jueves, 18 de agosto de 2011

Grajeas

José de Jesús Juárez Martín

1 Quien vive en nuestro México,  vive de cerca las festividades religiosas del pueblo católico, tal vez al margen de fe, pero con una enorme vivencia cercana de los festejos, veamos dos ejemplos simples, a partir de esta semana se inician en nuestra ciudad los ensayos de sonajeros y danzantes para las fiestas de octubre.
 Fiestas juramentadas al Señor San José en momentos dramáticos de dolor después de sismos históricos del 22 de octubre de 1749 y él del  marzo 25 de 1806. Que cobraron muertes, damnificados y daños patrimoniales. La petición de la comunidad zapotlense fue signada en documentos públicos ante las autoridades religiosas y civiles de aquellos años por los representantes de la población y generalizaban el compromiso para todos los habitantes, prometiendo que se le honraría al Señor San José con una misa solemne e función y los gastos serán costeados por todos los pobladores, a cambio de la intercesión del Señor San José ante Dios para atemperar los efectos catastróficos a favor de la población creyente.  Un compromiso religioso que se ha cumplido religiosamente durante 261 años  aunque haya tenido un receso de 1926 a 1929 por la “lucha cristera”. Estos ensayos, aunque sean por la noche, no tienen un lugar especial para ellos, se dispone de las servidumbres que llamamos calles y utilizamos para la vialidad tanto en vehículos como peatones. Esas calles se cierran al transito  vehicular durante las horas de  los ensayos para garantizar el cuidado de los sonajeros o danzantes, ocasionando ciertas molestias que en ocasiones no se quieren asumir, se convierten en motivo de descontento entre los pobladores y por otro lado hay quienes son habitantes recientes de esta ciudad y no han asimilado los usos y costumbres que tanto identifican y practican con gusto los zapotlenses. Esos ensayos dan principio en esta semana y se prolongarán hasta las fiestas de octubre, para  luego sus actuaciones llenas de color, ritmo, fuerza y disciplina irán anunciando cada evento de los festejos: Reparto de programas o décimas, peregrinaciones, traslado de enrosos, albazo, y el día en que preceden el paso de las sagradas imágenes que se desplazan a los cuatro puntos cardinales por las calles elegidas y que la costumbre señalan desde hace tiempo.
2 El segundo ejemplo lo tomo de la celebración mariana del lunes 15 de agosto en San Juan de los Lagos, multitudinaria celebración que rebasa toda capacidad de aforo de asistentes y ocupó el atrio de la Basílica, plaza de armas y calles adyacentes al Santuario de la Virgen de San Juan. Imposible atravesar la ciudad, como el día 23 de octubre en esta josefina ciudad.
3 El ayuntamiento de Zapotlán el Grande y el pueblo celebraron con diversos actos el aniversario de la fundación de la población novohispana de esta población en 1533. El franciscano Fray Juan de Padilla , evangelizador realizó esta fundación  9 años antes que Guadalajara tuviera un lugar fijo de asentamiento, y 8 años después de la fundación de la villa de Coima. 478 años de Zapotlán de transformación de la cultura mesoamericana  en torno a esta  región y de la población que se fuera mestizando para dar nacimiento a un nuevo estilo de ser mexicanos del cual participamos, o asimilamos si somos de otras latitudes y aquí nos desempeñamos social, laboral o culturalmente.
4 El Sr. Obispo de Ciudad Guzmán administró el sacramento del Orden Sacerdotal en nombre de Cristo y el poder conferido como Pastor de esta Iglesia Diocesana a 4 Diáconos, que “La Semilla de la Palabra” # 524 lo califica como : Una buena noticia.  Los nuevos presbíteros son  César Alvarado Manzo de la parroquia de Cristo Rey de Ciudad Guzmán, José Alfonso Contreras Valadez de la parroquia de Mazamitla, José Luis García Bernal de la parroquia de San Martín de Porres de esta localidad y Edgar Humberto Solano Martínez de la parroquia de Tuxpan. Sacerdotes para siempre en la construcción de comunidades que lleven e signo de Cristo en sus relaciones cotidiana.  Felicidades a César, José Alfonso, José Luis, Édgar, las parroquias de donde proceden, las familias que les apoyaron, al Presbiterio de esta Diócesis y al Pastor que los ungió porque los juzgó dignos representantes de Cristo. Son en parte refuerzos que el Señor les da como compañeros en el arduo camino del sacerdocio.
 

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