miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Diputado o Payaso?

José Luis Vivar


En México, durante los años cincuenta, sesenta y mediados de los setenta del pasado siglo XX, era común que al llegar el día de las elecciones para Presidente de la República, muchos ciudadanos se inclinaran a escribir el nombre de Cantinflas en las boletas electorales.
 La acción obedecía a la hegemonía autoritaria del partido oficial, y a la ausencia de buenos candidatos. Cantinflas para candidato rezaba la famosa frase, misma que más tarde se multiplicó en alcamonías y playeras, obviamente con la efigie del popular mimo. El chistecito desde luego, no agradaba ni a los candidatos ni a los miembros del tricolor.

            Más de treinta años han pasado de esos sucesos, y se quiera o no denotaban las miserias de un sistema político ajeno a los principios democráticos.  Hoy en día, las cosas han cambiado, algunas para bien y otras para estar peor que antes. Por ejemplo, en más de una ocasión hemos visto cómo los asuntos políticos han dejado de tener ese nivel de concordia, seriedad y respeto para pasar a convertirse en un verdadero circo, especialmente la Cámara de Diputados, donde, sin importar el partido a que pertenezcan, personajes improvisados buscan sobresalir de forma grotesca, dejando entre ver la mugre y pobreza de quienes dicen ser nuestros representantes. Menudo favor que nos hacen.

            Pero tal parece que nuestro país no es el único donde la improvisación es la base de quienes se dedican a engañar a la población.

            En Sao Paolo Brasil, ocurrió un hecho sin precedentes. Everardo Oliveira Silva (1965), mejor conocido como Tirica, es un payaso que participa en un popular programa de televisión llamado Show do Tom. Imbuido sin duda por la efervescencia política decidió lanzarse como candidato a diputado por parte de la fracción minoritaria: Partido de la República. Lo mejor de todo fue bajo el lema que pasa a la historia y que debiera importarse a otras naciones, incluida la nuestra: “No sé qué hace un diputado en Brasil, pero vote por mí y se lo cuento”.

Everardo Oliveira Silva, "Tirica".
            La respuesta en las urnas no se hizo esperar, y el pasado 3 de octubre, este payaso obtuvo ¡más de un millón de sufragios (1.116.542)!, datos confirmados por el Tribunal Superior Electoral (TSE), del vecino país carioca.

            Independientemente de la influencia que hayan tenido los medios electrónicos entre los electores, es un hecho sin precedentes que sorprende y no, porque los ex futbolistas Bebeto y Romario también resultaron vencedores en esta contienda. Esto, más que nada viene a confirmar que existe una crisis similar a la que se vive en México, o esta clase de situaciones son meros hechos aislados que sólo pueden ocurrir en los países democráticos.

            De manera concreta, el asunto del payaso que se transforma en diputado preocupa a un amplio sector de la ciudadanía brasileira porque temen que lejos de cumplir con sus funciones, se muestre como lo que profesionalmente es en la Cámara baja, argumentando además ser el representante del estado de Sao Paolo.

            Como vacilada suena bien, en la práctica no debe ser agradable que los problemas de la ciudadanía queden en manos ¡de un payaso! Aunque las cosas hay que verlas con sentido del humor. Aquí en México, muchos que llegan a ocupar una curul en la Cámara tienen doble personalidad: son personas solemnes en la calle, y son malos payasos al momento de participar en asuntos que debieran tratarse con mayor seriedad.

            La pregunta obligada es: ¿Alguien se atreverá a pagarle los gastos a Tririca para que venga al Distrito Federal y ofrezca un seminario de payasadas? Sería interesante ver cuántos personajes de la clase política nacional se anotan para mejorar sus rutinas, especialmente cuando las cámaras de televisión los sacan a cuadro, y ahora sí nos hagan reír a todos.

            Hasta el próximo miércoles.

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