Julio C. Espíritu
Poema ganador de los Juegos Florales Zapotlán 2015.
Me sacaron los
ojos para no verte,
pero no se
llevaron mi sangre que se entregaba inmensa a la lluvia,
al recuerdo,
a los días en que hicimos de esta tierra un verde bosque de nostalgias,
un transparente rito de mirarnos claros,
sueltos,
persiguiendo las
mañanas,
los camiones del
supermercado,
la ternura de las
muchachas que fumaban hierba en los jardines de la nada.
Me torturaron
por quererte, Vida,
por llamarte las
veinticuatro horas,
por lamerte las
pantorrillas y desmaquillarte los cachetes.
Me arrancaron
una oreja,
un diente,
un pedazo de la cola,
pero nunca me
quitaron estas ganas de lanzarme por los cielos y buscarte,
besarte el vientre,
Chata,
besarte el cuerpo,
entero el corazón.
Me dieron de
patadas el día que asesinaron a un chiquillo,
a un niño que despertó junto al ocaso para caer rendido y desmembrado
bajo la lluvia,
le arrancaron su
grito y su rabia,
le desollaron el
alma,
los sueños,
la esperanza,
me lanzaron su
piel sincera para alimentar mi soledad,
mi pena.
Me tenían
amarrado, Chata,
abrazado a tu memoria,
con una pierna
rota y el hocico sangrando de poesía,
el hocico
hinchado de llamarte,
nombrarte mientras
chateabas tú ligera entre la calma,
con otro Chucho
pegado en la pantorrilla,
con otro Chucho
jadeando la ternura, alegrándote los días.
Me quemaron la
lengua y me soltaron ciego, mudo en el vacío,
me lanzaron
piedras,
palos,
hasta que
soltaron también las balas,
pero no me
dieron, Chata,
no le atinaron a mi pecho hambriento, a
mi risa,
y aquí viajo
renqueando tu recuerdo.
¿Tendrás el agua
tibia cuando llegue?
¿el alma tibia?
¿Me secarás las
piernas, Vida,
el rostro?
¿Tendrás la voz
como remedio?
¿la música?
¿Me vestirás con
tus manos de caricias?
¿Me reconocerán
tus ojos, Chata,
tu corazón?
No hay comentarios:
Publicar un comentario