Elizabeth Rentería
Con frecuencia escuchas decir que si no tienes enemigos,
no estás haciendo bien tu trabajo, en otras palabras no eres famoso. Ernesto
Cardenal con figura entre religioso-bohemio y Dios a imagen de la “creación de
Adán”, es alguien que se atrevió a irrumpir en el silencio, Borja Hermoso,
entrevistador del diario El País lo describe como un volcán.
Este poeta nicaragüense de 59 años aún tiene energía para
convertir su opinión en poemas, ser un revolucionario en la técnica de
escritura, opositor frente a los sistemas de gobierno en su país y en la
iglesia católica; en 1983 fue excomulgado por Juan pablo II, entonces sumo
pontífice, actualmente Santo.
“El poeta menos premiado…” ganó el Neruda en 2009 y el Reina Sofía de poesía
Iberoamericana en 2012, su obra, toda poética, denuncia y es crítica de dos
grandes males para la humanidad, la Iglesia católica y el gobierno de Somoza.
Para Cardenal su condición como profeta de la teología de la liberación le ha
traído muchos problemas, principalmente con el Vaticano, puesto que su “acción
poética” va más allá de simples palabras ordenadas con temas religiosos,
amorosos, políticos, pero lo que más llama la atención en la construcción de su
poesía son los Salmos en el Evangelio del Solentiname dedicados a “un Dios que
hace tiempo renunció a ser Dios”.
La crítica dice que la poesía de Cardenal es apreciada
por lectores sofisticados, yo considero que eso no le interesa a este poeta, en
su trabajo “cabe todo y todo es posible […] como en la prosa”, entonces ¿qué es
la poesía de Ernesto Cardenal? –es trabajo bellamente crítico.
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