José de Jesús Juárez Martín
El sábado 11 fui requerido para hacer la presentación de un libro Juegos Eróticos en el “Refugio” en Sayula de la Profra. Esperanza Rodríguez Flores, Conocida también como Pera Dulce y fue una grata sorpresa la nutrida asistencia que éramos aproximadamente unas 100 personas.
Una de las características de esta colección de cuentos es que el lenguaje es muy cuidado y la prosa resulta clara, nombrando a la pasión, los hechos, partes anatómicas por su nombre sin exceso de eufemismos con pinceladas de romanticismo y metáforas claras a lo que se describe.
La bien lograda narrativa describe detalladamente los rituales eróticos deseados por los personajes antes de las relaciones sexuales, las intensas vivencias de los arrebatos carnales en la imaginación o experimentados, la euforia de los momentos vividos, el apaciguamiento psíquico por realizarse con deseo, ciertamente, pero basados en la libertad que convergen, con satisfacción carnal y bienestar emocional de la liberación de la lívido con sus efectos físicos, psicológicos, aunque sociales no hay señales, porque todavía viven el ritmo de toma y daca, de vamos, venimos.
Los argumentos de las historias brotan de la naturalidad de los encuentros entre personas que se conocen y se tratan a distancia hasta que tiempo, espacio, circunstancias y deseos cercanos a la eclosión, algunos hacen trizas el pudor inicial, el respeto humano, repentina, y violentamente; otros, son riesgos inminentes que nos mantienen expectantes y tensos mientras los tocamientos con morosidad miden y remiden milímetro a milímetro eróticamente la anatomía jadeante, como el consumo lento de la cera, pabilo y pólvora quemándose hacia el tonel de la TNT en la mortecina recámara que aprisiona suspiros, quejidos y ruidos confusos, hasta los gemidos y ayees de insatisfacción o satisfacción reclamante.
Las descripciones de los personajes, son tan cercanos al lector que hasta los reconocemos en ese imaginario subconsciente. Personas comunes, desprovistos de una notoriedad social, elementos de la convivencia citadina, que transitan en los afanes cotidianos de ser, crecer, desenvolverse y encontrar el compañero de la vida o la enamorada compañera, vamos diciendo “la media naranja”, de virtudes y defectos tan nuestros, que por momentos al adentrarnos en la lectura, tomamos roles activos de testigos de los hechos y hasta sentimos correr las emociones por nuestra sangre como protagonistas virtuales de los hechos en suplantación de los personajes.
La lectura nos lleva a encontrarnos criaturas paradisiacas, frescas, y trémulas como vuelo de mariposa, adolescentes, jóvenes y hasta adultos, en ellos y ellas la pasión existe, en ocasiones la irresponsabilidad es ajena a cualquier nobleza, hay actitudes caballerescas, corteses propio de una educación manifiesta en el trato personal; que contrastan con las acciones de embusteros sin consideración alguna que presumen su astucia y traición, con la presunción consabida.
En esta obra el dios del amor, Eros, rige el mundo. Los dos sexos, tanto de varones como de las mujeres, son criaturas predestinadas al erotismo que se entiende de una manera sensual y que, por consiguiente, reclaman el experimento carnal según los dictados del instinto sexual, desoyendo la razón y las normas morales, que consideran descalificadas éticamente para seguir los impulsos y la pasión que envuelve.
En estas imágenes escritas de sexualidad en funciones no hay presencia de rasgos míticos, son criaturas de carne y hueso, de hueso y ¡que carne! Según apreciación de Pera Dulce
Y aquí una disgregación intencional ¿Por qué Pera Dulce? La autora de este singular libro.
Tradicionalmente hay una asociación de manzana, fruta, dulce, jugosa, con Eva, mujer, sensualismo, maternidad, entre pudor e invitación a probar del fruto prohibido, Adán siguió la fuerza de la lívido y la racionalidad al margen, la obediencia, falta y brotó en los seres primeros, la pasión que los convirtió en humanos, con raíces de eternidad e impulsos de carnalidad. Pero eso es otra realidad, otra historia.
Pera Dulce, fruta verde, semejante a la manzana, agridulce, sabrosa al fin, producto más criollo que la misma manzana aunque tenga semejante origen. Ahora Pera Dulce, mujer, nos invita a conocer su interioridad por la literatura, una consciente pensante que en la dimensión del amor, subyacente del cariño de familia, del amor de Pablo de Tarso, cáritas, el amor todo lo perdona, no es engreído, lo descubro en su fina dedicatoria uniendo los dos polos inmanentes en nuestra humana naturaleza en búsqueda de felicidad fin de los humanos que en este mundo nos relacionamos.
Finalmente me permito hacer como lector, la recomendación de la lectura de este libro “Cuentos eróticos” por las razones que he comentado en esta presentación, ahora es probable que exista un plus de las lecturas: si la situación erótica no está muy caída o deteriorada, la terapia de esta lectura podría ser suficiente para elevar el ánimo antes del encuentro deseado, evitando la compra de fármacos. Imagínese que antes de llegar a la recamará hubiera lectura alternada, tal vez no siempre la terminaran, pero podrían platicar sus encuentros a Pera Dulce y serán materia de inspiración literaria.
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