martes, 4 de marzo de 2014

Godofredo Olivares de pies a cabeza

Ricardo Sigala

Imagino a Godofredo Olivares como un coleccionista; como  un recolector de palabras, de conceptos de ideas; como un buscador de rarezas que se embarca cada día en el mundo para hacer descubrimientos, atento a la realidad, a los libros, revistas, suplementos culturales, películas; Godofredo es un fanático de las biografías de escritores y de los ensayos biográficos de la historia de las  cosas. 



 Veo en él un ojo avizor siempre alerta, siempre a la caza del dato, de la curiosidad, de la excentricidad que hará suyos, y atesorará durante un tiempo, a veces durante años, lustros o décadas, para luego regresarlos al mundo en forma de libro. Godofredo es un recolector, y también un organizador, un clasificador; hace del azar y del caos de los encuentros ocasionales una oportunidad para el orden y la  armonía. No importa si trabaje con ensayo o cuento, que son los dos territorios en que se le ve  Godofredo en completa libertad.

            Pienso en su trayectoria. En su primer libro, Recuerdos creados, hace una muestra de lectores, una suma de cuentos protagonizados por lectores de todas las edades, con distintos intereses, con voces narrativas diversas. Pareciera que el autor quisiera abarcar las posibilidades de su tema para agotarlo. Luego Puertas adentro, un libro con ya varias ediciones que se construye con la lógica de un edificio de departamentos y sus habitantes. Todos los cuentos inician con una puerta y cada historia tiene un tono, un color un ritmo distinto, en la búsqueda de unidad y multiplicidad simultáneas que caracterizan toda la obra de Olivares. Su libro Re/cuentos familiares es un catálogo de personajes, un muestrario de parientes reales e imaginarios en una muy amplia gama de escenas realistas, chuscas, complicadas, inesperadas, en las que la variada vocación del narrador se entretiene.

            En Brujulario, libro mucho más cercano al que hoy nos ocupa, Godofredo cultiva el ensayo. Este volumen es una especie de arcón, de bazar de asombros, ropero de la abuela que guarda las cosas de todos los días: anillos, escobas, corsés, espejos, jardines, mapas, nidos, venenos, manzanos, epitafios, retretes, pero también delirios, miradas y azotes. Textos bien informados, producto de una intensa documentación, sazonados con curiosidades y rarezas. Pero sobre todo con una escritura cuidada, meticulosa, transparente; conozco pocos escritores que se detengan tanto y con tanto compromiso estético en su ejecución verbal. Porque los textos de Godofredo son un placer para el lector por su propuesta y organización, pero también por el cuidado de su escritura, por la transparencia enunciativa con que se van desarrollando cada una de sus páginas.

            Leí De pies a cabeza, el más reciente libro de Godofredo, con la misma satisfacción que sus trabajos anteriores, el autor en ningún momento me quedó a deber según el estándar que sus libros anteriores ya habían establecido en mi percepción de su obra.  Más allá de eso me encontré con una obra más madura, más sólida en lo que se refiere al oficio de escritor. Veo esta entrega de Godofredo Olivares como un  complemento, una continuación de su Brujulario, en cuanto a  que la conformación de sus ensayos se hermanan en el tratamiento y desarrollo, porque sus estrategias de construcción establecen vasos comunicantes entre ambos libros. Si en el anterior las cosas eran el objeto de los interés de Godofredo, en esta ocasión los protagonistas son las partes del cuerpo humano. Como su nombre lo dice el autor hace un recorrido por el cuerpo de pies a cabeza con escalas en las cejas, el pubis, los bigotes, los brazos, en cuellos, manos, axilas, pero incluye además sudores, estornudos, lágrimas estableciendo que las excrecencias del cuerpo también son parte de nosotros, algo nuestro.  

Nos encontramos con un buen libro de ensayos literarios. Pues se trata de un libro erudito pero no pedante; un texto con mucha información pero que no agobia; un volumen que recurre a un lenguaje literario pero que no es en absoluto manierista ni impostado.
Como todos los libros de Godofredo Olivares, De pie a cabeza es un volumen caracterizado por la simetría y la búsqueda de perfección formal, que no excluye el juego. Por ejemplo, el título no sólo es una frase hecha que se resignifica al dar nombre un conjunto de ensayos y establece sus límites temáticos: el cuerpo, sino que además es un indicador de lectura, pues literalmente el libro se lee de pies a cabeza, es decir el primer ensayo trata sobre los pies y el último sobre las cabezas. Por otra parte el número de capítulos que tiene contribuye a dar un efecto de totalidad, por medio del simbolismo y connotación que tiene el número 25, como un ciclo que se abre y se cierra, un amanecer y un crepúsculo, como una evocación sutil del principio y el fin del una jornada.

Godofredo recurre a todo tipo de información: histórica, mitológica, periodística, de la cultura popular. Sus principales fuentes son la literatura, el cine, y especialmente las biografías. Empeñado indagador de la vida de los grandes personajes y temas de la historia de la humanidad, Godofredo Olivares nos da una muestra de fetiches, excentricidades y hábitos de los antiguos y los contemporáneos, rarezas de los artistas, las costumbres bárbaras o supuestamente civilizadas.

Los pies de Caravaggio, la frágil espalda de Jack London, y la seductora de Kim Novak, ese aposento de la soberbia que son las cejas, el mapa de los lunares del cuerpo que elaboró el griego Melampo, el pubis sin depilar de Marilyn Monroe, imaginar los rostros de Chaplin, Zapata, Nietzsche, Hitler, Salvador Dalí, Cantinflas sin bigotes, narices, uñas, trenzas, son una ocasión para satisfacer el gusto del lector con capacidad de sorpresa. Todo cabe en este libro que aunque su límite es el cuerpo humano tiene innegablemente alcances superiores, y que además para fortuna de los lectores está aderezado con una buena prosa y una particular sensibilidad estética.

Godofredo Olivares nos da la ocasión de conjuntar dos placeres, los del cuerpo y los de la buena lectura, y eso es algo que debemos agradecerle. De pies a cabeza puede ser un compañero de cuerpo entero para hacernos más agradable la travesía de los días que a veces nos agobian.


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