domingo, 3 de abril de 2011

La dominación Adánica

Daniel Alberto Bedolla

Carlos Fuentes ha nombrado a su última novela Adán en Edén, una novela periodística. Según sus palabras, es una novela hecha por un “lector de periódicos y las noticias tienen que ver con ajusticiamientos, violencia, crimen organizado y capos de la droga”.

 Quizás, le falto agregar la dominación masculina presente en su obra. Si es bien sabido, que la dominación masculina está arraigada en las costumbres sociales y en la política, quitando importancia a la mujer. En mucho menor proporción que antes, pero todavía existe un largo camino por recorrer. Y si tomamos a la novela de Andán en Edén como un claro ejemplo de nuestra realidad mexicana, nos daremos cuenta que esto es una realidad tanto en la pieza literaria como en nuestra sociedad. 

La dominación masculina hace su primera aparición en el título de la novela Adán en Edén. El escritor mexicano Carlos Fuentes (1928) nos ayuda a plasmar las distintas formas de dominaciones, donde el hombre le lleva una ventaja a su contraparte femenina. El personaje principal y dinámico, Adán Gorozpe evoluciona y madura durante el transcurso de la historia. Él pasa de ser un don nadie a ser una persona influyente. Al casarse con la reina de la primavera, Priscila Holguín, logró su entrada a los negocios de la familia Holguín. Sin importarle su matrimonio, Adán Gorozpe tiene un romance oculto con Ele. Lo que lo obliga a mantener todo en secreto para conservar su estatus social. El ministro a cargo de la seguridad nacional, Adán Góngora, intenta seducir a Priscila a las espaldas de Gorozpe. Descaradamente, Góngora le propone a Adán una alianza para que él ocupe la presidencia del país mientras Góngora le da las órdenes y ejerce el poder de manera oculta. Al final de la historia, se desata una pelea de poderes entre los dos Adanes, en la cual Adán Góngora termina colgado patas arriba. Los tipos de dominación de Max Weber (propuestos en Sociología del Poder. Los tipos de dominación (2007))  –racional, tradicional y carismática– están presentas en la novela de Fuentes.  La racional es ejercida por Góngora al tener un puesto que se supone debería obedecer a las reglas racionales y buscar el bien común. La tradicional es representada por la familia Holguín, al ejercer una dominación patrimonial basada en la riqueza económica. Gorozpe ejerce la dominación carismática haciendo uso de su carácter.

Existe una división sexual importante en la novela, en la cual los hombres son el grupo dominante y las mujeres son el grupo dominado. 

En la novela Adán en Edén la dominación es ejercida por Adán Gorozpe, Adán Góngora y Celestino Holguín.  No es de sorprender que sean todos hombres, la dominación masculina está muy presente en la sociedad mexicana. Priscila representa a las mujeres abnegadas y sumisas. Ella se convierte en un cuerpo-objeto valorado y deseado por los hombres. Por ende, “la corte de galanes la rodeaba no porque era ella sino por lo que ella representaba: era una marca más, Priscila Maserati o Priscila Corn-Flakes o Priscila Coca-Cola. Acercarse a ella era aproximarse a un prestigio reconocido, no a un ser luminoso.” (Fuentes, 2009, p.17) La mujer, representada por Priscila, pierde su identidad humana y se vuelve un objeto sin sentimientos y pensamientos. Al convertirse en cuerpo-objeto, se convierte en capital social que puede ser vendido e intercambiado.

Según Carlos Fuentes, “Hay dos maneras de leer una novela: lo que se dice y lo que se deja de decir”. Esto nos lleva a analizar profundamente lo que leemos en esta novela, y darnos cuenta de la dominación masculina ha estado en la sociedad mexicana durante mucho tiempo. Por lo general son los hombres los que ejercen los cargos dominantes en la novela de Fuentes, y en la vida cotidiana de México. Casi en la mayoría de los casos hablamos de presidentes hombres, patriarcalismo y líderes carismáticos varones. En la novela Adán en Edén, se puede observar que los personajes masculinos son los que están a cargo de las decisiones importantes. En cambio, las mujeres son degradadas a cuerpo-objeto, cuyo único propósito es satisfacer las necesidades sexuales de los hombres y contribuir al aumento del capital social de sus esposos.  La dominación racional también está presente en la novela, aunque en esta ocasión es una democracia fallida. Los intereses individuales son más importantes que el bien común. No se obedece a reglas racionales sino a las órdenes irracionales de los gobernantes. La dominación masculina ha otorgado especial poder a los hombres, sin embargo conlleva una responsabilidad igual de importante. Hombres y mujeres debemos trabajar para garantizar el respeto a la dignidad y derechos de todos los ciudadanos mexicanos. Creo que en esta ocasión, sí comparto la opinión de Carlos Fuentes, al decir que su novela es periodística. Ya que refleja una situación que se vive en varias localidades de nuestro hermoso país.
 

Fuentes, Carlos (2009) Adán en Edén, México: Alfaguara
Weber, Max (2007) Sociología del poder. Los tipos de dominación, Madrid: Alianza
Bordieu, Pierre “La dominación masculina”

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