Lizeth Sevilla
Desde hace algunos
años (Enero del 2013), un grupo de poetas de Colima y Zapotlán comenzaron con
la intención de comenzar a abrir espacios para que las nuevas generaciones de
poetas de ambas regiones pudieran coincidir y compartir sus textos, así mismo,
buscar vínculos con editoriales para la publicación de libros y antologías, a
fin que no se pierda el gran trabajo que se realiza. Por estar tan hermanados
por el volcán de fuego, se decidió que este encuentro fuera denominado
Transvolcánico, así mismo por la memoria de un movimiento que surgió en
Zapotlán denominado Bajo el Volcán, en que un grupo de escritores, músicos,
artesanos y demás, acordaron dejar de alardear de las figuras literarias y
comenzar a promover el conocimiento de sus obras, entre otros puntos.
Por
año se organizaron dos encuentros, uno en Zapotlán el Grande y otro en Colima,
con diversas actividades, presentaciones de libro, lecturas abiertas de poesía
en azoteas, música, danza, teatro. El movimiento ha ido creciendo
paulatinamente, sumándose también poetas de Manzanillo, Guadalajara, Michoacán
y recientemente Distrito Federal haciéndose ya una tradición. Nos unen los
volcanes y las letras.
Este
año celebramos el VI Encuentro Transvolcánico de Poesía, del 21 al 23 de Agosto
del presente año, en la ciudad de Colima. Contaremos con la presencia de poetas
de Zapotlán el Grande, Manzanillo, Guadalajara y Distrito Federal y como es tradición
en el Transvolcánico, los poetas de las nuevas generaciones hacen un sencillo
homenaje a dos poetas de diferentes volcanes que con su labor impulsen el
quehacer literario en sus terruños.
El
día viernes 21 de Agosto a las 18:00 se hará un homenaje a los poetas Alfredo
Cortés Sánchez y Víctor Manuel Cárdenas en el Centro Cultural Miguel Ángel
Cuervo (Jardín Corregidora). Ese mismo día se contemplan lecturas de poesía en
la azotea de La Artería, andador Constitución 21:00hrs.
El
día Sábado 22 de Agosto a las 18:00 se tendrá la presentación del libro
“Lamentos de Altamar” de Lizeth Sevilla, a cargo de Leticia Cortés y Miguel
Ángel de León Govea en el museo Fernando del Paso. Posteriormente se hará la
presentación del espectáculo “Voces por la paz. Poesía escénica”.
El
domingo 23 de Agosto se presentará el libro “Eufórica” de Andrés Cisneros en el
Guardián, camino al Volcán de Colima a las 12:00hrs.
Esperamos
contar con la presencia de poetas y lectores de toda la región.
Del
Memorial de la Ausencia
Alfredo Cortés Sánchez
I
Olvidamos, qué fácil es olvidar.
¿Abrir la
boca y escupir sobre la hoja blanca
las
calamidades que azotan a la humanidad?
¿Cerrarla? Tragarse una
por una el racimo de palabras hasta que la panza
se
indigeste y se hinche como sapo.
Las
palabras no son laxantes.
Parpadear los ojos en un aleteo
y tener a la vista un
cuerpo desnudo;
un relámpago
crepuscular hiere la retina del tigre,
no
cierres los ojos, hay una noche,
un
día atrapados en el vitral,
rebotan
en el espejo que no tienes,
te
devuelve la imagen de la aurora,
al
tigre le han brotado alas,
ya
es abeja cansina y zumba enloquecida
buscando
libar la miel de tu ombligo;
abajo,
anidado en tu pubis salvaje y terso,
olor
fresco de almendra,
explota
un mundo,
los arcanos
predijeron la muerte de la abeja
y
el tigre vuelve mansamente a su condición felina.
Parpadear
los ojos en un aleteo
y
las palabras crujen, gruñen como animal herido,
se
confunden con la hojarasca que no alcanzó
a tragarse
la tierra –la hojarasca y los huesos de mis muertos
son buen alimento para fecundar a Tonantizn-; las
palabras
no fecundan memorias,
las palabras enamoran quinceañeras
y enloquecen
al poeta que piedra sobre piedra,
diente
sobre diente desentierra
los
misterios del tarot y hurga
en los
asientos del café la razón de su existir
olvidando
su condición de hombre,
prepara
su Apocalipsis,
se
olvida de San Juan y de las Sagradas Escrituras
-nadie se muere antes de
tiempo, dijo el brujo,
nadie perece
antes que el gallo cante tres veces,
todo
es paciencia-, hoy la muerte sale de su escondrijo
y
se pone una máscara –el fuego débil,
la
parturienta que gime, los frutos del árbol de la vida,
una
muchacha recargada en la pared, las palabras de amor
que
suenan a blasfemia en oídos del demonio-, busca tus ojos,
se anida en tus huesos,
bebe tu sangre, convierte en manantial de agua supurante
tus pulmones; la muerte, la muerte redime las palabras, oficia misterios
en su nombre,
enaltece al
poeta, lleva una vela en las manos y te atrae
como
mariposa, maravillada por el efímero resplandor,
achicharra
tus alas,
quema
tu cuerpo, te habla de amor
y
te lanza al vacío, eso es la muerte: el amor,
la muerte es
amor y el poeta lo sabe, lo intuye,
atesora
el amor en una libreta plagada de nombres,
de
ausencias; la muerte es amor,
es
ausencia
y
el poeta lo sabe....
Micaela
Víctor Manuel
Cárdenas
*
Aquí
estoy,
celebrando tus primeros cien años.
Una
tarde de agosto,
con el azul de las hortensias,
confesaste
al punto de una lágrima:
Dios se olvidó de mi.
Olvidada del oído y del odio,
no escuchaste
mi respuesta:
No es asunto de Dios,
es tu constante
primavera…
Sonrió,
agradeció con besos la visita
y nos regaló las galletas que le regalamos
hacía
treinta minutos:
Las hice ayer por la tarde,
ojalá les gusten.
*
De niña de pueblo,
hija de la tierra,
subió ágil
a joven de componendas.
No fraguaron las negociaciones
de la hija ojozaul
con el hacendado de enfrente.
Llegó la Revolución con sus armas
y se ocultó
debajo de la cama.
Sus once años se pierden
en batallas interiores,
en noches de espanto
donde nadie sabe
el cuándo ni el porqué.
En esos días
las sábanas eran remanso
pero las sábanas no llegaron
por esos días.
Fue al río
y escuchó las campanas de Gabriel
como quien la llamaba a misa.
La hizo feliz.
No se niega
a celebrar la victoria.
*
Después de la ceremonia
con los debidos respetos
a San Miguel y a Santa Micaela,
en
salones y terrazas
abre la fiesta.
Regalos,
botanas,
carnitas,
carnes asadas y moles;
cerveza,
botellas,
mariachi…
Tres horas después
de tantos abrazos
Micaela
regresa a su habitación;
pide que la dejen sola;
sube
un poco los pies
en la piecera del sillón;
toma su tejido,
enfila el gancho
y tararea
Solamente una vez…
Se queda dormida
mientras gritos,
guacos
y tamborazos
invaden las calles de Comala.
Una camisetita
le rueda entre la piernas.
Nadie escucha el
clinc
clinc
del gancho
al resonar en el piso.
*
Señora de la Noche: protege a Micaela de la soledad que desconoce; que por
su sombra no crucen más los ríos funestos de la revolución, el eclipse de los
templos cerrados, las furias del secuestro de su hijo. De sus muertos ella se
permite depositarlos aquí y allá, en la habitación de sus entrañas. Tú vigila,
por favor, dale la gracia de no padecer el infierno que hemos construido y
habitamos. Todos te lo pedimos, señora de la Noche: déjala soñar.
*
No vas a morir. Tu cuerpo de parota cada año florecerá en
la luz intensa de las primaveras. Déjame escuchar tu corazón de niña tierna,
deja que mis manos acaricien tu piel, tu rostro, tu pelo abierto y destrenzado;
deja que mis ojos dibujen el mar infinito de tus ojos: Soy Gabriel, Micaela: no
descanses en paz.
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