jueves, 14 de mayo de 2015

Moscas

Mención honorífica del Segundo Certamen Literario del CUSur, en la categoría de cuento



Edgardo Aguilar Nuño

A Pandra
I
Pandora compró un helado y se sentó en una banca del jardín del centro a comerlo. Parecía cómoda observando el tránsito de la gente. Vencida por el letargo y los constantes bostezos, comenzó a cabecear, luego se quedó dormida. Una sensación de vértigo la hizo abrir los ojos precipitadamente. Se reincorporó en la banca.




Eran los primeros días de primavera, hacia demasiado calor, el helado se derretía sobre su mano. Inesperadamente una mosca se posó encima del líquido, pronto fueron dos, después tres… un pequeño enjambre de moscas rondaba en torno a ella. Desesperada, Pandora se deshizo del postre, lavó sus manos en la fuente y regresó a la contemplación.

II
Pandora veía los transeúntes pasar, pensaba en el vestido, en cómo justificar el gasto, en cómo conseguir el permiso de ir a la fiesta donde lo usaría, en encontrar al hombre que se lo iba a quitar cuando salieran ebrios… Una joven se sentó en una banca frente a ella. La muchacha parecía impaciente. Para Pandora fue imposible no apreciarla con detenimiento. El naranja le sentaba muy bien a su piel clara. Su vestido corto dejaba casi desnudos sus muslos blancos. Distraída los separó levemente. Pandora observaba con mirada adormecida la reluciente braga anaranjada. En el centro de su atención percibió un movimiento minúsculo, un
transitar de pequeño insecto, después un ligero batir de alas. Una mosca surgió de la entrepierna, después dos, tres…

III
Un enjambre de moscas a tamaño cataclísmico invadía la plaza pública. Había moscas en todas partes, pendían cúmulos de los árboles como mariposas monarcas. ¡Hay tantas moscas en el aire que siento tragarlas al respirar! Explicó Pandora cuando habló a la policía, a los bomberos, a la radio, –aunque todos la juzgaron sin brindarle ayuda–.


Ante el aturdimiento se desvaneció. Cuando abrió los ojos el zumbido y los insectos habían desaparecido, el sol estaba fuerte pero continuamente pasaban olas de aire fresco. Sentada en la banca veía su helado derretirse, justo cuando recordaba el sueño, una mosca se posó sobre el helado, después dos, tres…

No hay comentarios:

Publicar un comentario