miércoles, 9 de julio de 2014

FEG historia de violencia y poder

Víctor Hugo Prado


Para muchos poco significado tendrá el nombre de Federación de Estudiante de Guadalajara. La FEG fue hasta el año de 1989 la organización mayoritaria de los estudiantes ante la Universidad, ello significaba que la representación en el Consejo General Universitario lo detentaba la otrora sólida organización estudiantil.



Desde su fundación a principios de los años 50 y hasta a principios de los años 90 la FEG mantuvo un paralelismo entre el poder y la violencia, entre la formación de cuadros de la política de Jalisco y la impunidad de organizaciones delictivas. En ella podías encontrar los extremos de la militancia: cuadros que nutren la acción política y bandas violentas que asolaban la vida de la Guadalajara de antes.

Durante este periodo muchas veces se dijo “la FEG da para todo”, en efecto, fue la universidad de dirigentes, académicos e intelectuales. En ella comprendieron la importancia de entender y participar en la política, y de afianzar la ideología de izquierda. Muchos funcionarios y académicos universitarios ahí nos formamos, muchos que han ocupado puestos de elección popular federal o local, y otros que han desempeñado importantes cargos públicos en los tres niveles de gobierno, ahí dieron sus primeros pasos, ahí aprendieron el abecedario de la dirección de las organizaciones.

Para mantener el control político interno de la FEG a lo largo de su historia, en diferentes momentos, tuvieron que aliarse con el gobierno y con grupos de choque violentos para mantener el territorio frente a las disputas de otros grupos poderosos, como el de los descendientes del exgobernador González Gallo o del Exgobernador Zuno, quien fuera el fundador de la Universidad en 1925, en las peleas contra la FREU y el FER.

Durante la década de los ochentas se le vio en alianza con la comunidad contra las alzas del transporte urbano, aportando dirigentes en la democratización del país –lo menos que tenía era ser justamente democrática-, se identifica con movimientos internacionales de liberación contra las dictaduras que oprimían a Guatemala, Nicaragua y El Salvador.

La FEG era un reflejo del monolitismo existente de la época que había configurado el sistema priista. No había disenso, tampoco pluralidad, la libre discusión de las ideas no era práctica cotidiana, cualquier intento libertario de la expresión era acallado por quienes desempeñaron la función de ejercer la delincuencia al amparo de la organización y de defender los intereses de ésta. Había que aprender a convivir entre quienes te hablaban de democracia y entre quienes tenían como cometido robar autos o bancos.

Finalmente una disputa Universitaria en torno a la reforma puso a la FEG fuera de la Universidad, para bien, hace poco más de 20. Si ya olía mal, empezó a oler peor, la gota que derramó el vaso fueron los asesinatos e inhumación clandestina en el campo de futbol de ésta de cuatro estudiantes de la Prepa 8 y el padre de uno de ellos en diciembre de 2011, uno de los autores materiales por mal nombre llamado Gerardo Flores Gómez, alias El Tatuado murió en la cárcel –qué raro-, y el que era presidente de la FEG presunto autor intelectual, David Castorena Peña, sigue prófugo de la justicia. Este viernes pasado una carga de explosivos le puso fin a un edificio que era parte de la historia negra de una organización que fue circo de varias pistas y que en algunas de ellas dejó muchos agravios. Sobre los victimados el delito no ha prescrito.

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