Edgar Chávez
El poeta
chileno portaba el traje galante del demiurgo. Su aspecto, si es tomado a
primera vista y sin rebuscos, parece resaltar de la naturaleza de Dios, que le
rodea; su creacionismo le viste como una manifestación de rebeldía. No quiere
imitar la obra divina sino, más bien, a sí mismo. Su rostro luce una nariz
aguileña y está coronado por un peinado inmutable. Sus manos de escritor
impasible son las mismas de un pájaro errante.
Huidobro fue un hombre inquieto, rebelde política y
literariamente. Un hombre que no le importa el desgaste que el tiempo ejerce
sobre él, con tal de conseguir lo que quiere; ha esperado el amor por mucho
tiempo hasta verlo madurar, sin importar que éste habite en Ximena Amunátegui,
su concuñada.
Es imprescindible mencionar que él inició el
Creacionismo, primer movimiento literario de vanguardia en Latinoamérica, que
se expandiría hasta el Viejo Mundo ganándose poetas que siguieron esta forma de
escribir. En política, aunque fracasó, logró ser candidato a la presidencia de
su país en 1925.
Su vigor creacionista le
siguió hasta su lecho de muerte en una colina que da frente al mar, de acuerdo
a sus últimas peticiones, sellando en su lápida el fin de su tránsito en la
vida con: “Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario