Salvador Manzano Anaya
Hace un buen tiempo fui a la capital y perdido en la selva urbana, solicité la ayuda de un capitalino (no le digo chilango, pa’ no ser irrespetuoso) y le pregunte donde estaba la calle Serapio Rendón, y me dijo: “mire amigo, camine usted al poniente (apuntando al oriente) 5 cuadras, luego dobla a su derecha 2…y quien sabe que tanto… total me mando al quinto infierno. Eso fue mas que suficiente para poner el ojo en esas personas y etiquetarlas, después lo corroboré y me di cuenta que los chilangos son creídos y sabelotodo, sabrá Dios porque. En Puebla… allá me fue peor, en la calle simplemente te ignoran, esos Poblanos (no le digo pipopes pa’ no ser irrespetuoso); en Veracruz, recibí una fina atención, créame que una persona que saludé a quien le pedí cierta información de la ciudad, terminó invitándome a desayunar, increíble para estos tiempos; pero cierto. A lo que voy es que, notemos en mi relato como…por unas cuantas personas, y hechos insignificantes, se crean ideas de los pueblos y de sus gentes, y si me pregunta usted ¿adonde desearía volver de la Cd. de México, Puebla o Veracruz? ¿Adivine que respondería?
Pronto, tendremos en Zapotlán el Grande, CASA LLENA, con los Juegos Panamericanos y con las festividades locales, entre los visitantes de siempre, tendremos muchos turistas internacionales que vienen a disfrutar de las competencias y de paso querrán conocer nuestra tierra. Ojo, mi querido coterráneo zapotlanense, hay que hacer que esos extranjeros que vienen, se vayan contentos, que hablen bien de nosotros a todo el mundo y que quieran volver. En muchos lugares cuando saben que va a haber afluencia turística, se quieren aprovechar subiendo precios a todo, vendiendo souvenirs de porquería, tratando de abusar a como de lugar para sacar dinero, esto he visto en Manzanillo y he escuchado quejas de Acapulco, Cancún, en fin. No amiguitos, nosotros los Zapotlanense no seamos así yo les propongo la inversión que les menciono al principio, a largo plazo, propiciando que los turistas la pasen contentos, satisfechos y que se vayan para traernos mas gente. Si hacemos la robadera no van a regresar nunca, ni aunque les paguen.
Arreglemos nuestras calles, las jardineras, podemos arboles, pintemos nuestras fachadas, los barandales, mantengamos limpia nuestra ciudad, seamos amables y hospitalarios.
Vigilémonos nosotros mismos, acusemos a los que abusan, ojala existan módulos de PROFECO, de DERECHOS HUMANOS, de INFORMACION, y de DENUNCIA TURISTA, para apoyar a las personas que vienen de fuera; y nosotros conciudadanos convirtámonos en sus Ángeles de la guarda de ellos. Cualquier caso de corrupción denunciémoslo, no permitamos que se den, por ningún motivo, mucho menos por asuntos viales o con las autoridades (no quiero decir mordidas, para no ser irrespetuoso, en otros lugares suele suceder...en Zapotlán no sé ¿he?)
Demostremos que la violencia es algo circunstancial, que no es parte de la imagen que se ha mostrado de nuestro país, de nuestro pueblo, de nuestra gente. Y que eso es un desgraciado asunto aparte que todos queremos que ya se termine con bien.
Mostremos que Zapotlán el Grande es deveras GRANDE, verdaderamente culto y respetuoso, además el mundo tendrá la oportunidad de ver los religioso que somos (¿somos?) dada la inminencia de las Fiestas Josefinas, evitemos actos irreverentes, conduzcámonos con propiedad, nada de andar de borrachotes escandalosos queriendo agarrar güeras, ¡no compadre no me salgas con eso! ¡Ay Dios mío!
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