miércoles, 2 de mayo de 2012

Los Productores del Campo Mexicano

Fernando M. Araiza

Normalmente cuando hablamos de corrupción se nos viene a la mente los políticos, sin embargo, a veces, no pensamos que la sociedad forma parte de este juego, tal caso ocurre con algunas personas en el campo agrícola mexicano.

 
            La agricultura es la base de la economía del país, entiéndase que sin ésta no habría trabajo para millones de personas, pero sobre todo la alimentación sería precaria y los costos en ella aumentarían ya que tendríamos que recurrir más a la importación de productos como en algunos países ocurre.
            Si hacemos un análisis de la situación nos daremos cuenta que ser agricultor no es fácil, en este ámbito existen intermediarios mejor conocidos como “coyotes”, los cuales se encargan de comprar la fruta al productor para después venderla a algunas empresas comerciales que los venderá al publico a un mayor costo.
            El problema fundamental radica en la falta de organización de los productores al momento de vender sus productos, seamos realistas, un buen porcentaje de los mexicanos acostumbramos a querer sacar ventaja de la situación.
            Los agricultores invierten en fertilizantes y agroquímicos, la paga de los mozos o trabajadores, el tiempo de cosecha, sufren en algunas ocasiones de las inclemencias del clima lo cual puede producir daños en las plantas y tiene que cortarlas y replantar, siendo objetivos ellos son los que invierten con el fin de obtener una ganancia que en muchos de los casos resulta mediocre por la cantidad de trabajo invertida y por lo anteriormente mencionado.
            Confieso que mi papá es agricultor y al momento de intentar vender su fruta a un comprador éste se la quería comprar a mitad de precio, a lo cual se negó a venderle porque no solamente era el mal baratar su fruta más de lo debido sino que el intermediario pretendía llevarsela  y descontarle las que se echaran a perder en el traslado a la empresa o a la bodega por cuestiones del viaje u otras circunstancias, mi papá le cuestionó el por qué compraban en unos lugares la fruta a tan bajo costo y en otros a mayor precio, este comprador le respondió lo que pasa es que en tu pueblo no están organizados y en el de ellos sí por lo tanto con ellos no podemos comprarle la fruta más barata,  detalle que mi padre observó como un abuso y cinismo y optó por venderle a otro comprador que en verdad valorara el sacrificio de producir.
            Sé que en el país existen sindicatos, asociaciones que se encargan de “supuestamente” apoyar al agricultor, sin embargo, algo que observé es que en algunos casos el fin es viable, no obstante, cuando surge un líder de estos grupos al momento de llegar al poder en la mayoría de los casos se olvida de apoyar al campo mexicano, quizás esto se deba a los nuevos intereses que ahora responde, el quedar bien con los altos mandos para obtener ganancias aunque implique perder su origen, esto hace que mucha gente no confíe en los sindicatos porque en la mayor parte de los casos no responden a las necesidades del productor.
            Considero que lo ideal es unirse como productor, formar asociaciones, lamentablemente, como psicólogo y sobre todo ser humano observó que el gran mal de los mexicanos es la falta del organización, la envidia a los sujetos, el querer obtener una ventaja sobre el otro, olvidándonos que la unión es la clave en todo momento, participar con el mismo ímpetu aunque las actividades y opiniones sean diferentes.
            Mientras no afrontemos estos males seguirán abusando de los agricultores de nuestro país.
           

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