martes, 10 de noviembre de 2015

El caso Bellatin


Ricardo Sigala





¿Cómo procede un país, un pueblo, una comunidad académica, artística e intelectual ante un personaje que ha hecho contribuciones importantes a su cultura?, ¿que ha puesto en alto el nombre de su país por sus aportaciones y por el reconocimiento internacional que ha adquirido por su obra? México tiene muchos ejemplos de personajes con estas características, uno de ellos es Mario Bellatin. Nacido en 1960 es autor de cuarenta títulos, algunos traducidos a quince idiomas, tiene en su haber, entre ediciones, recopilaciones y traducciones ciento cuarenta  libros publicados. Su obra ha merecido reconocimientos tanto nacionales como internacionales, entre los que destacan el Xavier Villaurrutia, al Barbara Gittinngs, el Antonin Artaud, el José María Arguedas y la Beca Guggenheim. Además creó y dirigió la Escuela Dinámica de Escritores. Una vida dedicada a la labor de pensar el mundo y de reestructurarlo desde la ficción para intentar entender algo de él, es esta la tarea de todo escritor. Cuarenta años de renuncia a diversos ámbitos de la vida para realizar una obra, más que reconocida.



            Bellatin es además autor de una obra maestra, una novela titulada Salón de belleza que fue ubicada entre los mejores catorce libros publicados en Latinoamérica en los últimos veinticinco años. Todo lo anterior es un gran mérito pero, sin el ánimo de ser dramático, si agregamos que Mario Bellatin fue un niño abandonado, que no tiene ninguna relación parental, que nació sin un brazo y sólo puede usar un dedo para escribir, el mérito se multiplica exponencialmente.

            Yo estoy orgulloso de Mario Bellatin, supongo que usted también, ese orgullo crece cuando leo sus libros que resultan una experiencia en verdad especial. Sin embargo este escritor se ha visto involucrado en una historia lamentable en relación con la editorial Tusquets México, que en mayo pasado publicó la edición conmemorativa de Salón de belleza por su vigésimo aniversario, una edición que incluye un texto inédito pero que fue publicada sin la autorización del autor; por medio de las redes sociales Bellatin desconoció la edición y exigió a la editorial su retiro de las librerías. No sólo fue ignorado por la editorial sino que el escritor fue amedrentado por los abogados de Tusquets, Bellatin publicó el 29 de octubre un comunicado en el que se refiere a las amenazas para que no denunciara los atropellos porque “de inmediato moverán su maquinaria jurídica hasta destruirme por completo”.

            Originalmente Bellatin no inició ningún pleito legal, sólo exigió el retiro de la citada edición, sin embargo la editorial lo demandó; la semana pasada un juez le dio la razón a Bellatin en varios puntos pero aún quedan varios pendientes. Resulta llamativo que ante este atropello que ha llamado la atención del mundo literario internacional,  en México ha pasado casi desapercibido, sólo tengo noticias de un artículo de Cristopher Domínguez Michael en El Universal, en el que asegura haber pedido su versión a la editorial, de la que obtuvo sólo la parca respuesta: “no tenemos información”, y de Felipe Ponce, editor de la tapatía Ediciones Arlequín, quien en sus redes sociales le ha dado la razón a Bellatin.

            En un país donde se habla cotidianamente, en los discurso oficiales, del estado de derecho, en el país que asume las reformas como solución de nuestros problemas, un país que insiste en los discursos contra la discriminación y por la defensa de los derechos de las minorías y los discapacitados, un país que se detiene en la honra que nos proporcionan nuestros artistas, pareciera que todo se queda en palabras, discursos, apariencias, demagogia, parloteo, porque en nuestro país siguen siendo víctimas las minorías por más exitosas que sean, por más que hayan contribuido a nuestro engrandecimiento.


            Mario Bellatin pertenece a una minoría discapacitada y a una minoría artística exitosa, pero a la vez pertenece a esa inmensa mayoría de mexicanos vejados por los abusos laborales cotidianos, en los que la dignidad humana es pisoteada y ante lo que penosamente nos hemos estado acostumbrando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario