miércoles, 25 de marzo de 2015

Primero, Abalorios, luego Del color del ámbar y ahora: Opalescencias.

J.  Jesús Juárez Martín



Recibí atenta invitación del Colegio México Franciscano a la presentación del  libro “Opalescencias” de la estimada señora Virginia Arreola Zúñiga para el día 17, los calificadísimos comentaristas en la presentación serían el señor Juan Manuel Preciado y Fray Rubén González Argüelles en el Colegio México de estupendo auditorio donde presentaron recientemente “Apuntes de Arreola desde Zapotlán” del  Doctor Vicente Preciado Zacarías.



Doña Virginia escritora desde siempre como reflejo de asidua lectura. En 1951 en los Juegos Florales convocados por Arquitrabe, platicó hace tiempo, que su hermano Juan José obtuvo el primer lugar, el segundo lugar Don Félix Torres Milanés, el tercero fue para ella y el cuarto para el Dr. Jesús Figueroa de Sayula, las experiencias de ese reconocimiento y el haber convivido con su hermano en México en ese año, llenaron de alegría y  luz su juventud como faro durante su vida porque opinó, fue un premio importante entre los excelentes escritores de la región. En México tuvo la oportunidad de convivir con literatos de la época, amigos de su hermano.

Después de su matrimonio con el Dr. Roberto Espinoza, continuó escribiendo para ella, atesorando vivencias, registrando sentimientos entre anhelos y testimonios gráficos de  aconteceres, expresión a su vida entregada a hijos y esposo, sin renunciar a la práctica de la composición escrita en aquel tiempo lejano, tan cerca de las vivencias profundas de juventud y madurez, expresadas con el gusto liberador de escribir que  con nostalgia se recuerdan.

Son tres los libros publicados por la “Última musa de Zapotlán”, así la distinguió el Hno. Rubén. "Abalorios" y "Del color del ámbar" son los títulos de sus ediciones, prosa rica de conceptos claros, metáforas naturales, cercanas, comparaciones en el derredor nuestro de riqueza exuberante de los elementos, cosas de usos materiales en desuso, el empleo de figuras de construcción literaria al describir, enumerar los hechos de la vida en su querido Zapotlán, los objetos, empleo de ellos en el trabajo cotidiano y del hogar, usos y costumbres, del Zapotlán, de la provincia del país, del vivir, el antaño inmediato que muchos vivimos… hace cinco, seis, siet… décadas.

Los presentadores estuvieron en su sitio en espera de la hora, cuando el maestro de la ceremonia con elegante lenguaje y sobriedad dejó el uso de la voz al Hno. Rubén, como siempre conceptual, atinado en la disertación, comentó contenido del libro de la ameritada autora, compartió que ella descubría su interioridad, y con finura entregaba sus recuerdos para liberarlos entre la alegría de vivir, testimonio de superación en la vida que conoció el dolor, el sufrimiento, los aceptó enfrentándolos y los superó con valentía escalando  con optimismo en la propia vida personal y familiar. Recuerda bellos y difíciles momentos, perviven vivencias arropadas con nostalgia, dejó testimonios escritos y de ellos  nos entrega un bello libro de brillos refulgentes de su personalidad.

El ambiente entre escolares respetuosos, invitados y familiares, todos expectantes del lugar, personas y desarrollo del evento, con atención escuchamos al señor Juan Manuel Preciado, mostró conocimiento, aprecio por varios literatos al citar, homologar los textos cercanos, clásicos, y de Opalescencias, hizo reflexiones sobre las formas de vida de ese tiempo, y la presentación de experiencias de la autora al vivir en Manzanillo y lograr mejoramiento económico al producir,  la familia Arreola Zúñiga, y comerciar con bebida muy nuestra, el sabroso tepache que los marineros,  pescadores  lugareños, degustaban y les refrescaba.                                                                                                                  Sus hijos, familiares y numerosas amistades asistentes conocen y reconocen su trayectoria que antes que cualquier epíteto, prevalece lo sustantivo: Gran mujer y escritora que muestra su formación humana y literaria, su experiencia, anhelos; realidades para los suyos, a los conocidos, a   jóvenes los que compartan la lectura de "Opalescencias".

Opalescencias: Plural de opalescencia. Opalescencia: Reflejos parecidos a los del ópalo. Fiesta de la palabra parsimoniosa, de luz de sentimientos, experiencia y legado.

Los  aplausos y muestras de afecto se prodigaron al término de la presentación. La Señora Arreola, amable, paciente con las numerosas personas, todas y cada una que pidió su autógrafo en el libro, posó para la foto, mientras el Conjunto de cuerdas de los Hermanos Martínez, esperaba allá cerca de la biblioteca, donde se tomó exquisito ambigú, cortesía de la institución que invitó.

Los días de mitad del mes de marzo, tuvieron un estado atmosférico diferente, fueron lluviosos, fríos como no recuerdo de otros años; para dar vigencia al  dicho, “febrero loco, marzo otro poco”. Todo tiene parte positiva, 14, 15, 16; y los anteriores días, nos obligaron a salir lo menos posible del hogar, disfrutamos música, lectura que de textos que esperan... y ya llegó la primavera.


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