El pasado primero de octubre, Pedro Mariscal y José de Jesús Montoya “Picheto”, fueron premiados en los Juegos Florales de Cupatitzio, Michoacán, Mariscal obtuvo el segundo lugar en Poema libre, donde el ganador fue Jorge Arturo Reyes Martínez.
En Soneto, el ganador fue el periodista José de Jesús Montoya, más conocido como “Picheto”. Cabe destacar que la convocatoria es a nivel nacional, se dan premios económicos los cuales suman, entre todas las categorías $47 mil pesos. Fueron 167 trabajos de diferentes partes del país.
SonetoJosé de Jesús Montoya “Picheto”
Te miré alejarte en mi ventana
persiguiendo tu sombra que se aleja
como persigue con amor, por la mañana.
Todo el fervor de mi esperanza vana
quedará prisionero entre la reja,
en la reja mohosa que se queja
como vago lamento de campana.
Y… ya no volverás. Triste, angustiado
gemiré con rencor de enamorado
el inútil dolor de mi tormento:
Te busqué por la vida, hasta encontrarte
y hoy, que tuve la dicha de lograrte,
¡te perdí para siempre en un momento!
Te miré alejarte en mi ventana
persiguiendo tu sombra que se aleja
como persigue con amor, por la mañana.
Todo el fervor de mi esperanza vana
quedará prisionero entre la reja,
en la reja mohosa que se queja
como vago lamento de campana.
Y… ya no volverás. Triste, angustiado
gemiré con rencor de enamorado
el inútil dolor de mi tormento:
Te busqué por la vida, hasta encontrarte
y hoy, que tuve la dicha de lograrte,
¡te perdí para siempre en un momento!
El poema que obtuvo el segundo lugar en los juegos florales del Cupatitzio, en Uruapan Michoacán.
NocturnarioPedro Mariscal
I
Insondable extravagancia de la noche
donde las sombras dibujan las palabras
que viajan en cometas.
Son los murmullos de los muertos
que suben hasta el cielo con la brisa nocturna…
deambulan por las calles
y reclaman la herencia de la sabiduría.
Son nuestros muertos que vienen con el polvo
y lavan sus huellas en la luna sombría…
arrastran sus miserias
y las cuelgan en cada estrella fugaz
que se disipa.
II
No te canses de cantar…
porque sólo así te encuentro en esta noche
de tímidos lamentos,
(el búho se mofa con solemnidad de piedra
y ya no aguanto el dolor de mis oídos).
No dejes de reír…
porque tu risa es la luz de este sendero
y ahuyenta al sobresalto,
despeja la visión de la penumbra
y baila el corazón… a la mitad del llano.
III
Llueven plegarias mitificadas
en cada teja de los caseríos desiertos,
los adobes dicen cosas que no entiendo
y la densidad de la penumbra doblega la rodilla,
escupe el ánimo,
amortaja la visión…
la cabalgata empieza con los disparos al alba
y tú sigues sin hablar acariciando tu mutismo,
con la vista postrada en las siluetas que hieren:
-muecas de matorrales dispersos
que se embadurnan en los muros de Comala-…
¿No sabes cuanto dura esta noche?
El agua ya no calma la sed de los difuntos,
ni la luna se apiada de sus bocas…
solo espero que los cirios arrojen alboradas
para besar tus labios.
IV
No me dejes solo
con estas sombras que rondan mis cobijas…
sus muecas desolladas imploran a la noche
me ofrecen cigarrillos,
me cuentas cosas que ya sé.
No han hallado el cielo
-por eso están aquí-:
usan sus cosas,
le sacan ruido a las piedras de la calle,
abren las puertas de sus cuartos,
se recuestan en sus camas
y se escucha el murmullo de sus quejas.
No me dejes solo con este olor a huerto,
¿Que no ves que el perfume de azahares
arranca lágrimas del corazón?
V
Hay luto en “La Media Luna”
pero la gente festeja obscenamente,
su algarabía aumenta mi dolor
y tu inmutable presencia ahoga el grito de mi alma…
solo tu mirada se refleja en mis pupilas.
Ven, Susana,
con el viento tierno para volar papalotes
entre las sombras dolientes ,
dame tu mano en esta noche sin luna
para no perderme en el jarrón de la cocina...
dime si conoces los rostros
que deambulan por el templo y tocan las campanas
mascullando rezos…
ruega por él
ruega por él
ten piedad y misericordia de él
Susana…. ¡Susana!
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