viernes, 6 de junio de 2014

Tríptico de César Vallejo

Elizabeth Rentería T.


César Vallejo nació el 16 de Marzo de 1892. Ese día que Dios estuvo enfermo arrojó a un Odiseo que no buscaba regresar a casa, hasta ahora no hay otros documentos que digan lo contrario. Es sabido que sus primeros estudios los realizó en Santiago de Chuco, Perú. Por “castigo divino” su destino fue navegar entre múltiples oficios antes de terminar como bachiller en Letras en la universidad de Trujillo aunque quiso convertirse en Galeno y no lo logró.
 

Las voces de las musas se hicieron escuchar en el silencio de una mente en calma entre 1915-1917 cuando publicó Los heraldos negros, hubo ecos primigenios en revistas y periódicos de la ciudad de Trujillo. En un vaivén entre la Europa y tierras peruanas es encarcelado en 1920 donde las musas le inspiran su poemario titulado Trilce, obra que revolucionará la poesía universal. Los fenómenos sociales que suceden en su estancia por Europa lo inclinan hacia el comunismo, durante esa época conoce a Huidobro y Larrea entre otros poetas. En compañía de Gorgette (su mujer) es invitado a Prusia y publica Tungsteno en 1931, al siguiente año regresa clandestinamente a París y ese producto marxista es traducido al ruso. Su obra poética que escribió en París, se recopiló con el título Poemas Humanos (1939), que fue publicado de manera póstuma.

Vallejo colaboró, fundó y editó muchas revistas tanto en España como en Perú. Su odisea termina con su muerte el 15 de abril de 1938, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse.
 ENTREVISTA PÓSTUMA


Elizabeth Rentería.- Aún no entiendo muy bien su arte, no lo he leído cuidadosamente, ¿me quiere aclarar algunas dudas al respecto?
Vallejo-. Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, ¿alguna otra cosa?
E R.- ¿Qué tan enfermo estaba ese Dios y cómo lo sabe?
Vallejo.- No voy a hablar de temas religiosos.
E R.- ¡Ah! está bien, usted disculpe, entonces dígame ¿qué opina de que la crítica le haya dicho resentido?
Vallejo.- No entiendo.
E R.- Es que tras su encarcelamiento publica Trilce, ya que lo había encerrado injustamente.
Vallejo.- ¡Ah! sí lo recuerdo.
E R.- ¿El encarcelamiento?
Vallejo.- No, el poemario; me gusta más Los heraldos negros, con ese poemario, me estrené como poeta del posmodernismo.
E R.- Creí que había sido del vanguardismo.
Vallejo.- También, ¿sabes? me gusta ser controversial en mis poemas, polémico en el discurso del poema, ésa es mi obra, todo un mundo.
E R.- Y llena de palabras inventadas…
Vallejo.- ¡Que va! Claro que no, si las nombras existen por tanto yo soy un creador.
E R.- ¿Un pequeño Dios?
Vallejo.- ¿Pequeño? Para ti poeta Dios.
E R.- ¡Oh! disculpe Señor.
Vallejo.- Es una broma, ¿ya ha terminado la entrevista?
E R.- Sí, gracias.
Vallejo.- ¿De qué?
SUEÑO DE CÉSAR VALLEJO
Vallejo tuvo un sueño recurrente en abril de 1938 mientras convalecía en el hospital, soñaba que navegaba por las aguas del atlántico, el barco encalló en Francia al amanecer. Él se encontraba dentro de un ataúd, su viuda lloraba, su alma, que estaba desprendida de su cuerpo, veía horrorizado cómo los gusanos salían de su nariz, cómo la carrosa fúnebre llevaba sus restos al Montparnasse, mientras llovía. Trataba de cerrar sus ojos para cerciorarse de que se trabaja de un sueño pero en su propio sueño despertó en un calabozo de Perú, un lugar silencioso donde ahogarse con sus propias palabras, escribía en las paredes como loco, el lugar se hacía más oscuro a medida que escribía. Entonces se abrió la puerta resplandecientemente, entró su viuda que aún tenía el vestido del funeral, quería decirse a sí mismo “despierta esto es un sueño”, el calabozo se deshizo y comenzó a nevar, se sintió con fiebre y se desmayó, cuando despertó otra vez vio su cuerpo en el fondo de un ataúd pero esta vez su amigo Larrea cantaba un poema para que él siguiera en un profundo sueño.


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