Jorge Mauricio Barajas
La popular Avenida Chapultepec en
Guadalajara que va de norte a sur desde el monumento al Gral. Ignacio Zaragoza
en su cruce con Av. México hasta el Monumento a La Madre Patria en su cruce con
la avenida Niños Héroes, tuvo a principios del siglo 20, el aristocrático
nombre de Avenida Lafayette.
La arteria debía su nombre a
Gilberto Montier, Marqués de Lafayette, nacido en Auvernia, Francia en 1757.
Lafayette fue el primero en proponer una
Declaración de los Derechos del Hombre, ayudó en la Guerra de Independencia de
Estados Unidos y murió en París en 1834. En dicha avenida de la antigua Colonia
Reforma, la aristocracia tapatía construyó casas y chalets proyectados y
edificados por los mejores arquitectos que entonces se encontraban en la
ciudad. Uno de los más representativos de estos cahalets fue el conocido como
“Palacio Manzano”, su propietario, un abogado, médico homeópata y
revolucionario nacido en Zapotlán el Grande.
Don José Manzano Briseño nació el
28 de diciembre de 1887, a las diez de la mañana, hijo de don José Manzano
Ornelas y de doña Carmen Briseño, nieto de don José María Manzano, el
acaudalado hacendado, inspiración para algunos del famoso personaje de Pedro
Páramo de Juan Rulfo. Dueños de las haciendas de El Jazmín, San Nicolás y Santa
Catarina, todas alrededor de Zapotlán. Don José María Manzano fue así mismo,
nos refiere el Arquitecto Fernando G. Castolo, cronista de la ciudad,
“mayordomo” de las fiestas patronales en honor a Señor San José en los años de
1844 y 1852, un título al que solo los muy adinerados podían aspirar en el
Siglo 19. Por su parte Don José Manzano Ornelas fue Jefe Político de Zapotlán
el Grande en los años de 1891, 1892 y 1894, su casa en la esquina norponiente
de 1ero de Mayo, antigua calle de San Pedro y Negrete fue una de las más
espaciosas y hermosas de la ciudad.
Don José Manzano Briseño obtuvo
el título de abogado por la Universidad de Guadalajara y para 1911 se integra a
la lucha revolucionaria a pesar de ser
hijo de hacendados. Forma un grupo junto con sus peones quienes se
integran en 1914 a las tropas del Gral.
Manuel Macario Diéguez Lara, hombre de su confianza fue Jefe del Estado Mayor y
Diputado al Congreso Constituyente que promulgó la Constitución de 1917, Jefe
de Hacienda en Guadalajara durante el Gobierno del presidente Venustiano
Carranza y Secretario General del Penal de Islas Marias.
Instalado en Guadalajara como
abogado, mèdico homeopata y como parte del Gobierno encabezado por el Gral.
Manuel M. Dieguez, el Coronel Manzano Briseño solicitó al arquitecto Enrique
Choystri, la construcción de una casa en la esquina sur poniente de av.
Lafayette y av de la Paz, el resultado fue el conocido y denominado Palacio
Manzano, que no fue otro que un Chalet con torreones, en su artículo “Las casas
tapatías con torreones” el Maestro en Planeación Urbana y Conservación
Histórica, Jesús Manuel Najar Fierro describe los chalet tan de boga a inicios
del Siglo 20 de la siguiente manera. “la arquitectura de los chalets era singular:
planta asimétrica, servidumbres ajardinadas, y diferencias de altura. La imagen
a evocar era la pintoresca naturaleza de un paisaje europeo con la verticalidad
e individualidad del castillo obtenida con la diferenciación de espacios
habitables hacia la fachada. Una de las formas de enfatizar los distintos usos
en la casa fue por medio de torres que se asomaban por encima de las cubiertas,
que proporcionaban nuevas vistas y nuevos alcances especiales a la casa
tapatía.
Los torreones se plantearon como apéndices
a la casa. En muchos casos, los torreones fueron el elemento dominante del
diseño de la fachada. Su posición en la fachada fue asimétrica, en las orillas,
especialmente si la casa estaba en esquina. Los torreones tuvieron a su vez
ventanas, mirillas, óculos y ventilas, además de estar rematados por afilados
chapiteles metálicos como las torres de una iglesia; o terminados en cornisas
con almenas, a manera de atalaya. La función original del torreón fue meramente
decorativa, pero en Guadalajara los torreones albergaron el espacio de las
escaleras, o fueron pabellones abiertos a manera de mirador o belvedere, dando
una oportunidad más de captar aire, luz y vistas largas de las llanuras del
valle de Atemajac.”
Enrique Choystri Bori nació en
Florencia en 1875, estudio en su ciudad natal las bases de la arquitectura y la
estética, pasó a la Universidad Intercontinental de Washington en 1906 donde
obtuvo el título de arquitecto, llegó a Guadalajara en 1909. De inmediato fue
contratado por varias de las familias más pudientes de la ciudad para la
construcción de sus casas. Al Coronel José Manzano Briseño le construyó su
Chalet o Palacio Manzano, que a decir del Maestro Francisco Ayón Zester “ lo
rodeó de un fuerte enverjado y levantó la finca dejándole un muro ataludado,
que daba la impresión de ser inexpugnable...decoró las ventanas de doble arcada
con artístico pabellón, cuyo diseño tanto agrado, que se le pedía que lo
repitiera en cada una de sus nuevas construcciones. Remataba el imponente
edificio del coronel Manzano, un minarete almenado que fue tan popular, que
hasta se imprimió en tarjetas postales, que circulaban por todo el mundo.” En
esa casa vivió el coronel con su familia.
El arquitecto Choistry sería el
artífice de varias de las mejores casas de la ciudad de Guadalajara a inicios
del Siglo 20, sobre la misma avenida Lafayette construiria el Chalet Teisser
que después ocuparía el Coronel Ferreira , amigo del Coronel Manzano, el Chalet
Nigg que despues seria conocida como Chalet Bell de la familia del famoso
payaso Ricardo Bell y la casa para la familia Martinez Gallardo.
Tras la quiebra del Banco Francés
de México en noviembre de 1922, el
Coronel Manzano pierde su propiedad, la cual posteriormente serìa vendida y
demolida, actualmente ahí se levanta un edificio corporativo bancario, y se
instala con los ahorros de su esposa la Sra. Eulalia Curiel en el Rancho Santa
Eulalia en el hoy municipio de Zapopan, donde moriría en 1972, la propiedad
fraccionada y vendida por los herederos del coronel y se convirtió en la Colonia Constitución y el casco de la casa
grande aún podía verse a inicios de los ochentas a un costado del popular
Mercado Bola. Las calles de esa colonia llevan el nombre del Coronel y de
algunos de sus compañeros de armas. Zapotlán el Grande tiene una deuda con este
hombre que sirviò en la Revoclución,
sirva este texto para dar a conocer parte de su vida.
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