Ricardo
Sigala
Juan
Goytisolo es una de esas inteligencias necesarias para la humanidad. Su
pensamiento y ejercicio literario va mas allá de la del simple espectador que
recrea el mundo. Goytisolo nos muestra en sus libros las cosas que ya sabemos
pero lo dice de tal manera que terminamos por pensar que en realidad no las
sabíamos.
Además también nos revela perspectivas que no imaginamos o que no
quisimos ver. Para la primera aseveración están sus novelas, pensemos en el
recuerdo entrañable y perturbador que deja la lectura de Duelo en el paraíso (1955 ), esa historia de niños tan inocentes
como perversos, metáfora de la vida adulta; para demostrar la segunda
aseveración tenemos sus ensayos en los que los aspectos no canónicos de la
cultura española son abordados de manera inesperada: irrumpe contra la
hidalguía basada en la pureza de sangre, contra el tan castizo rechazo de las
ideas heterodoxas, contra el catolicismo como identidad y lastre de la
civilización hispana, contra el eurocentrismo y las definiciones tradicionales
de la sexualidad.
A lo largo de más de medio siglo
de escritura, de transitar por la cultura hispana e islámica desde la Edad
Media hasta nuestros días, de practicar la novela, el ensayo, el libro de
viajes, las memorias, la crónica, el testimonio y la crítica Juan Goytisolo se ha convertido en un
escritor imprescindible en nuestra lengua, eso lo han entendido los jurados
Premio Cervantes, lo han entendido y además han tenido el valor de otorgárselo
a un iconoclasta, un heterodoxo.
Juan Goytisolo ha sido un nómada
irredento, desde el inicio de su carrera literaria abandonó su natal Barcelona
para establecerse en París, ahí vivirá varias décadas pero en constante
contacto con Marraquech, en donde se establecerá definitivamente en 1997 tras
la muerte de su esposa. El autoexilio que el escritor se impuso se derivó
inicialmente de su desacuerdo con el gobierno de Franco, pero poco a poco sus
reflexiones nos muestran un mundo hispano intolerante y más tarde una Europa
poco crítica y con serias deudas consigo misma y con el mundo islámico.
Un refugio intelectual para
Goytisolo fue y ha sido la literatura de hispanoamericana, desde Sor Juana Inés
de la Cruz hasta sus contemporáneos como Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti,
Manuel Piug, José Lezama Lezama Lima, Reinaldo Arenas, Severo Sarduy y
Guillermo Cabrera Infante entre otros muchos autores que comparten con él las
búsquedas formales, la irreverencia y la crítica aguda de la sociedad.
Tres momentos se identifican en
la trayectoria literaria de Juan Goytisolo. La primera da comienzo en 1953 con
sus primera novelas, Juegos de manos
y posteriormente Duelo en el paraíso.
Destacan también en esta época varios libros de
viajes, y se le conoce como su etapa de realismo crítico. Hacia 1966 el
catalán inicia una nueva etapa de experimentación narrativa con Señas de identidad, la primera parte de
una trilogía que se completaría con las novelas Don Juan y Juan sin tierra.
La trilogía Álvaro Mendiola, así se le conoce por el nombre del protagonista de
las tres obras y que funciona como un alter
ego del escritor, se trata de una crítica ácida de la España franquista.
Después de los años ochenta en que comienza a visitar con frecuencia Marrakech,
Goytisolo se da a la tarea de escribir una serie de novelas caracterizadas por
una abierta experimentación verbal y estructural, una deslumbrante mezcla de
voces e intercalación de tiempos, en donde conviven los clásicos de la
literatura española, los actuales medios de comunicación , la guerra de los
Balcanes y la evolución de la izquierda tras la caída del muro de Berlín. Los
títulos que destacan en esta etapa son Paisajes
después de la batalla, Las virtudes del Pájaro solitario, La saga de los Marx,
El sitio de los sitios o Telón de boca.
A mediados
de los años ochenta, Juan Goytisolo hizo una importante aportación al
memorialismo español, con sus dos volúmenes de memorias Coto vedado
(1985) y En los reinos de taifa (1986). Este género que ha sido poco
socorrido por los escritores españoles y que cuando lo han practico lo han confundido
con la confesión, en Goytisolo se asume como un examen de conciencia, con rigor
y en momentos hasta despiadado con su propia historia; así recorremos su
infancia, la revisión de su compromiso antifranquismo, su condición de hombre
de izquierdas, su autoexilio, además de su gradual reconocimiento de su
homosexualidad.
Juan
Goytisolo es un escritor que une orillas: la España borrada y la España
visible, el mundo árabe y el mundo occidental, América latina y España, la
experiencia erótica en sus diversas manifestaciones. En su ensayo “¿Un mundo
sin contemplativos ni poetas?” escribe sobre Lezama Lima algo que puede
aplicarse a él mismo: Es
sensible “al fulgor de la palabra y el significado de la aventura creadora”.
Tiene “el empeño de esos pocos espíritus (…) por rescatar aquellos textos que
preservan la herencia luminosa gracias a la cual existimos”.
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