viernes, 1 de abril de 2011

En una revista de literatura

Salvador Manzano

Leyendo una revista literaria de un gran poeta amigo, con el perdón de él, mi atención se desvió un poquito analizando los textos de algunos nóveles escritores que participaban, bellos por cierto; pero déjenme contarles algo, creo que todos los estudiantes en el proceso formativo, adoptamos ciertos comportamientos o modismos curiosos, no digo que no funcionen, que sea malo o anormal, simplemente que existen (no me maten). Para no agraviar a los futuros literatos menciono primero lo que me sucedía a mí y a mis compañeros de ingeniería (los aplicaditos, que a los otros ni en cuenta), en primera instancia todas las conversaciones se entremezclaban con teoremas, formulas, todo “matematizado” y solo eran comprensibles entre los del mismo ámbito. El ajedrez era el nuestro juego elemental y la música clásica, porque según nosotros, estimulaba el ingenio, la creatividad  y el apego al método científico. Para decir, por ejemplo: “a ti a quien no conozco aun”, decíamos: “En las variables de mi vida, encontraré el factor común y las determinantes para resolverte, y entonces serás mi constante…hoy eres incógnita, mañana...serás mía…” — ! Ese compadree, que suspirotes!—  En el caso de los estudiantes de química, estaba mas canija la cosa, no salen de tricloruros metacrilatos etílicos y quien sabe que tanto. Ah de ser esto
como el parte del proceso, como una adolescencia profesional ¿no? simpático ¡por supuesto!
 
En tanto en las escuelas de literatura, sucede lo suyo. Los nóveles escritores, recurren a muchos recursos interesantes, como el de anteponer casi de ley, epígrafe a sus textos. Es muy común el uso del recurso: “Como dijo…Francescolatto” que es muy bueno, pero que nunca se olviden decir quien el mentado Francescolatto y …”que dijo”, para poder “estar en sintonía”, hasta ahí vamos bien…lo que si nos ataranta un poco (en especial a mi compadre, que ni estudió) es que traten de hacer sus textos con palabras raras, rimbombantes e inalcanzables…indecibles; creo que todos los escritores debieran escribir en un lenguaje universal, al alcance de todos y que bueno sería que el único requisito fuera “saber leer”…el escritor tiene el don, el arte para lograrlo de una manera congruente, amena y clara.
Te acuerdas compadre— aquella época, cuando veíamos a Verónica Castro en la TV, era un programa nocturno, la acompañaba el maestro Juan José Arreola, increíble, ¡vaya! era maravilloso escucharlo. En ese entonces la Vero y el maestro conversaban con los artistas invitados de la noche. Era un programa exquisito por la calidad que le otorgaba la sola presencia de Juan José Arreola, definitivamente. En cierta ocasión, la invitada de la noche fue la cantante Thalía, muy jovencita y hermosa por cierto; tal vez por su inmadurez llegó al programa soberbia y a la defensiva, creyendo que el maestro Arreola pusiera en evidencia su mala educación, su “incultura”, y pues no fue así, ella solita con sus actitudes se vio como una muchacha vulgar e irreverente y salió casi huyendo de los foros.  Increíble, si la magia de Juan José Arreola es clara, transparente como el agua, no entiendo porque esta chiquilla se salió de sus cabales.
Bueno, poco tiempo después, me convertí en un ferviente admirador de Gloria Trevi, por su belleza, por su dinamismo y porque me encantaba escucharla cuando cantaba “Dr. Psiquiatra” –Mi compadrito hasta compraba sus calendarios— en cierta ocasión fue la invitada al programa nocturno de la Vero y el maestro,  obvio ella no era una mujer, digamos culta, ni preparada; pero si muy sensata y con una gran dosis de humildad. Se presentó pues, la hermosa fémina al programa en cuestión con un enorme diccionario Larousse, temerosa también, solo que iba dispuestísima a disfrutar la presencia del mago de las palabras. Al cuestionarle para que era ese diccionario, dijo que para no quedarle mal al maestro, ¡encantadora la mujer! —¡Y buena!— ¡cállese compadre!
El maestro agradeció en gesto de la joven artista y se prestó para hacer uno de los mejores programas de esa edición. Juan José Arreola sacó su increíble magia, y a la altura de la artista y de todos los televidentes, no solo la “divificó”, la divinizó, fue una noche de literatura total, por supuesto Gloria le dedicó su mejor actuación. Realmente fue una noche fabulosa.
Esta memorable esa fecha, la recordaré siempre con admiración, como un ejemplo de lo que puede hacer un gran maestro, como el magistral escritor zapotlanense Juan José Arreola para hacerse señor y amo total de las circunstancias, sin importar edades, ni culturas, ni nada. Así de fácil. Ámonos compadre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario