J. Jesús Juárez Martín
Recibí atenta invitación
del Colegio México Franciscano a la presentación del libro “Opalescencias” de la estimada señora
Virginia Arreola Zúñiga para el día 17, los calificadísimos comentaristas en la
presentación serían el señor Juan Manuel Preciado y Fray Rubén González Argüelles
en el Colegio México de estupendo auditorio donde presentaron recientemente
“Apuntes de Arreola desde Zapotlán” del
Doctor Vicente Preciado Zacarías.
Doña Virginia escritora desde siempre
como reflejo de asidua lectura. En 1951 en los Juegos Florales convocados por Arquitrabe,
platicó hace tiempo, que su hermano Juan José obtuvo el primer lugar, el segundo
lugar Don Félix Torres Milanés, el tercero fue para ella y el cuarto para el
Dr. Jesús Figueroa de Sayula, las experiencias de ese reconocimiento y el haber
convivido con su hermano en México en ese año, llenaron de alegría y luz su juventud como faro durante su vida
porque opinó, fue un premio importante entre los excelentes escritores de la
región. En México tuvo la oportunidad de convivir con literatos de la época,
amigos de su hermano.
Después de su matrimonio con el
Dr. Roberto Espinoza, continuó escribiendo para ella, atesorando vivencias,
registrando sentimientos entre anhelos y testimonios gráficos de aconteceres, expresión a su vida entregada a
hijos y esposo, sin renunciar a la práctica de la composición escrita en aquel
tiempo lejano, tan cerca de las vivencias profundas de juventud y madurez,
expresadas con el gusto liberador de escribir que con nostalgia se recuerdan.
Son tres los libros publicados
por la “Última musa de Zapotlán”, así la distinguió el Hno. Rubén. "Abalorios" y "Del color del ámbar" son los títulos de sus ediciones, prosa rica de conceptos claros,
metáforas naturales, cercanas, comparaciones en el derredor nuestro de riqueza
exuberante de los elementos, cosas de usos materiales en desuso, el empleo de
figuras de construcción literaria al describir, enumerar los hechos de la vida
en su querido Zapotlán, los objetos, empleo de ellos en el trabajo cotidiano y
del hogar, usos y costumbres, del Zapotlán, de la provincia del país, del vivir,
el antaño inmediato que muchos vivimos… hace cinco, seis, siet… décadas.
Los presentadores estuvieron en
su sitio en espera de la hora, cuando el maestro de la ceremonia con elegante
lenguaje y sobriedad dejó el uso de la voz al Hno. Rubén, como siempre
conceptual, atinado en la disertación, comentó contenido del libro de la
ameritada autora, compartió que ella descubría su interioridad, y con finura
entregaba sus recuerdos para liberarlos entre la alegría de vivir, testimonio
de superación en la vida que conoció el dolor, el sufrimiento, los aceptó
enfrentándolos y los superó con valentía escalando con optimismo en la propia vida personal y
familiar. Recuerda bellos y difíciles momentos, perviven vivencias arropadas con
nostalgia, dejó testimonios escritos y de ellos nos entrega un bello libro de brillos
refulgentes de su personalidad.
El ambiente entre escolares
respetuosos, invitados y familiares, todos expectantes del lugar, personas y
desarrollo del evento, con atención escuchamos al señor Juan Manuel Preciado,
mostró conocimiento, aprecio por varios literatos al citar, homologar los
textos cercanos, clásicos, y de Opalescencias, hizo reflexiones sobre las
formas de vida de ese tiempo, y la presentación de experiencias de la autora al
vivir en Manzanillo y lograr mejoramiento económico al producir, la familia Arreola Zúñiga, y comerciar con bebida
muy nuestra, el sabroso tepache que los marineros, pescadores
lugareños, degustaban y les refrescaba. Sus
hijos, familiares y numerosas amistades asistentes conocen y reconocen su
trayectoria que antes que cualquier epíteto, prevalece lo sustantivo: Gran
mujer y escritora que muestra su formación humana y literaria, su experiencia,
anhelos; realidades para los suyos, a los conocidos, a jóvenes los que compartan la lectura de "Opalescencias".
Opalescencias: Plural de
opalescencia. Opalescencia: Reflejos parecidos a los del ópalo. Fiesta de la
palabra parsimoniosa, de luz de sentimientos, experiencia y legado.
Los aplausos y muestras de afecto se prodigaron al
término de la presentación. La Señora Arreola, amable, paciente con las
numerosas personas, todas y cada una que pidió su autógrafo en el libro, posó
para la foto, mientras el Conjunto de cuerdas de los Hermanos Martínez,
esperaba allá cerca de la biblioteca, donde se tomó exquisito ambigú, cortesía
de la institución que invitó.
Los días de mitad del mes de
marzo, tuvieron un estado atmosférico diferente, fueron lluviosos, fríos como
no recuerdo de otros años; para dar vigencia al
dicho, “febrero loco, marzo otro poco”. Todo tiene parte positiva, 14,
15, 16; y los anteriores días, nos obligaron a salir lo menos posible del
hogar, disfrutamos música, lectura que de textos que esperan... y ya llegó la
primavera.
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