Cristina
Arreola Márquez
El escritor Juan Mireles, proveniente del Estado de
México, presentará su novela de reciente aparición Yo [el otro] Octavio, publicada por Ediciones El Viaje. Se trata de
una novela que involucra reflexiones acerca de la existencia, la otredad, las
relaciones humanas, entre otras, los cuales se van desentrañando en el
recorrido que el personaje principal, Octavio, realiza en la búsqueda de sí
mismo, o quizá de ése otro que
anuncia el título.
La cita es para este próximo
jueves 26 de febrero, en punto de las 6:30 p.m., en la Casa Taller Literario
Juan José Arreola, ubicada en Pedro Moreno No. 5, Col. Loma de Barro, Ciudad
Guzmán. Asimismo es de destacar que el evento se encuentra dentro del marco por
los festejos del VIII aniversario de la Casa Arreola y en él se contará con
lectura de algunos pasajes de la novela, así como las palabras de análisis
alrededor de la obra, a cargo de Sandy Silva y Cristina Arreola.
A continuación una breve entrevista que el autor concedió
al suplemento cultural LA JIRAFA con motivo de su novela:
–¿Cómo ha sido
para ti la experiencia de novelar?, pensando desde el momento en que el autor
decide o encuentra una línea temática hacia la cual apuntar la historia, y
hasta tener en sus manos el libro terminado.
–He escrito cuatro novelas en los últimos ocho años
(solo Yo [el otro] Octavio se ha
publicado) y para escribirlas, antes de la historia, estructura, estilo y
demás, necesité de una sensación, la primera muestra de “algo”, ese algo que
también llamo sustancia, que en sí mismo es únicamente una potencialidad de
ser, una vez que aparece tengo la curiosidad, o en algunos casos, la obsesión,
de saber qué es. En la medida en que cierro los ojos e imagino eso que estoy
sintiendo, me voy dando cuenta de quién es y qué es lo que quiere, porque
regularmente resulta ser un personaje. Y dependiendo del nivel de obsesión que
me genere su presencia es la necesidad de escribir sus palabras; es decir;
escribo lo que quiere decir aquello que se me presenta. Así inicio mis novelas,
después, el entorno se va formando. Pensar primero en una historia que en un
personaje, particularmente me parece que es hacer al revés las cosas, pues las
historias las crean los individuos, en este caso, los personajes y no el cuarto
vacío o cualquier otro ambiente que sí, puede ser sensible y lo que quieras,
pero en estos hay ausencia de palabras, no hay sentidos, simplemente son. No
está de más mencionar que sin las palabras no habría historias. Las historias
son meramente un asunto de la imaginación del individuo (como todo: nosotros
hemos inventado las sociedades y su funcionamiento. La ilusión que diariamente
vivimos es una historia que salió de la imaginación del ser humano). En lo que
respecta a la publicación de la obra, ya es un asunto que va más allá del
escritor: editar la obra depende de muchas circunstancias, y de otras personas.
–¿Por qué
elegir el nombre de “Octavio y nada más” para protagonizar tu novela, se trata
de una referencia a Octavio Paz y sus teorías?
–Si alguna relación tiene el nombre del personaje de
la novela con Octavio Paz será el concepto de otredad, pero no más allá de eso,
incluso, yo llego a leer y estudiar a Paz ya con la idea del otro bien establecida. Platón y
Descartes me abrieron la ventana hacia adentro y al mismo tiempo afuera de mí
mismo. Se llama Octavio porque cuando empecé a escribir ese nombre es el que
salió de pronto. No tuve qué pensar en cómo nombrarlo.
–El personaje
abre telón con la noticia de su despertar “de entre los muertos”, ¿cuál es la
razón por la que a pesar de anunciar la pérdida de todos sus sentidos vitales,
Octavio no puede hacer otra cosa más que pensar
antes que incluso poder ver?
–Porque la gran tragedia del ser humano es el hecho
de no poder evitar pensar. Como ente energético, como sensación, como
potencialidad de ser, etcétera, solamente se está, se es, y con eso basta para
existir; sin embargo, Octavio, por alguna razón (que se devela al final de la
novela), aun siendo etéreo inicialmente, sigue siendo “hombre” y recobra la
capacidad de recordar, y así mismo, tener conciencia de sí. De esta manera,
Octavio se sabe muerto y no, se sabe vivo y no, y esto le genera una lucha
existencial profunda que el mismo se va generando, porque volvemos a lo mismo,
solo el ser humano es capaz de inventarse y con ello, su historia.
–¿Qué espera
Juan Mireles del lector que emprende el viaje en este re-despertar de Octavio?
–Me gustaría que el lector sintiera al personaje en
todas las facetas en las que éste se presenta durante el transcurso de la
novela. Generarle la sensación de otredad. Sacudirle, por qué no, sus ideas. Abrirle
otra ventana, la del interior del hombre, de esa otra cosa de que estamos
hechos, y que a partir de ahí le surjan más preguntas que respuestas. También,
sembrarle una duda, la terrible y perversa duda, de saber si eso que le ocurre
a Octavio, podría ocurrirles también a ellos.
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