martes, 14 de diciembre de 2010

“Nuestro Secreto” de Marianela Puebla

Rocío L’Amar*

Dónde empieza y termina la literatura infantil, pensando en que el/la autor/a escribe para niñ@s, en un sentido didáctico, educativo, formativo, recreativo, que resulta también interesante a los adultos, (para el/la niñ@ que fuimos o que somos) aunque no las elijamos de manera específica, como cualquier otra literatura. Virtudes y riesgos del oficio. Sin embargo, qué características debe tener la literatura infantil para despertar el interés en l@s niñ@s, y en este punto, Italo Calvino, adquiere un papel fundamental, orientándonos en un sentido crítico hacia la brevedad, la lógica esencial, la estilística de la narración, el lenguaje, estos elementos, fuentes de seducción y hechizo son advertidos por el público infantil.

Porque es sabido que la idea de sociedad ha ido cambiando, evolucionando, y se ha ido tomando conciencia -por parte de l@s escritores/as- haciéndole un espacio a la infancia, ya no con obras moralizadoras como sucedía en antaño sino didácticas y educativas, estéticas e imaginativas. No olvidemos que a partir del S. XX la literatura infantil comienza a ramificarse en varios subgéneros, teatro, poesía, historietas, no sólo manifestándose en toda su importancia, sino asimismo se la empieza a considerar un mercado lucrativo para la industria editorial, también en el campo de la psicología y la psicopedagogía.

Cabe destacar que cada vez que alguien intenta establecer cuáles son las reglas que debe cumplir un/a escritor/a para escribir un texto infantil, políticamente correcto, pienso que no hay precepto, norma, estatuto, reglamento, código, ley, pauta, guía, método, patrón, solamente debe ser atractivo para el lector infantil, debido a que el arte tiene siempre un elemento de misterio que no se deja reducir a ninguna ordenanza. No obstante, en lo que un@ puede estar de acuerdo -en cuanto a la creatividad e innovación como capacidad reflexiva, imaginativa y afectiva- es que han habido manifestaciones a través de diferentes épocas y movimientos literarios que aún ocupan un lugar propio y único en la historia de la literatura infantil.


En estos tiempos ya nadie duda que la lectura sea indispensable para dominar el lenguaje e incentivar la imaginación de los niños por medio de cuentos infantiles, para que nazca en ellos alternativas recreativas, no forzadas que se revelen en la adultez como un aliado en su desarrollo personal y profesional. Es por esta razón que pienso que las palabras de Isaac Bashevis Singer, escritor polaco, que recibiera el premio Nobel de Literatura 1978, están vigente hoy día, al enumerar las razones porqué él escribía para niños.


Aquí estas razones:


(1) Los niños leen libros, no críticas literarias. No les dan la menor importancia a las críticas. (2) No leen para descubrir su identidad. (3) No leen para eximirse de culpas, para reprimir sus ansias de rebelión o para librarse de la alienación. (4) No sienten necesidad de psicología. (5) Detestan la sociología. (6) No tratan de entender ni Kafka ni el Finnegan´s Wake. (7) Todavía creen en Dios, en la familia, en los ángeles, demonios, brujas, gnomos, en la lógica, en la claridad, en la puntuación y en otras tonterías obsoletas por el estilo. (8) Adoran las historias interesantes y no los comentarios ni las notas al pie. (9) Cuando un libro es aburrido, bostezan abiertamente, sin ninguna vergüenza ni miedo a los entendidos. (10) No esperan que su autor predilecto logre redimir a la humanidad. A pesar de ser niños, saben que el autor no tiene ese poder. Solo los adultos alimentan esas ilusiones infantiles.


Entonces, ¿por qué?


Un punto coincidente, con mis propios juicios, respecto a la obra que me ha presentado Marianela Puebla para que escriba  el prólogo (que agradezco porque la he disfrutado de la mejor manera que puede hacerlo un lector, cual es ir in crescendo, -en progresión creciente-, el hambre por descubrir el desenlace) es que existe una lucidez intelectual -una suerte de aliento- que cuenta con el apoyo de un trabajo de tiempo completo, -como escritora comprometida con nuestra palabra-, es decir, se ha dedicado con frenesí a su vocación literaria, no hay vuelta atrás, ya estoy aquí y aquí me quedo, me parece escucharla.


La obra NUESTRO SECRETO de Marianela Puebla, narra  la historia de un niño hipersensible. Obra inmersa en un realismo mágico desprovista de toda intención pedagógica o moralizadora, que contribuye al desarrollo de un magín de acontecimientos como motor de la imaginación de “Gerardo”, su protagonista, que se ve enfrentado a experiencias sobrenaturales y que irá experimentando a partir de la aplicación de castigos de encierro que usaban sus tíos en un cuarto oscuro bajo la escalera.


Novela, aparentemente, ilusoria, irreal y fantasiosa, pero vívida.


El lenguaje es directo y convincente. Actúa como conciencia, prudencia y emancipador que se adapta perfectamente a la literatura infantil para desdramatizar situaciones conflictivas y tensiones en un escenario de miedos y soledades, egoísmo y crueldad, de modo que se recrea también las fantasías de un niño que transgrede su realidad por una vida llena de emociones y aventuras.


Misterio, ingeniosidad y la forma de contar dan garantía del mérito de la obra.


Todos sus personajes están entrelazados y forman parte de una gran familia. No hacen falta nombre ingeniosos con que se bautizaban antiguamente en literatura infantil a los protagonistas. No obstante, curiosamente encontramos gnomos, como el repartidor de sueños, el recogedor de pesadillas, el colector de suspiros, el capturador de gases, el recopilador de hojas secas, entre otros.
Marianela Puebla nos enseña que la literatura infantil está sometida a otras leyes que la literatura para adultos. Una puerta, por cierto calidoscópica, dentro de un marco cultural pedagógico infantil, de manera que sirve para enseñar y educar por medio de historias fantásticas. Una novela de dieciocho capítulos, que la acercan al mundo infantil, juvenil y, porqué no decirlo, adulto. Sugerente, en su temática. Inacabada, en cuanto a los fenómenos que no tienen explicación racional o científica. Sencilla, porque carece de adornos innecesarios y composturas en su lenguaje. Sorprendente, en función de la historia narrada. Psicosocial, como un hecho o mecanismo discriminatorio o resultante en la vida de l@s niñ@s huérfan@s. Virtuosa, en la enseñanza. Significativa, porque explica diferentes formas de interpretar el mundo de los niños. Sensible, para descubrir y apropiarse y disfrutar todas las potencialidades del ser humano desde el punto de vista formativo. Estimulante, porque abre paso a la imaginación y la fantasía. Educativa, porque posibilita el desarrollo del lenguaje, la memoria y la capacidad de recrear imágenes y escenas en la mente del/la niñ@.


Finalmente, creo que es un yacimiento de respuestas para psicólogos, una puerta abierta para entrar en el mundo infantil, ya que muchas veces éstos abandonan la realidad en que viven para irrumpir en un mundo onírico, y así autoauxiliarse.




* Presidenta de la  Sociedad Escritores San Pedro de la Paz – Chile, San Pedro de la Paz, Agosto de 2010.

3 comentarios:

  1. Iván, hice link hacia el Suplemento desde el prólogo en Identidad y Memoria... abrazobeso de luz desde Chile, Ro

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  2. Muchas Gracias, por lo del link, pasemelo para yo poder ponerlo aquí también. Gracias.

    Milton Iván Peralta.

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