Ricardo
Sigala
Sedimentos de Gilberto Moreno
es el libro ganador del primer Concurso Municipal de Cuento 2013 de Zapotlán el
Grande, en la categoría Alfredo Velasco Cisneros. Este libro se fue gestando durante mucho
tiempo, su contenido puede verse como una materia suspensa que a fuerza de
reflexión y trabajo, especialmente mucho trabajo, se fue posando gradualmente en forma de
textos breves, que por breves no desmerecen en absoluto de su gravedad, por el
contrario los cuentos de tienden a proponer asuntos serios que con frecuencia
se equilibran con humor, un humor nada fácil, y con técnicas narrativas
diversas.
Sedimentos es el primer libro
de Gilberto Moreno, como ye se mencionó es el
ganador del Concurso de Cuento 2013, sin embargo el autor ya había
tenido otros reconocimientos, menciones honoríficas en por lo menos tres
certámenes distintos, tengo presente “El unicornio chino” en el concurso La
Jirafa y “Curta, precisa y portátil” así como “El relojero y el imperio” en
concursos realizados en universidades
tecnológicas. El autor ha dedicado mucho tiempo, más de una década, a conformar
un estilo que le ayude a comunicar sus impresiones del mundo desde la óptica de
la literatura, su paso por el taller literario de la Casa de la Cultura dejó
constancia de un trabajador persistente en la búsqueda del texto ideal, a la
par de un lector agudo que complementa toda vocación escritural.
Los cuentos que constituyen el
presente volumen tienen diferente origen: Algunos fueron hechos ex profeso para
concursos; otros son producto de tareas en talleres literarios; otros, meros
ejercicios de escritura; otros nacieron de una anécdota o experiencia personal,
pero todos tienen en común pertenecer a un género que cada vez se cultiva más
en el mundo y que tiene grandes exponentes en la literatura mexicana, me
refiero al cuento breve y con más precisión a la minificción.
Percibo dos claras líneas, o dos
tipos de texto, en la obra narrativa de Moreno, por un lado el texto que se
basa en un suceso histórico, para más datos un hecho de la ciencia, un descubrimiento
o una aportación científica a la técnica o la tecnología. Es lo que pasa en
“Curta, precisa y portátil” y “El relojero y el imperio”. Una calculadora, un
cronómetro, guardan sus historias que esperan ser contadas, ya sea el origen
teórico que la hizo posible, las circunstancias de sus inventores, la huella de
la historia y los grandes sucesos en la vida de los personajes y sus
aportaciones. Gilberto hace uso de objetos o actos en apariencia lejanos a la
literatura y los convierte en textos literarios. Y para lograrlo recurre al uso
de diferentes enfoques narrativos: saltos en el tiempo y en el espacio,
anécdotas, todo al abrigo de un lenguaje meticuloso y excesivamente atendido
que hace que la lectura fluya de manera natural. Creo entender que el cuento
“Jirafas” forma parte de esta categoría pero su punto de partida no es la
ciencia sino la obra de Jorge Luis Borges.
Otra faceta de la cuentística de
Gilberto Moreno es la minificción o cuento brevísimo o híper breve. Catorce de
los diecisiete cuentos del libro caben dentro de esta categoría. Los recursos
de los que hace uso el autor son variados: la vuelta de tuerca o giro
inesperado, las fábulas de tono ético, los juegos de palabras, el género negro
o policiaco, así como la incorporación de diversos usos de modos textuales
extraliterarios como la adivinanza, el piropo, el aforismo, las redes sociales
(twitter), los anuncios de ocasión, enriqueciéndolos o literaturizándolos por
medio de la deconstrucción o la parodia.
Los temas que dominan Sedimentos son la dificultad de la
comunicación profunda entre las personas, los distintas formas de entender la
realización, las inmediaciones del amor
y el sexo (la ironía, el desamor, el escape, el edipismo, la insatisfacción,
el humor), y la permanente indagación de la realidad, en particular de las
relaciones entre las personas.
EN LA TRADICIÓN
ZAPOTLENSE
La
ciencia como tema literario no es extraño ni ajeno en la tradición del cuento
zapotlense. En varios textos, Juan José Arreola recurrió a él con constancia y
éxito, pensemos en los casos de “El himen en México”, “Baby HP”, “En verdad os digo”. Sin embargo el
tratamiento que hacen ambos autores es muy distinto. Arreola usa las retóricas
del articulo científico o la difusión de la ciencia enriqueciéndolas con el
discurso literario para hacer parodias. Gilberto, por el contrario, hace uso de
los recursos narrativos literarios, de manera que la ciencia hace su
contribución en el ámbito del tema y su historia.
El texto breve también tiene una
buena tradición en la literatura zapotlense, recordemos los pequeños textos que
conforman Zapotlán lugar de Zapotes
de Guillermo Jiménez, y otras miniaturas que se encuentran dispersas en su obra
narrativa. Por otra parte pensemos en Arreola, sabemos que es un maestro de la
brevedad y de la miniaturización, ejemplos inmejorables son Variaciones sintácticas y Bestiario. Así pues podemos afirmar que Sedimentos guarda un vínculo quizás
modesto, pero una relación al fin, que lo ancla con una parte de la tradición
cuentística zapotlense.
La escritura de Gilberto Moreno
deja ver a un escritor minucioso,
detallista, meticuloso. El autor, en su maniaca virtud de relojero antiguo y de
años de búsqueda, ha logrado una estética basada en mecanismos mentales
estrictos, quizás heredados de su formación profesional, no escribe por escribir, siempre debe haber
una idea previa, un concepto, una lógica (o su contrario) del pensamiento, pero
ha aprendido a subordinar esos rasgos de su carácter a las necesidades mínimas
de la literatura: una escritura limpia que guarda un ritmo y una música
personales y una búsqueda en el decir, lo que se traduce en un manejo discreto
y equilibrado de las técnicas narrativas.
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