viernes, 18 de marzo de 2011

Comercio justo

Salvador Manzano
Alguna vez en una charla entre amigos, escuché que alguien mencionó: “Comercio Justo”, para no verme tan ignorante me lo guardé para indagar después de qué se trataba, fue entonces que me di cuenta que es una iniciativa de algunas organizaciones no gubernamentales, algunas de movimientos pacifistas, religiosos y ecologistas.
 Y consiste básicamente en promover una alternativa de comercio que se da con una participación voluntaria y justa, entre productores y consumidores. Puede ser considerado una versión humanista del:
                        
El sistema Comercio Justo o Alternativo, se orienta hacia el desarrollo integral, con sustentabilidad económica, social y ambiental, respetando la idiosincrasia de los pueblos, sus culturas, sus tradiciones y los derechos humanos básicos. Es impulsado y practicado por millones de personas solidarias en diversas partes del mundo. Aquí las llamadas Tiendas del Tercer Mundo cumplen un rol decisivo, a través de voluntarios que en sus horas libres apoyan en la venta de productos como Café de Colombia, Ron de Cuba, Miel de Chiapas, Quinua de Bolivia y Abrigos de Perú, etc. Me gustaría ver en estas listas las palanquetas de Zapotlán, los dulces del Fresnito, las cajetas de Sayula, no estaría de más darle una buscadita la manera de aprovechar estas oportunidades, porque lo HECHO EN MEXICO
ESTA BIEN HECHO ¿seguro?

         Para no irnos tan lejos, yo agregaría a este concepto otras cositas más a la mano, mire usted, ahora todo esta bien caro, muchos productores y comerciantes al estilo de los chinos y los brasileros venden cosas baratas; pero de ínfima calidad, e inclusive haciéndolas pasar por productos de marca, nomás acuérdate compadre la chanclas que le regalaste a la comadre, dizque de Rio de Janeiro, se fue bien sensual al mercado y regresó como venida de una manda y te dije compadre, mejor cómprale unas 7 leguas, su talquito de vez en cuando  y te olvidas del calzado de tu doña para toda la vida.
Mira compadre, hablando del comercio justo, para que me entiendas, te contaré, cuando vivía en Colima una vez que necesitaba una charola de lámina para la jaula de mis pericos, me dijeron: “con Terriquez, es el mejor laminero de la comarca, nomas es medio informal” (algún defectito había de tener). Bueno, pues puesto pie en su negocio, pude apreciar muchos de sus productos, excelente artesanía, como en un museo, tinas, baldes, jícaras, comales, en fin. Había un ruidajo interminable de martillazos y maquinaria, también había una plantilla de obreros todos sordos y una bella y gentil recepcionista (también sorda) que se acercaba a mi para ponerse a mis ordenes, expresada mi necesidad, sonrió y fue grácilmente en busca del patrón.

Y luego presentándose el Sr. Terriquez, me dice: “su charola le costará $350 pesos y está lista en 4 días” (entonces, ese precio me pareció carísimo, el plazo razonable), Y ¿Qué crees compadre?, pasan los 4 días y… “aún no esta lista venga mañana”.  Recordando la advertencia de quien me recomendó este lugar, se me ocurre decirle: “mire Sr. Terriquez, mi tiempo también cuesta, así que el tiempo que usted me haga perder se lo voy a cobrar, su charola a estas alturas ya se depreció ya ha de salir como en $300 pesitos, ¿Qué le parece si cada vez que me falle, le bajamos? ¿es un trato justo no?...” al día siguiente estaba lista la charola, muy buen trabajo, tan hermosa, capaz de competir en un concurso nuestra Belleza Charola 2011…y agárrate compadre, me la regaló. Ese día, le quité lo informal a ese hombre, muy seguramente le esta yendo mejor en su negocio.

Como esta historia hay muchos casos que hay que “rectificar”, por ejemplo las tarjetas de crédito, te sacan un dineral, si tienes dinero a favor… ¡también! ¿Qué es esooo?... mira compa para que sepas, el otro día trayendo los centavos contaditos para comerme una tostada (sólo una) con agüita fresca, y como traía ganas de comer pata y lomo, pues la pedí mitad y mitad, y !a comer a gusto! pues ándale compadre a la hora de pedir la cuenta, ¡que me tumban del burro! una tostada de esa naturaleza cuesta más y ¡con la misma carne!…pos yo creo que la diferencia me la cobraron de la vergüenza que me dio compadre, porque no traía ni un centavo más y como me puse bien pálido, pues se apiadaron. Es bueno que todos los negocios pongan letreros y etiquetas de los precios de los productos, el mexicano es tímido por antonomasia, créanme que este gasto en etiquetitas y letreritos pronto les brindarán beneficios.

Ayer fui a la tortillería y la señorita que me atendió, previamente había cobrado y con las manos tomó mis tortillas para pesarlas, luego agarró una bolsita de plástico que no podía abrir, le dio una sopladita al interior y por fin se abrió ¿crees que comí tortillas ese día, compadre? ¡Claro que no! me acaba de tomar mi licuado de semillas de calabaza con epazote para las lombrices.

Tenemos que meternos de lleno a ofrecer CALIDAD; pero TOTAL, en el precio debe ser alcanzable y justo; en el producto, debe ser bueno; en el servicio (atención, higiene, formalidad, garantías), solo así seremos competitivos y especialmente JUSTOS… ¡Hasta en estas cosas uno se gana cielo compadre!
libre comercio, que al igual que éste, es voluntario entre dos partes, y no tendría lugar si ambas partes no creyeran que iban a salir beneficiadas. Entre sus premisas más importantes se encuentran: a garantizar un salario justo a los trabajadores, mejorar las condiciones de trabajo, fomenta la equidad de género, combatir la explotación infantil, salvaguardar las minorías étnicas y preservar el medio ambiente.

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