lunes, 4 de mayo de 2015

Componer Sinfonías…en Jalisco

Antonio Navarro


La producción de música orquestal para concierto que se tiene registrada en nuestro estado de Jalisco es, por fortuna, numerosa. Las partituras escritas por compositores contemporáneos, y en su mayoría menores de 45 años, son un buen reflejo de que la música de concierto sigue aportando sus bonos a la cultura en nuestro país, y por qué no decirlo: a la cultura universal, por aquello de pensar en grande y acrecentar nuestro optimismo en aras de una tradición artística que nos avala. Para el caso contamos  con el testimonio de un pasado histórico de grandes autores jaliscienses que dan prueba de ello: José Rolón (Zapotlán el Grande, 1876-1945); Blas Galindo (San Gabriel, 1910-1993); José Pablo Moncayo (Guadalajara, 1912-1958);  Manuel Enríquez (Ocotlán, 1926-1994);  Víctor Manuel Medeles (Ajijic, 1942-2009), por sólo mencionar algunos, y que desafortunadamente ya no están entre nosotros, pero sí su legado musical.



En el caso de los compositores actuales la nómina registra a un buen número de ellos, vivos, y que siguen componiendo, al igual que  sus antepasados,  no sólo  música sinfónica, sino partituras en géneros diversos como música de cámara, coral, música para instrumentos solistas, y en algunos de los casos páginas pautadas destinadas al teatro y el cine. Lo único que podemos lamentar a todo esto es  la escasa difusión de su música, que a través de conciertos o de grabaciones discográficas no va en la misma proporción a la producción ofrecida. 

Aun así, (y es lo que bien vale señalar) en días pasados hubo un acontecimiento en la ciudad de Guadalajara que vino a resaltar y a recordarnos que los compositores jaliscienses siguen vigentes. Tal suceso fue la ceremonia de premiación al Concurso de Composición Sinfónica que en su momento convocaron   Orquesta Filarmónica de Jalisco y Secretaría de Cultura. Un concurso que logró reunir a 32 autores con sus respectivas partituras; tal número de participantes verdaderamente es de sorprender porque no es el común denominador cuando se trata de la llamada “música clásica”.

¡32 compositores!..., y la pregunta obligada es: ¿dónde estaban?, y más aún: ¿dónde escuchar su música? Porque, a decir verdad, durante todo el año, y en años anteriores, en los conciertos de temporada de nuestra Filarmónica de Jalisco nunca, jamás, se les ha programado una sola obra en el escenario del Teatro Degollado, y  menos en otros recintos culturales. (Ya sabemos el por qué de esta paradoja y contradictoria actitud al preferir e interpretar en cada concierto sinfónico a los autores europeos que, según las autoridades culturales, garantizan la buena venta de taquilla, esto es, compositores como Beethoven,  Tchaikovsky, Schubert, entro otros, que se han convertido en los favoritos del público melómano, mientras que los compositores locales o nacionales son relegados por no ser altamente conocidos y reconocidos como  para garantizar el éxito económico; así las cosas, ésta sigue siendo la parte triste del caso). Pero al mismo tiempo, y a pesar de, es justo reconocer que dicho concurso de composición sinfónica, además de premiar a los ganadores, puede  justificarse en el hecho de haber sacado del anonimato a una treintena de autores que ahora bien merecen ser tomados en cuenta para que la Orquesta Filarmónica de Jalisco decida, con la mejor de las voluntades, incluirlos y programarlos  durante sus conciertos de temporada que vendrán a realizarse en lo futuro. No por el hecho de haber sido rechazadas por el jurado calificador las partituras tendrán que ir a dar al cajón del escritorio o al baúl de los recuerdos; no, porque con este concurso, cabe decir,  aun no ha quedado saldado el compromiso de nuestras instituciones culturales para con los compositores jaliscienses; el compromiso obligado sigue con la permanente difusión a cada una de sus obras musicales que ya son un legado al patrimonio cultural de Jalisco.

navarro1958@prodigy.net.mx


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