Donato Preciado
Escribo estos versos para Laura
convencido de que será en vano
Me alimento de días terribles, /
días como tenazas y cristales rotos,
como besos de olvido:
más allá
de una frontera inalcanzable
alguien me envía una carta: / crece
como la sombra del mundo.
Dice, Laura, que mi padre
ha muerto:
indignamente/ alejado
de aquéllos que amaba.
En estos días terribles, Laura, / naufrago
en la televisión que anuncia masacres.
Día con día/
mueren mis hermanos de patria.
Hoy cayeron cuarenta/ ayer diez
y más antes/ sin cuenta hombres
mueren en la desolación. Día con día.
Sin cuenta hombres se asfixian
en su propia sangre. / Caen
lo mismo hoy y mañana/ seguirán cayendo. /
Son lo peor, estos días terribles. Lo
sabemos. / La televisión anuncia
que muere de muerte la libertad.
La televisión anuncia que Dios ha muerto.
Días terribles.
Pero/
a veces sucede:
me detengo ante tu casa
y te miro: / extiendes tu mano:
proyecta una luz más grande
que la sombra del mundo/
y estoy dispuesto a aceptar
el tamaño de la esperanza/ y puedo sentir
su crecimiento en la luz de los segundos
que manan de tu mano
dulcemente.
A veces
sucede, Laura, que me miras
en estos días terribles/ y estoy
casi dispuesto a permitirnos la felicidad.
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