martes, 18 de febrero de 2014

Repavimentación de la calle Colón y el mito de hábitat del Maestro José Ortega y Gasset

Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

En memoria al maestro filósofo Roberto García Correa

Cualquier labor que lleve al mejoramiento material de nuestra ciudad será siempre bien avalado por la comunidad, siempre y cuando esa obra pública no sea motivo de malversación de fondos y sí para el bienestar para el ciudadano.  En estos días los que somos transeúntes por las calles céntricas de nuestra Zapotlán, nos damos cuenta que hay una importante obra pública que se viene llevando a efecto, es la repavimentación de la importante arteria vial de Cristóbal Colón.  A pesar de todo  eso,  vemos la calle cerrada  con importante maquinaria de la construcción. Pero lo que más nos causa impresión es ver  las calles abiertas con montones de tierra y profundas excavaciones  como si fuera un cuerpo humano abierto en una plancha de un nosocomio.



  La abundante tierra  y polvo que se desparrama es causa de ciertos trastornos, porque los pisos de las casas se ensucian más fácil y el calzado del caminante se opaca más rápidamente. Otra percepción que es más espiritual y que es inconsciente, dado  nos hace remitir  a la profundidad de nuestro ser,  son aquellas palabras bíblicas: “Polvo somos y en polvo nos hemos de convertir” –reflejo de nuestra condición frágil y efímera-.  

Pero todo los trastornos, impresiones y demás que causa esta importante obra, que es útil y necesaria, bien vale como se dice: “la pena” porque mejorará las condiciones y el aspecto de esta importante arteria y por ende de la ciudad. Esto me hace pensar en aquella conferencia, que se ha vuelto un referente en algunos estudios de la antropología filosófica, donde el maestro filósofo español José Ortega y Gasset impartiera en la universidad alemana de Baden-Baden, poco después de la Segunda Guerra Mundial, donde es invitado a un congreso de Ingenieros y arquitectos que buscan analizar y partir para la reconstrucción de la Alemania de posguerra. Eran momentos donde aquella nación teutona vivía las secuelas de la destrucción que había sido hasta sus cimientos por la confrontación bélica.  Ortega al presentarse en aquella celebre apertura ante aquel público. En su discurso el filósofo les dice: “Les voy a contar un mito, el mito es este”. En épocas anteriores a nuestra actual, cuando los monos vivían en zonas donde podían se atacados por los depredadores, los monos tuvieron que elegir zonas pantanosas como hábitat, donde la topografía del suelo los protegiera de los ataques de las fieras. Cuando aquellos monos habitaban en aquella zona entre los árboles, cundió una epidemia de paludismo, la cual les causó como secuela de la enfermedad en aquellos changos, que la parte posterior del cráneo y el cerebro se les hinchara,  lo que eso conforme pasó el tiempo fue evolucionando y dio como efecto que el mono empezara a utilizar mucho como herramienta para sus propias necesidades la mano, y con ello se volviera técnico,  posteriormente homo sapiens o sea el hombre como lo conocemos ahora.  

Esta importante ejemplificación que hizo el maestro Ortega y Gasset de la evolución a pesar de las grandes dificultades y retos que se le presentaban a la animalidad (los monos), y que de eso la consecuencia fue buena –importante-. Lo fue como reflexión para los ingenieros y arquitectos alemanes con respecto a las condiciones existentes en aquella Alemania de posguerra y su posterior reconstrucción. Hoy a nosotros los vecinos zapotlenses de esa importante arteria de Colón, que a pesar de las molestias causadas por la obra  el día de mañana podremos ver el beneficio que traerá la misma, porque la calle será más cómoda, estética y funcional. Enhorabuena a todos.     

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