Ricardo
Sigala
LA OBRA
Roberto
Espinoza Guzmán publicó sus primeros poemas a la edad de 21 años en la revista Tribuna de Ciudad Guzmán; en1952, año
fundamental para el autor y su obra, se editan los libros Lirio del Valle y La puerta
del agua; en 1967 El corazón repartido, todos de poesía.
También en esta época publicó su Manual
de nociones de estética para ser llevado en la preparatoria como libro de
texto. Una edición de Lirio del valle,
de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, circuló a mediados de los
años noventa. Todos fuera de circulación, todos inaccesibles para el lector no
especializado
Para
llenar este hueco, Vicente Preciado Zacarías recopiló y prologó en el año 2002,
el volumen titulado Antología. A doce
años de esta edición, también agotado pero aún en circulación en librerías de
viejo o en bibliotecas personales de zapotlenses cultos, es la única
alternativa para acercarse a la obra de Roberto Espinoza Guzmán. Hagamos un
somero acercamiento a dicha obra.
El
volumen incluye cuatro apartados identificables: poesía, teatro, prosa, y
“textos académicos”. Lo referente a poesía ocupa dos terceras partes del libro
y se presenta en ocho apartados, algunos son libros que fueron publicados
previamente y otros son capítulos o unidades poéticas que estableció
atinadamente el antologador; las parte son las siguientes: Primeros poemas, Lirio del
valle, En la puerta del agua, Décimas en escala romántica, El corazón repartido, Poemas mínimos, Poemas sueltos y Sonetos del
maíz. Como ya decíamos la estrategia de presentación del material poético
denota un orden y un conocimiento de la estética y los procedimientos y
motivaciones de la poesía de Espinoza Guzmán. Los apartados o capítulos o
libros gozan de una unidad bien planteada, desde los Primeros poemas hasta los Sonetos
del maíz pasando por Lirio del valle
y los Poemas mínimos. El criterio más
o menos cronológico favorece el seguimiento de una evolución poética.
Antología
presenta después una “Miniatura teatral” titulada “Retorno”, seguida de la
sección de “Prosas”, que incluye tres excelentes piezas. El libro cierra con un
apartado que le da un carácter misceláneo, se titula “Textos académicos”, se trata de un manual de estética que
Espinoza Guzmán usó como profesor de la Escuela Preparatoria de Ciudad Guzmán y
que fue constrayendo entre 1956 y 1966.
Antología
de Roberto Espinoza Guzmán justifica el prestigio del autor, especialmente en
lo que se refiere a su trabajo poético aunque no debemos dejar de lado sus
prosas límpidas. El titulo de este volumen me hace pensar que existe más obra
del autor, que se trata sólo de una selección, y si es así, alguien debería
darse a la tarea de ir recopilando las obras completas, para tener una mejor
perspectiva de una obra que exige ser leída y estudiada.
La
edición de Antología, hoy en día agotada, fue patrocinada por tres instancias a
las que hay que hacerles un reconocimiento por su contribución al rescate de la
cultura de Zapotlán, se trata del Ayuntamiento de Zapotlán el Grande, el
Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara y Centro
Universitario del Norte.
LA OBRA Y SUS RECONOCIMIENTOS
En
1952 el Gobierno del Estado de Jalisco publicó Lirio del valle, la edición había estado al cuidado del prestigioso
intelectual Adalberto Navarro Sánchez. Con apenas 26 años Roberto Espinoza
Guzmán se había ganado con creces la edición, se había hecho con el Premio
Jalisco de Literatura ese año de 1952. El jurado integrado por escritores de la
talla de José Luis Martínez y Elías Nandino, hacen, más allá de una mención
oficial, un reconocimiento literario de primer nivel.
Tres años más tarde gana los Juegos
Florales de Ciudad Guzmán con el trabajo titulado “Tres canciones de junio para cantarse en voz baja” y en 1959 se hace
merecedor de la Flor natural de los Juegos Florales de Lagos de Moreno por su
poema “Croquis de un amigo y una conclusión”. En el año de 1968, fue distinguido con la Presea al Reconocimiento por
su destacada labor poética y deportiva, otorgada por el Grupo Cultural “José
Clemente Orozco”, en su ciudad natal.
En
1969 el Departamento de Literatura del Instituto Latinoamericano de San Miguel
de Tucumán, Argentina, publicó un libro titulado Poetas de América en donde aparecían 73 autores latinoamericanos,
cinco de ellos mexicanos, entre los que se encontraba Roberto Espinoza Guzmán
con seis de los 11 sonetos de Lirio del
valle. Se escribe así una de las páginas memorables de la literatura
zapotlense más allá de nuestras fronteras.
LA VIDA
Espinoza
Guzmán tuvo una educación laica, cursó la Escuela Secundaria recién fundada por
liberales de Zapotlán, estudió en la Preparatoria 1 de la Universidad de
Guadalajara de que también egresó como Cirujano Dentista.
Fue cofundador de la Escuela
Preparatoria de Ciudad Guzmán, de la que se desempeñó como secretario y luego como
director por más de diez años. Por su actividad cultural, científica y
deportiva estuvo ligado a la Sociedad Odontológica del Sur de Jalisco, al Grupo
Cultural Arquitrabe, al Seminario de Cultura Mexicana en su capítulo sur, fue
gran promotor de los Juegos Florales de Zapotlán, y en 1982 ingresó a la la
Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística con un estudio sobre
las pinturas rupestres de Las Peñas que se localizan (localizaban) en las
piedras de “Los Compadres”.
Practicó con éxito la fotografía
junto a su amigo poeta Félix Torres Milanés, también se le recuerda como un
deportista incansable, el basquetbol, el futbol, la cacería, el tiro al blanco,
y en especial el alpinismo llevaron a las autoridades locales a nombrar una
Unidad deportiva con el nombre de Roberto Espinoza Guzmán.
Como muchos en Zapotlán tenía algo de hombre del
renacimiento.
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