jueves, 14 de abril de 2011

La Biblia en el Cine II: Ben Hur

José Luis Vivar

Es posible que el nombre del escritor norteamericano Lewis Wallece (1827-1905) le diga poco a la gente, tal vez porque su fama ha sido eclipsada por la fama de su obra literaria: Ben Hur. O tal vez porque él nunca anduvo buscando la gloria, sino que en todo momento luchó por conciliar su atormentado espíritu debido a los horrores que vivió durante la Guerra Civil o de Secesión en los Estados Unidos, cuando era general del ejército de la Unión.
            Testimonios de personas que llegaron a tratarlo en aquella época, definían a Wallace como un alguien preocupado por su patria y por lo que vivían los oprimidos, en este caso la nación mexicana que padecía la invasión francesa. Al finalizar la guerra, participó activamente en la misión secreta de ayudar al vecino país, vendiéndole armas y municiones. Comentan incluso que de manera personal dispuso de grandes cantidades de dinero que lo hicieron quedar casi en bancarrota, aunque para este hombre originario de Indiana, haber podido ayudar en algo a la causa mexicana era lo que le llenaba de satisfacción.

            Retirado de la vida militar, y tras desempeñar diversos cargos políticos, fue electo gobernador del territorio de Nuevo México, y en 1880 publicó Ben Hur: a Tale of the Christ, el cual se convirtió en todo un éxito editorial.

            En 1925 dicha historia fue adaptada al cine por el cineasta Fred Niblo; sin embargo, sería la versión de 1959 dirigida por William Wyler la que elevaría a niveles de inmortalidad, la obra del general Wallece.

            Producida por la MGM, con un presupuesto de 15, 900,000 dólares y teniendo como estelar a Charlton Heston, esta película dio mucho de qué hablar desde antes de su filmación, pues se hablaba de que iba a contar con un reparto de sólidos actores y actrices, no estrellitas, y una escenografía realmente grandiosa. Palabras que fueron una realidad al momento de ser estrenada.

            La historia se ubica en la región Palestina el año 30 dominada por el Imperio Romano. Un noble hebreo llamado Judá Ben Hur quien comercia especies con el pueblo invasor, es amigo de Messala, a quien conoce de toda la vida, y que ha llegado como jefe de dos legiones porque se habla de posibles levantamientos.

            La fraternidad de ambos amigos se ve fracturada, cuando el representante del César le pide a su amigo que delate a los judíos traidores. Ante su negativa, Messala lo hace prisionero y se encarga de venderlo como esclavo, en tanto que a la madre y hermana de Ben Hur las envía a prisión.

            La vida del protagonista como esclavo y como un hombre convencido de recuperar su libertad hacen de esta cinta de más de tres horas toda una experiencia épica. De manera especial resalta la secuencia la carrera de los carros tirados por caballos en el coliseo.

            Pero además del factor visual, la película resalta la relación que de manera arbitraria se presenta entre Ben Hur y Jesús. La causalidad de esos dos encuentros marcan al primero quien lo reconoce como alguien especial, alguien que puede ayudarle en su vida y la sanación de su madre y hermana enfermas de lepra.

            Ganadora de 11 premios de la Academia, esta cinta recaudó en taquillas durante el año de su estreno 70, 000,000 de dólares en los Estados Unidos y 90, 000,000 más en el resto del mundo.

            Los atributos que tiene son muchos, pero quizás el más trascendente sea el mensaje humanista, de tolerancia y hermandad  que pretendió dar desde las páginas de su libro, Lewis Wallace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario