miércoles, 9 de marzo de 2011

Rescatando al olvidado: Guillermo Jiménez

Milton Iván Peralta Patiño/Notiecos/Zapotlán
Héctor Alfonso Rodríguez.
(Foto: Milton Iván Peralta)
Me impactó que tuviera una calidad impresionante, y que fuera respetado en ciertos círculos sociales, y en Zapotlán estuviera olvidado”, dijo Héctor Rodríguez.

"Hoy a las veinte horas, se cierra la cocina para abrir el comedor. Hoy, concluye el trabajo de veinte años, todo se resumirá en la presentación de esta noche".


 
Como cerrando ciclos. Como la receta secreta, cocinada a fuego lento, Héctor Rodríguez Aguilar hoy presentará su nuevo libro: “Guillermo Jiménez, ensayo biográfico”, el cual tardó veinte años en terminar, hoy por fin se hará realidad, el platillo se presentará a los comensales en la sala de cabildo. La cena será a las 20 horas.

LOS INGREDIENTES
“Cuando estudiaba la preparatoria, fue cuando escuche hablar de la obra de Jiménez, fue en la clase del doctor Vicente Preciado Zacarías”, recordó Héctor, mientras intentaba no recargarse en el sillón color plateado, en la pequeña sala de un café.

El reflejo. Héctor Alfonso Rodríguez.
(Foto: Milton Iván Peralta)
Vicente, provocaría en su joven alumno, quien rondaba los 19 años, el mágico deseo de conocer al autor zapotlense, quien quedó prendado y en los siguientes años de su vida se dedicaría a leer y estudiar la obra del cónsul de Viena. “Leí Constanza, después pude acceder a Zapotlán, un libro que casi nadie tenía, ya que había sido vetado por la iglesia; gente como Juan S. Vizcaíno, Vicente Preciado o Alfonso Camacho y unos cuantos más, tenían esa edición de 1952, hecha por Porrúa y con la cual construirían las torres de Catedral pero el libro fue quemado”, explicó Héctor mientras veía como la mesera con delicadeza dejaba los cafés sobre la mesa. Héctor tenía –en sus años de juventud- los ingredientes para buscar su receta y lograr su objetivo.

PREPARACIÓN
1991, Zapotlán levantan un busto en honor a Guillermo Jiménez, en la famosa plazoleta conocida como el “Testerazo”, fue ahí donde Héctor tendría su primer contacto con la hija de Guillermo: Constanza Jiménez. “Ahí le platique que quería hacer una biografía sobre la vida de su padre, pero en ese momento no tenía nada, nada –repite mientras mueve la cabeza y la mano negando- ella me dijo que sí, que cuando fuera a México la visitara y me daría información”. Durante varios años iba cada tres o seis meses a México, para comenzar a ir tras los pasos del autor de “Constanza”, y a la vez “hacía vida cultural allá”. Comenzaba a guisarse el proyecto.

No fue fácil, buscar en las diferentes secretarías y departamentos del gobierno de México, para ver los pasos en sus diferentes trabajos, “era buscar en los archivos muertos, pasar horas y horas buscando en cajas, documentos y medio encontrar algo, no fue fácil sacar documentos”. Lento, a fuego muy lento, más parecido al “baño María”, Héctor iba sacando documentos del embajador, anécdotas con los amigos del escritor, buscar en las diferentes librerías, libros donde lo mencionaran, pasar horas… días… años… en el archivo de la nación, e ir creando la vida del autor de “Tardes de Lluvia”.

“Los problemas eran cuando encontraba lagunas en su vida, así que tenía que crear hipótesis, había poca información aquí en Zapotlán y no era fácil encontrar información en México”, recordó Héctor. Sorbió el café, lo había dejado enfriar para poder seguir tomándolo.

EL INGREDIENTE SECRETO
“Alfonso Camacho fue la persona más importante para la investigación de este libro”, esto fue porque Camacho tiene un parentesco con Jiménez por parte de sus madres, es así como lo conoció en persona y supo muchas anécdotas que Héctor puso en su biografía.

La hija Constanza, contó cosas importantes pero “siempre fue muy hermética, no sé si era desconfianza, o que yo por mi poca experiencia a la hora de entrevistar no pude sacarle información”.  Las fotos que de ellos sacó, fueron la sal para ilustrar y dar un realce al libro.

HAY QUE DEJARLO REPOSAR
“Hace dos años estuvo terminado –diciembre de 2008-, pero no pudo ser publicado, un editor de Zapotlán me prometió publicarlo, nomás hizo un avant premiere, y nada más. Ya no le interesó”, así que este libro tuvo que esperar más, “era como La Cordillera de Juan Rulfo, todo mundo lo espero y nunca lo vieron”.

Fue el año pasado, se acercaban los veinte años de que se inauguró el busto de Guillermo en el “Testerazo”, no podía pasar la fecha por alto, así que Héctor se lo propuso al arquitecto Fernando G. Castolo, cronista de Zapotlán, el publicar el libro, fue tras recomendación de Milton Iván Peralta quien recomendó la Editorial de El Mago de Oz, para que ahí se imprimiera, fue en diciembre cuando el libro quedó listo, con una vestimenta en negro y en la portada la foto del autor, un libro físicamente bello, elegantemente bien vestido, que pocas veces se ven libros con dicha calidad hechos locamente.

LA CENA
La portada del libro:
Guillermo Jiménez: ensayo biográfico.
Hoy a las veinte horas, se cierra la cocina para abrir el comedor. Hoy, concluye el trabajo de veinte años, todo se resumirá en la presentación de esta noche, los encargados de presentar el trabajo del “chef” Héctor serán Víctor Manuel Pazarín y Roberto García Correa. Héctor concluye diciendo “tenemos una deuda con Jiménez, aún no está saldada, nada más se le abonó algo”. Buen provecho.

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