Edgar Chávez
Quiero atreverme a recomendar un libro que aún no he
leído por haberlo conseguido recientemente. Sin embargo no puedo evitar sentir
curiosidad por adentrarme en esas palabras que acomodó a su manera un hombre
nacido en las tierras vecinas de Zapotitlán de Vadillo. Apenas estoy nombrando su ciudad natal y ya he dicho su
apellido. ¿Quién es Basilio Vadillo? Yo recuerdo haber visto ese nombre en
alguna calle o en algún libro de Historia. Pero no sé cómo no tengo idea de
quién fue él. A veces estamos rodeados por genios que se nutrieron en el mismo
suelo sobre el que estamos pisando y no nos damos cuenta. Como aquel dicho
popular: estás viendo y no vez. Hay que empezar por querer, por querer ver lo
que siempre ha estado frente a nuestros ojos.
He
conocido a Basilio Vadillo por Miguel Ángel López Barajas, prologador del libro
La sortija del encomendero recientemente publicado por Secretaría de Cultura Jalisco. A pesar de que el
autor tiene un nombre familiar, más por la historia que por la literatura,
gracias a él tuve mi primer acercamiento a su biografía. Inició por una
invitación para pintar un mural en la UPN con la temática de la educación en el
sur de Jalisco. Entre sus propuestas, como representantes de la educación
mencionó a Vadillo. Admito que me sentí desconcertado al escuchar ese nombre.
Pensé en que el asunto me olía a cierta afición. Como no me vio convencido me
prestó un libro. Basilio Vadillo: la
inconformidad creadora de Othón Villela Larralde. Mi desconcierto se
trasformó en asombro. El autor aparte de haber sido escritor, también fue
diplomático, periodista, orador, educador y político, llegando a tener
importantes cargos como representante del estudiantado ante el Primer Congreso
Nacional de Maestros, director de educación en Colima, creador de la Junta
Revolucionaria Estudiantil, gobernador de Jalisco en 1921, iniciador de las
cruzadas educativas, primer embajador de México ante la URSS, entre otras
empresas no menos destacadas.
Así,
quedo en la misma condición de desconocimiento que el lector ante esta obra que
ha salido a la luz después de tantos años resguardada. Salvo una breve reseña
me comprometo a comenzar esta aventura con las mismas ventajas que los
interesados en la obra de Vadillo. El asesinato de una mujer se vuelve el punto
de partida de una investigación periodística que conduce a una conspiración que
pretende asesinar al presidente electo Álvaro Obregón, en donde se involucran
jerarcas de la iglesia, militares cristeros y altos funcionarios públicos,
personajes que parecían casi imposibles de verse ligados en un delito de ese
nivel.
Zapotitlán
lleva el apellido de Vadillo; invito a llevar su apellido en nuestras memorias.
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