida recibió homenajes por parte de algunas administraciones del ayuntamiento, y por la Secretaría de Cultura en Casa Arreola. A tal grado que se le realiza un busto de bronce que se encuentra en Casa de la Cultura. También recordemos que recibió la presea nacional “Mendizábal” por parte del INAH a razón de sus méritos como cronista en esa labor constante de recopilación de la historia local y regional. Personalmente el que esto escribe, no tuve amistad con don Juan por diversos motivos, pero si me tocó en algunas ocasiones saludarlo e intercambiar algún comentario. Cuando en los años noventas el cronista de Tamazula Adrián Gil Pérez ingresó a la Sociedad Mexicana de Geografía me tocó ser invitado por mi amigo el Profesor Ernesto Neaves Uribe a la población de Contla, Jalisco, donde Gil Pérez presentaría su trabajo de ingreso, asistió don Juan como miembro de dicha sociedad, fue en su “eterno” Volkswagen –bocho-, mismo que nos tocó venirnos a mí y al profesor Neaves  por darnos un “aventón” de regreso para Zapotlán.  El trato con don Juan no era fácil por su edad y luego porque era muy explosivo –utilizaba mucho hablar con palabras altisonantes- ese era su estilo.  Tal vez por ser así, no se ganó el cariño de muchas personas del pueblo. Al final de su vida le tocó entablar amistad y camaradería con un señor que es todo un caballero como es el maestro Eduardo Etchart Mendoza notable historiador, oriundo de la capital y avecindado entre nosotros, dado que había afinidades entre ambos, se veía que a don Juan le asentaba bien esa amistad, y me atrevo a decir que don Eduardo de haber llegado unos años antes a nuestra comunidad cuando todavía don Juan estuviera de cronista en activo, la estafeta del archivo le hubiera tocado a este historiador. –Pero claro, las suposiciones no existen, la realidad es otra-. Ahora que ya físicamente no está don Juan Vizcaíno entre nosotros, nos toca ahora  recordarle, ojalá las autoridades municipales año con año le hagan su efeméride, a igual que otros que viniendo de otras tierras se hicieron zapotlenses por méritos y adopción. Por lo pronto sea este artículo mi humilde homenaje.  Que descanse en Paz don Juan S. Vizcaíno.

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