lunes, 11 de agosto de 2014

Roberto Espinoza Guzmán

Ricardo Sigala


LA OBRA

Roberto Espinoza Guzmán publicó sus primeros poemas a la edad de 21 años en la revista Tribuna de Ciudad Guzmán; en1952, año fundamental para el autor y su obra, se editan los libros Lirio del Valle y La puerta del agua;  en 1967 El corazón repartido, todos de poesía. También en esta época publicó su Manual de nociones de estética para ser llevado en la preparatoria como libro de texto. Una edición de Lirio del valle, de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, circuló a mediados de los años noventa. Todos fuera de circulación, todos inaccesibles para el lector no especializado
Para llenar este hueco, Vicente Preciado Zacarías recopiló y prologó en el año 2002, el volumen titulado Antología. A doce años de esta edición, también agotado pero aún en circulación en librerías de viejo o en bibliotecas personales de zapotlenses cultos, es la única alternativa para acercarse a la obra de Roberto Espinoza Guzmán. Hagamos un somero acercamiento a dicha obra.



El volumen incluye cuatro apartados identificables: poesía, teatro, prosa, y “textos académicos”. Lo referente a poesía ocupa dos terceras partes del libro y se presenta en ocho apartados, algunos son libros que fueron publicados previamente y otros son capítulos o unidades poéticas que estableció atinadamente el antologador; las parte son las siguientes: Primeros poemas, Lirio del valle, En la puerta del agua, Décimas en escala romántica, El corazón repartido, Poemas mínimos, Poemas sueltos y Sonetos del maíz. Como ya decíamos la estrategia de presentación del material poético denota un orden y un conocimiento de la estética y los procedimientos y motivaciones de la poesía de Espinoza Guzmán. Los apartados o capítulos o libros gozan de una unidad bien planteada, desde los Primeros poemas hasta los Sonetos del maíz pasando por Lirio del valle y los Poemas mínimos. El criterio más o menos cronológico favorece el seguimiento de una evolución poética.

            Antología presenta después una “Miniatura teatral” titulada “Retorno”, seguida de la sección de “Prosas”, que incluye tres excelentes piezas. El libro cierra con un apartado que le da un carácter misceláneo, se titula “Textos académicos”,  se trata de un manual de estética que Espinoza Guzmán usó como profesor de la Escuela Preparatoria de Ciudad Guzmán y que fue constrayendo entre 1956 y 1966.

            Antología de Roberto Espinoza Guzmán justifica el prestigio del autor, especialmente en lo que se refiere a su trabajo poético aunque no debemos dejar de lado sus prosas límpidas. El titulo de este volumen me hace pensar que existe más obra del autor, que se trata sólo de una selección, y si es así, alguien debería darse a la tarea de ir recopilando las obras completas, para tener una mejor perspectiva de una obra que exige ser leída y estudiada.
La edición de Antología, hoy en día agotada, fue patrocinada por tres instancias a las que hay que hacerles un reconocimiento por su contribución al rescate de la cultura de Zapotlán, se trata del Ayuntamiento de Zapotlán el Grande, el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara y Centro Universitario del Norte.


LA OBRA Y SUS RECONOCIMIENTOS

En 1952 el Gobierno del Estado de Jalisco publicó Lirio del valle, la edición había estado al cuidado del prestigioso intelectual Adalberto Navarro Sánchez. Con apenas 26 años Roberto Espinoza Guzmán se había ganado con creces la edición, se había hecho con el Premio Jalisco de Literatura ese año de 1952. El jurado integrado por escritores de la talla de José Luis Martínez y Elías Nandino, hacen, más allá de una mención oficial, un reconocimiento literario de primer nivel.

            Tres años más tarde gana los Juegos Florales de Ciudad Guzmán con el trabajo titulado “Tres canciones de junio para cantarse en voz baja” y en 1959 se hace merecedor de la Flor natural de los Juegos Florales de Lagos de Moreno por su poema “Croquis de un amigo y una conclusión”. En el año de 1968, fue distinguido con la Presea al Reconocimiento por su destacada labor poética y deportiva, otorgada por el Grupo Cultural “José Clemente Orozco”, en su ciudad natal.

En 1969 el Departamento de Literatura del Instituto Latinoamericano de San Miguel de Tucumán, Argentina, publicó un libro titulado Poetas de América en donde aparecían 73 autores latinoamericanos, cinco de ellos mexicanos, entre los que se encontraba Roberto Espinoza Guzmán con seis de los 11 sonetos de Lirio del valle. Se escribe así una de las páginas memorables de la literatura zapotlense más allá de nuestras fronteras.


LA VIDA

Espinoza Guzmán tuvo una educación laica, cursó la Escuela Secundaria recién fundada por liberales de Zapotlán, estudió en la Preparatoria 1 de la Universidad de Guadalajara de que también egresó como Cirujano Dentista.

            Fue cofundador de la Escuela Preparatoria de Ciudad Guzmán, de la que se desempeñó como secretario y luego como director por más de diez años. Por su actividad cultural, científica y deportiva estuvo ligado a la Sociedad Odontológica del Sur de Jalisco, al Grupo Cultural Arquitrabe, al Seminario de Cultura Mexicana en su capítulo sur, fue gran promotor de los Juegos Florales de Zapotlán, y en 1982 ingresó a la la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística con un estudio sobre las pinturas rupestres de Las Peñas que se localizan (localizaban) en las piedras de “Los Compadres”.

            Practicó con éxito la fotografía junto a su amigo poeta Félix Torres Milanés, también se le recuerda como un deportista incansable, el basquetbol, el futbol, la cacería, el tiro al blanco, y en especial el alpinismo llevaron a las autoridades locales a nombrar una Unidad deportiva con el nombre de Roberto Espinoza Guzmán.
Como muchos en Zapotlán tenía algo de hombre del renacimiento.



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