Milton Iván Peralta
Foto: Paco Rodríguez. |
El lunes 21 de septiembre la cultura se puso de moda.
Los políticos sacaron sus trajes y subieron a su Facebook la frase más trillada de Arreola, la retuitearon miles de
veces, me queda claro, era la única que sabían. En sus discursos confundieron la
identidad con la cultura. Tomaron todo lo que olía a Arreola como fondo para
sus selfies.
Nada abona las selfies
de la presidenta interina y sus regidores, sobre todo cuando se nota que nunca
lo han leído -nada más tres de ellos me consta que lo han hecho. Llevar los
restos de Juan José Arreola a la rotonda es un acto innegable de justicia. El protocolo,
pero sobre todo "La Feria" creada alrededor es lo que se critica. Los
discursos de los políticos demuestran la falta de conocimiento, el acarreo de
estudiantes por parte del rector parece más del quedar bien con sus jefes que
promover una figura importante para las letras mexicanas. Una actividad de
admiración y respeto, fue más bien una foto para el Face y otra para la portada del diario del día siguiente. La distinción
para Arreola me deja con una sonrisa a medio construir. Dónde queda lo que
encumbró al maestro a este gran honor: su obra.
El mayor homenaje para cualquier escritor es muy
simple, pero difícil de entender para los de traje: leerlo, jugar y recrear su
obra, investigar y explicarlo. Hoy el coloquio Arreolino quedó a un lado, la inauguración
sirve para la foto y decir que son administraciones sensibles, "letras es
la niña de nuestros ojos", poses y las demás actividades se quedan a un
lado, salas semi vacías, pocos son los que gustan de la obra del maestro. Si
quieren las altas cúpulas homenajear al autor de Varia Invención y que no sea
una actividad que quedará olvidada la próxima semana y, para que su nombre sea desempolvado
cada año, se necesitan proyectos. Me quedo más con las publicaciones hechas en
honor al maestro, “La gaceta literaria” de Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar, o
el especial de Arreola de “La Jirafa”, el montaje de “Arreola. Bestias y
prodigios”, las charlas del coloquio, esas que nadie cubre, a las que ellos no
van. Este es un buen momento para apoyar los proyectos para difundir la obra
del autor de Confabulario, conozco
una tesis sobre Arreola y el teatro, una obra de teatro a medio montar, guiones
para cortometrajes, ¿dónde quedaron todas esas ideas? Donde va a parar todo lo
que entra al aparato burocrático: en el fondo de un escritorio.
El mayor homenaje para Juan José Arreola es leerlo,
jugar con su obra, recrearla y no en su foto vendido como suvenir de temporada.
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