Ricardo Sigala
¿Fernando del Paso? Es. Es un
hombre. Es un hombre que hoy tiene el cabello encarrujado y entrecano.
Tiene setenta y nueve años y algunos muy
selectos libros. Y yo cuento los años, los libros, las estaciones de tren, los
cristeros, la historia de Dulcenombre y Guadalupe. Cuento las anécdotas de la
medicina, la plaza de Santo Domingo, la muerte de nuestro espejo, las islas de
la publicidad y la prima Estefanía. Cuento también los monólogos de Carlota,
los castillos de Chapultepec, de Miramar, de Bouchout, el Cerro de las Campanas,
la tortura de Du Pin a Carbajal.
Leo y releo sus novelas fundamentales, textos que ninguna
historia de la literatura castellana puede excluir: José Trigo, Palinuro de
México, Noticias del Imperio. Cuento y recuento, vuelvo a leer esas obras
irrepetibles, y lo constato. ¿Fernando del Paso? es un hombre, cada vez más
viejo, y un escritor, cada vez más grande, autor de una obra cada vez más
irrefutable.
¿Recuerda usted el año 1966, cuando del Paso era “una
apasionante incógnita de nuestras letras”?, ¿cuando José Trigo era una
“obra maestra desconocida”?, ¿lo recuerda? Hoy sabemos que la cultura en México
no se puede comprender íntegramente sin estos monumentos literarios.
¿Por Fernando del Paso es que me pregunta usted? Ah, pues le
diré que hace muchos años lo vi caminar por los campamentos ferrocarrileros de
Nonoalco-Tlatelolco con un enorme libro blanco al hombro, algunos aseguran que
se trataba en realidad de un ataúd. Más tarde lo vi, al timón de un navío de la
generación de los años sesenta, caer en la Plaza de las Tres Culturas, lo
imagino ahora, cráneo en mano existencialmente enunciando ¨to beer or no to
beer¨, buen Hamlet mexicano. Luego lo vi en el castillo de Bouchout,
indagaba, en el interior de la locura, sobre los misterios, la fascinación, la
infamia del siglo XIX mexicano. Y ya que lo pregunta, aprovecho para
contestarle, porque hace mucho que quería decírselo: Fernando del Paso es, hoy
más que nunca, una apasionante certeza
de nuestras letras, el artífice de una obra magna y maestra.
Déjeme decirle que hoy vino el mensajero a darnos noticias
de Fernando del Paso, me habló de las múltiples ediciones de José Trigo y
su Premio Xavier Villaurrutia; de Palinuro de México, sus traducciones
al portugués, francés, alemán, inglés y holandés, y tras desplegar un rollo de
pergamino cibernético, me enunció sus premios: el de Novela México, el Rómulo
Gallegos en Venezuela, el Premio a la Mejor Novela Extranjera en Francia; me
habló de la treintena de reimpresiones de Noticias del Imperio y de su
premio Mazatlán. Hoy, lector, vino el mensajero a decirme que le otorgaron a
don Fernando el Premio Nacional de Lingüística y Literatura, el FIL en Lenguas
Romances, que él sigue llamando Juan Rulfo, que es Creador Emérito de la Nación
y Maestro Emérito y Doctor Honoris Causa
por la Universidad de Guadalajara.
¿Fernando del Paso? ¿Insiste en no saber quién es Fernando
del Paso? Pues déjeme decirle. El es Don, “autor de la más formidable empresa que en el
terreno idiomático se haya intentado en Hispanoamérica”, en palabras de un tal
Juan Rulfo. El es Don Fernando, el James Joyce de la lengua castellana, que
hizo de su Carlota la Molly Bloom mexicana. El es Don Fernando del Paso, padre
de José Trigo, Palinuro de México, Noticias
del Imperio, Los sonetos de lo diario,
Poemar, Castillos en el aire; y a la vez, sospecho, padre e hijo de una Paleta de colores y De la A a Z un poeta. El es Don Fernando del Paso Morante, hacedor,
demiurgo, artífice de universos literarios, el pequeño dios de Huidobro,
poseedor del fiat book, creador por su palabra en una semana que
solía durar 10 años de arduo palabreo y amaseo de información e imaginación. El
es Don Fernando del Paso Morante de México, culto y erudito, profundo
observador de la realidad mexicana: la intervención francesa, la guerra
cristera, el charrismo sindical, el movimiento ferrocarrilero de los cincuenta,
del movimiento del 68.El es Fernando del Paso
Morante de México y del mundo, barroco, sensible y activo defensor de
las causas justas, siempre tiene una plegaria, para los huérfanos, por ejemplo,
devoto de la novela total, de las orgías del lenguaje, de las mitologías y las
literaturas del mundo, de todos los autores, todas las rosas y todos los
planetas, de la catarsis, el buen gusto y las pasiones orgánicas y espirituales,
el humor y la crítica, autor de una obra universal que nos honra a sus
lectores. Querido lector, fiel lector,
ausente lector, distante lector, ¿qué no sabes quién es Fernando del Paso?
hipócrita lector ¿que sí sabes quién es Fernando del Paso? Hoy el mensajero
vino a decirnos que Fernando del Paso continúa entre nosotros con toda su
estela de prodigios.
¿Fernando del Paso? Es. Es un hombre. Es un hombre que hoy
tiene el cabello encarrujado y entrecano. Es un hombre, cada vez más viejo, y
un escritor, cada vez más grande, Fernando del Paso es todos nosotros, sus
lectores.
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