viernes, 14 de agosto de 2015

Un Zapotlense en avenida Lafayette

Jorge Mauricio Barajas




La popular Avenida Chapultepec en Guadalajara que va de norte a sur desde el monumento al Gral. Ignacio Zaragoza en su cruce con Av. México hasta el Monumento a La Madre Patria en su cruce con la avenida Niños Héroes, tuvo a principios del siglo 20, el aristocrático nombre de Avenida Lafayette.



La arteria debía su nombre a Gilberto Montier, Marqués de Lafayette, nacido en Auvernia, Francia en 1757. Lafayette  fue el primero en proponer una Declaración de los Derechos del Hombre, ayudó en la Guerra de Independencia de Estados Unidos y murió en París en 1834. En dicha avenida de la antigua Colonia Reforma, la aristocracia tapatía construyó casas y chalets proyectados y edificados por los mejores arquitectos que entonces se encontraban en la ciudad. Uno de los más representativos de estos cahalets fue el conocido como “Palacio Manzano”, su propietario, un abogado, médico homeópata y revolucionario nacido en Zapotlán el Grande.

Don José Manzano Briseño nació el 28 de diciembre de 1887, a las diez de la mañana, hijo de don José Manzano Ornelas y de doña Carmen Briseño, nieto de don José María Manzano, el acaudalado hacendado, inspiración para algunos del famoso personaje de Pedro Páramo de Juan Rulfo. Dueños de las haciendas de El Jazmín, San Nicolás y Santa Catarina, todas alrededor de Zapotlán. Don José María Manzano fue así mismo, nos refiere el Arquitecto Fernando G. Castolo, cronista de la ciudad, “mayordomo” de las fiestas patronales en honor a Señor San José en los años de 1844 y 1852, un título al que solo los muy adinerados podían aspirar en el Siglo 19. Por su parte Don José Manzano Ornelas fue Jefe Político de Zapotlán el Grande en los años de 1891, 1892 y 1894, su casa en la esquina norponiente de 1ero de Mayo, antigua calle de San Pedro y Negrete fue una de las más espaciosas y hermosas de la ciudad.

Don José Manzano Briseño obtuvo el título de abogado por la Universidad de Guadalajara y para 1911 se integra a la lucha revolucionaria a pesar de ser  hijo de hacendados. Forma un grupo junto con sus peones quienes se integran en 1914 a las tropas del  Gral. Manuel Macario Diéguez Lara, hombre de su confianza fue Jefe del Estado Mayor y Diputado al Congreso Constituyente que promulgó la Constitución de 1917, Jefe de Hacienda en Guadalajara durante el Gobierno del presidente Venustiano Carranza y Secretario General del Penal de Islas Marias.

Instalado en Guadalajara como abogado, mèdico homeopata y como parte del Gobierno encabezado por el Gral. Manuel M. Dieguez, el Coronel Manzano Briseño solicitó al arquitecto Enrique Choystri, la construcción de una casa en la esquina sur poniente de av. Lafayette y av de la Paz, el resultado fue el conocido y denominado Palacio Manzano, que no fue otro que un Chalet con torreones, en su artículo “Las casas tapatías con torreones” el Maestro en Planeación Urbana y Conservación Histórica, Jesús Manuel Najar Fierro describe los chalet tan de boga a inicios del Siglo 20 de la siguiente manera. “la arquitectura de los chalets era singular: planta asimétrica, servidumbres ajardinadas, y diferencias de altura. La imagen a evocar era la pintoresca naturaleza de un paisaje europeo con la verticalidad e individualidad del castillo obtenida con la diferenciación de espacios habitables hacia la fachada. Una de las formas de enfatizar los distintos usos en la casa fue por medio de torres que se asomaban por encima de las cubiertas, que proporcionaban nuevas vistas y nuevos alcances especiales a la casa tapatía.

Los torreones se plantearon como apéndices a la casa. En muchos casos, los torreones fueron el elemento dominante del diseño de la fachada. Su posición en la fachada fue asimétrica, en las orillas, especialmente si la casa estaba en esquina. Los torreones tuvieron a su vez ventanas, mirillas, óculos y ventilas, además de estar rematados por afilados chapiteles metálicos como las torres de una iglesia; o terminados en cornisas con almenas, a manera de atalaya. La función original del torreón fue meramente decorativa, pero en Guadalajara los torreones albergaron el espacio de las escaleras, o fueron pabellones abiertos a manera de mirador o belvedere, dando una oportunidad más de captar aire, luz y vistas largas de las llanuras del valle de Atemajac.”

Enrique Choystri Bori nació en Florencia en 1875, estudio en su ciudad natal las bases de la arquitectura y la estética, pasó a la Universidad Intercontinental de Washington en 1906 donde obtuvo el título de arquitecto, llegó a Guadalajara en 1909. De inmediato fue contratado por varias de las familias más pudientes de la ciudad para la construcción de sus casas. Al Coronel José Manzano Briseño le construyó su Chalet o Palacio Manzano, que a decir del Maestro Francisco Ayón Zester “ lo rodeó de un fuerte enverjado y levantó la finca dejándole un muro ataludado, que daba la impresión de ser inexpugnable...decoró las ventanas de doble arcada con artístico pabellón, cuyo diseño tanto agrado, que se le pedía que lo repitiera en cada una de sus nuevas construcciones. Remataba el imponente edificio del coronel Manzano, un minarete almenado que fue tan popular, que hasta se imprimió en tarjetas postales, que circulaban por todo el mundo.” En esa casa vivió el coronel con su familia.

El arquitecto Choistry sería el artífice de varias de las mejores casas de la ciudad de Guadalajara a inicios del Siglo 20, sobre la misma avenida Lafayette construiria el Chalet Teisser que después ocuparía el Coronel Ferreira , amigo del Coronel Manzano, el Chalet Nigg que despues seria conocida como Chalet Bell de la familia del famoso payaso Ricardo Bell y la casa para la familia Martinez Gallardo.

Tras la quiebra del Banco Francés de México en noviembre de 1922,  el Coronel Manzano pierde su propiedad, la cual posteriormente serìa vendida y demolida, actualmente ahí se levanta un edificio corporativo bancario, y se instala con los ahorros de su esposa la Sra. Eulalia Curiel en el Rancho Santa Eulalia en el hoy municipio de Zapopan, donde moriría en 1972, la propiedad fraccionada y vendida por los herederos del coronel y se convirtió en  la Colonia Constitución y el casco de la casa grande aún podía verse a inicios de los ochentas a un costado del popular Mercado Bola. Las calles de esa colonia llevan el nombre del Coronel y de algunos de sus compañeros de armas. Zapotlán el Grande tiene una deuda con este hombre que sirviò en la   Revoclución, sirva este texto para dar a conocer parte de su vida.









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