miércoles, 4 de febrero de 2015

En busca de la "Musa Blanca"

Mar Pérez


El poeta entendió la fugacidad de su musa
y el peligro de las palabras
Pedro Valderrama Villanueva





Pedro Valderrama Villanueva (Tijuana, 1973), concibe a la poesía como una conversación entre dos amigos: "dos cómplices. Entre dos espíritus afines", y por ello, en Musa Blanca (Libros Invisibles, 2014), nos comparte, a través de dieciséis poemas, construidos en verso libre, su visión acerca de pasajes que para muchos podrían pasar inadvertidos por su cotidianeidad; para ello se vale de una prosa nítida y asequible, con la que consigue imágenes bien logradas: Aquellos puentes/a esta hora/siempre/se/arrodillan. 


Musa Blanca contiene gran parte las creaciones poéticas que Pedro Valderrama ha escrito a lo largo de dos décadas. Predomina la evocación, la memoria grata y la nostalgia agridulce de las playas de Tijuana y Rosarito, donde transcurrió la infancia del autor. El mar es el escenario que predomina en todo el poemario, y esto se anuncia en los epígrafes de Jaime Sabines, José Gorostiza y Ramón López Velarde.

Gastón Bachelard (1932), afirmó que la poesía es una “metafísica instantánea”, un breve poema debe ofrecer una visión total del universo del autor, su concepción del mundo, experiencias, sensaciones, etc.; Valderrama, en este diálogo, se muestra al otro, de manera auténtica, sabe que nadie se oculta a través de la literatura, sino al contrario, por eso el primer epígrafe es una cita de Sergio López Mena: La literatura es el único espacio donde de verdad somos, donde no podemos ocultarnos. Fuera de la literatura todo es careta, imagen y afeite: los días enmascarados.
De manera que quien lea las páginas de Musa Blanca, sabrá de la vulnerabilidad de su autor: Soy un blanco/, por estar frente a ti; la sensación momentánea de soledad: Las olas/son canciones tristes/que alegran nuestras vidas solitarias/en las tardes cuando caminamos cerca del malecón; también está presentes la inconformidad: He buscado un astillero/para que construya una barca y nos lleve lejos de a q u i; y en “Los pájaros inasibles”, la imposibilidad de hacer realidad algunos sueños o anhelos. 

La alegría, el amor y la esperanza están representados en una figura, la naranja, fruta que también simboliza la fertilidad.


Valderrama, especializado en investigación literaria, con éste, su primer poemario, muestra otra faceta de su actividad creadora, también dotada de inteligencia, ojo crítico, y la sensibilidad de un artista y un auténtico lector.

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