martes, 20 de octubre de 2015

El espíritu de los Juegos Florales de Zapotlán

Ricardo Sigala


Es muy frecuente encontrar en los libros que hablan de Juan José Arreola en particular o de la cultura zapotlense en general referencias ocasionales o directas a los Juegos Florales de Zapotlán el Grande. Desde la década de los años cuarenta nos encontramos con escritores que le dan renombre al certamen: El propio Juan José Arreola, Roberto Espinoza Guzmán, Virginia Arreola, Félix Torres Milanés que en su momento lo ganaron; también se habla de la calidad de sus jurados y de que en sus inicios se contó incluso con la participación de poetas de la talla de Carlos Pellicer.



En nuestros días los Juegos Florales de Zapotlán el Grande siguen vigentes a pesar de que en lo que se refiere a la organización en ocasiones han titubeado considerablemente: convocatorias tardías y con poca vigencia, disminución en el premio económico, poca importancia dada a las ceremonias de premiación y en ocasiones hasta la amenaza de no ser convocados. Afortunadamente el concurso de poesía más importante de la región se ha mantenido y ha dado buenos frutos, ha cumplido con la función de contribuir a la preservación de nuestra identidad literaria, ha promovido la obra poética naciente y ha estimulado las trayectorias de nuevos escritores. En el caso de los Juegos Florales de Zapotlán nos encontramos que más allá de los tradicionales nombres de nuestras letras, se  han ido alzando nuevas generaciones de escritores que ya conforman prolongadas carreras como el caso de Alfredo Cortés y Martín Adalberto Sánchez Huerta; y entre los más jóvenes que están en proceso de construir sus trayectorias y que han dado muestras de talento y dedicación, entre los cuales se encuentran Lizeth Sevilla, Edgar Chávez y Alejandro von Düben, entre otros.

El pasado 6 de octubre se reunió el jurado calificador de los Juegos Florales de Zapotlán 2015, que estuvo constituido por los poetas Edgar Chávez y Alejandro von-Düben, ganadores de las dos ediciones anteriores, y Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar, autor de una biografía de Guillermo Jiménez. En su deliberación decidieron otorgar el premio a Julio César Espíritu por su poema “Me sacaron los ojos para no verte”, del cual destacaron “la originalidad en sus imágenes y sus recursos poéticos, su humor y el ritmo que sostiene”. El poema muestra una de las rutas de exploración que ha iniciado el poeta, el problema de la violencia y el desencanto que agobia nuestros días, una poesía de corte social sin dejar de lado el tono intimista. Julio César Espíritu ha realizado una búsqueda poética más allá de su formación académica, es licenciado en Letras Hispánicas por el CUSur, pues ha ahondado de forma personal en la obra de autores como Juan Gelman, Antonio Gamoneda y Gonzalo Rojas, sólo por mencionar unos pocos; también ha contribuido en su búsqueda su experiencia como compositor y cantante de la banda de rock Madre Serpiente.  En 2013 Espíritu ya había recibido  una mención especial en los XII Juegos Florales del Cupatitzio organizados en Uruapan, Michoacán. Y el año pasado textos suyos fueron incluidos en el libro El viento y las palabras (Renovación poética de Jalisco), y este año tres de sus poemas aparecen en el libro colectivo La tierra en que andamos (Letras en resistencia).

El jurado del concurso decidió entregar dos menciones honoríficas que correspondieron a Ángel Aurelio del Toro por “Breve lapso de escritura (o presente de indicativo)” y a Paulina Velázquez por su poema titulado “Vientre rocoso”. Ambos, son estudiantes de Letras Hispánicas del CUSur, ambos  forman parte del taller literario Los náufragos de la palabra, ambos han aparecido con frecuencia en las ternas de ganadores y menciones honoríficas de los concursos literarios de la región en los últimos años, lo que habla de la calidad de su obra y de su constancia en el trabajo creativo.

En esta ocasión los poemas ganadores de los Juegos Florales de Zapotlán el Grande destilan un tono particular, una escritura para nada afectada, portadores de una expresión fuerte  y conscientes de la dura realidad; se trata de poemas escritos por una generación que ha visto al país hundirse en una prolongada crisis laboral, de violencia, de desapariciones, de corrupción y de impunidad, y especialmente de dirigentes que se solazan en su ignorancia y prepotencia. Las nuevas generaciones están escribiendo la poesía que su espíritu y su inteligencia les dicta.

La convocatoria anuncia que la premiación se realizará el martes de 20 de octubre en las instalaciones de la Casa de la Cultura, esperamos que en esta ocasión la ceremonia vaya más allá del protocolo y le dé importancia a la literatura, y que los autores puedan leer sus poemas en público.


No hay comentarios:

Publicar un comentario