miércoles, 27 de octubre de 2010

Volver al Futuro, un cuarto de siglo después

José Luis Vivar

La campaña publicitaria de “Volver al Futuro” (Back to Future, Robert Zemmeckis, 1985) fue modesta en comparación con lo que se hace ahora. Es más, frente a otros estrenos de ese año, pintaba para ser sólo una película más del verano. Por ello es que en los Estados Unidos se estrenó un 3 de julio. No obstante, las aventuras de ese alocado y carismático Marty McFly se convirtieron en algo más que una simple historia hollywoodense.
            Cuenta la leyenda que el escritor-guionista Bob Gale, después de ver un álbum fotográfico de su padre, tuvo la idea de imaginar lo maravilloso que sería viajar al pasado y convertirse por un tiempo amigo de su padre-adolescente; esto es, compartir pupitre en la escuela, correr aventuras, asistir a los bailes, inclusive ligar muchachas, entre ellas, y sin querer ¡a su propia madre! Esta simple pero divertida premisa sirvió de base para que Gale escribiese una pequeña sinopsis que encantó a Steven Spielberg, quien no dudó en decirle que ese borrador podría convertirse en una extraordinaria película de ciencia ficción, inclusive daba para una secuela. El resto es histórico. Zemmeckis participó como co-guionista y director, y la historia no sólo dio para una secuela sino que terminó siendo una trilogía, y con el paso de los años se convirtió en un clásico del séptimo arte.

            Pero, ¿qué es lo que volvió tan popular una cinta evidentemente americana? Lo universal de su temática. Un adolescente –el más joven de la familia-, que vive con unos padres y hermanos mediocres, se siente asfixiado en su joven existencia. Además de su novia, su mejor amigo es un científico excéntrico e inventor, el Dr. Emmett Brown, quien ha dedicado 30 años a gastarse la fortuna de la familia, tratando de inventar una máquina del tiempo en forma de automóvil, el De Lorean DMC-12.

            Cuando siente que está listo para probar su proyecto, toma a Marty para que viaje hasta 1955 y se encuentre con él mismo que lo envió, para que se encargue de regresarlo, aunque antes deberá hacer unos pequeños ajustes en el pasado. La mayor sorpresa para el viajero del tiempo no es regresar a un tiempo que desconoce, sino descubrir que su padre es más atarantado de lo que imaginaba, y descubrir que su madre es una coqueta de primera.

            El dinamismo, los guiños del presente y del pasado se mezclan en esta fabulosa comedia que se convirtió en la favorita de ese año. Su protagonista, Michael J. Fox, fue el nuevo ídolo, tal vez porque se muestra como muchos jóvenes: audaz, pero al mismo tiempo tímido, inteligente pero humilde, y gracioso, aunque nunca lo pretenda ser.

            Su contraparte: Christopher Lloyd es el complemento. Sus locuras, desaciertos y angustias sirven para exponer de forma clara y precisa la teoría de la relatividad de Einstein, las paradojas del tiempo, y otros temas propios de la física cuántica. Con ello queda claro que a veces la ciencia también puede ser divertida.

             Por último, la atmósfera relajada en este filme muestra la época que se vivía a mediados de los ochenta. Los malos de entonces no eran los talibanes sino los libios, y el mundo, incluido nuestro país, vivía momentos de verdadera paz.

            “Volver al Futuro”, con un presupuesto de 19 millones de dólares, recaudó la nada despreciable cifra de 210 millones, por lo cual fue la más taquillera de ese lejano 1985. Lo único lamentable de esta celebración es la salud de Fox, quien desde hace ya varios años padece la enfermedad de Parkinson. Aun así, debe estar también festejando este cuarto de siglo con todos sus compañeros de producción. Y a nosotros los espectadores nos toca recordarlo como ese muchacho inquieto que decoró nuestros días de ayer. Y qué mejor forma de hacerlo que volver a disfrutar esa cinta, escuchando este inolvidable diálogo:

10227: Interior. Noche. Automóvil De Lorean MC-12.
El Doc y Marty suben al automóvil. Han dejado atrás a sus perseguidores, pero el tiempo apremia. El primero se nota nervioso, voltea para todos lados.

DR. EMMETTE BROWN:
¡Es tiempo de volver al futuro, Marty!
MARTY McFLY:
-¡De acuerdo, doc!
DR. EMMETTE BROWN:
-¡Enciende el De Lorean!

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